Todo rey, reina, presidente, presidenta que se respete, tiene que contar con un escudero, consejero, asesor o eminencia gris. Los hay para todos los gustos y ocasiones: Carlos IV y la reina María Luisa tuvieron, como válido a Manuel Godoy, que fue odiado por el pueblo y los llevó al despeñadero en la entrevista de Bayona; se puede decir que fue, gracias a Godoy que América Latina se independizó en 1810; claro que esta es una paradoja, evidentemente. El padre José era llamado la eminencia gris de las monarquías absolutas francesas. El orador Honoré-Gabriel Mirabeau sostenía que se habría podido evitar el costo de la Revolución Francesa si Luis XVI hubiera escuchado sus consejos, pero como Mirabeau tenía muy mala fama , nadie lo escuchaba.
En Chilito lindo han existido varios consejeros: el guatón Correa, conde de Ovalle, se lució como estratega durante el gobierno de Patricio Aylwin, además, era muy amigo del general Ballerino, lo que le valió el reconocimiento del general Augusto Pinochet, quien sostuvo que si lo hubiera conocido antes lo habría nombrado ministro durante su mandato. Eduardo Frei Ruiz-Tagle no tuvo sólo un consejero, sino que un círculo de hierro. El profesor Ricardo Lagos contó con el apoyo del poderoso Tobi Insulza. En el pasado reciente, Ramón Barros Luco contó con el apoyo de “Portalito”, Manuel Rivas Vicuña. Pedro Montt tuvo como válido al amante de su mujer, Guillermo Rivera. Arturo Alessandri tuvo la funesta camarilla, en la cual destacaba Armando Jaramillo. Así, no hay mandatario sin un válido consejero o asesor.
Camilo Escalona se ha ganado, con esfuerzo, este cargo: es el hombre que resuelve entuertos, capaz de olvidar sus ideales izquierdistas de antaño para seguir a la ex Presidenta candidata en cada uno de sus deseos e, incluso, caprichos. A veces mete la pata, de tratar a los empresarios de “chupasangre”, ahora es su mejor defensor.
Es posible que algunas veces, en la intimidad de su hogar, Camilo recuerde su vida de revolucionario jacobino y nuevo izquierdista, pero rápidamente tiene que volver a su nuevo papel de “estadista”, como lo catalogara un comentarista político.
A Camilo Escalona lo desesperan los diputados llamados “díscolos”; no es que sea beato, incluso se declara agnóstico, por qué no ateo, pero no está dispuesto, por ningún motivo, a aceptar que sus camaradas del parlamento presenten proyectos de ley sobre la eutanasia y despenalización del aborto, entre otros. Lo único que importa es la alianza con la Democracia Cristiana: hay que darles el oro y el moro, que se apropien de toda la administración pública – qué importa – que nos escupan en la cara, les daremos la otra mejilla. ¿Si Enrique IV fue capaz de soportar, por apropiarse de París, una aburrida misa, por qué no yo?
En el partido Socialista se aceptan fracciones organizadas, disciplinadas, versallescas, pero jamás esta desastrosa montonera, según él, de diputados díscolos, que no respetan a Michelle. El Partido Socialista puede ser una federación de fracciones, pero enmarcadas en dos mandamientos básicos: amar a Michelle sobre todas las cosas y al pituto como a sí mismo.
Imitando al fatuo su enemigo LAGOS se negó ir a primarias en la región de los lagos . Acusa a los socialistas de los peores fraudes electorales y después acepta muy suelto de cuerpo ser candidato a senador por Bio Bio costa. Es el mejor retrato del estadista al peo que produce nuestra miserable casta en el poder.
Parodiando a Vicuña Fuentes, los Girardi. Los Escalonas, los Frei. Los Alvear, los Tironi, los Correa, que el diablo se los lleve. Son tribu de Judá en versión 2,0.
RAFAEL LUIS GUMUCIO RIVAS 12 07 2013