Las manifestaciones callejeras en Brasil perdieron hoy intensidad respecto a las movilizaciones registradas el jueves y el viernes –con cientos de miles en las calles–, pero centraron su blanco de críticas en un tema: ¿Mundial para quién…?
El ataque a un autobús de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) había sido en casi dos semanas de protestas la más evidente acción contra el organismo, cuando fue apedreado el jueves en Salvador de Bahía, cerca del estadio Fonte Nova, antes del partido Uruguay-Nigeria.
Pero este sábado, los carteles de manifestantes congregados en Belo Horizonte, estado de Minas Gerais, durante el partido entre México y Japón, llevaban lemas como ¡Fuera FIFA!, ¿Mundial para quién…?
Los escenarios
Unas 70 mil personas marcharon en las inmediaciones del estadio de esta que es la tercera ciudad de Brasil, después de Sao Paulo y Río de Janeiro.
Los manifestantes intentaron llegar hasta el coso, pero la policía impidió el acceso y se suscitaron algunos choques con los uniformados, que una vez más lanzaron gas lacrimógeno contra los críticos de los gastos del gobierno en la organización de la Copa Confederaciones –en curso– y del Mundial de 2014.
También en Salvador de Bahía, en el noreste y donde radica parte de la población más pobre de esta nación sudamericana, unas 12 mil personas caminaron por algunas de las principales calles de la localidad, y lograron aproximarse al estadio Fonte Nova, donde se celebraba en esos momentos el cotejo Brasil-Italia.
Esta movilización terminó igualmente cuando se desató un enfrentamiento entre uniformados y unos 500 jóvenes, que fueron repelidos con gas pimienta.
La policía reportó la detención de dos jóvenes que portaban bombas molotov durante la marcha. Dentro del estadio, agentes de seguridad decomisaron algunos carteles. No es contra la selección, es contra la corrupción, rezaba uno. Otro apuntaba: Estamos en la calle para cambiar Brasil.
En sus pancartas, los jóvenes han mostrado dibujos en los que se caricaturiza a los dirigentes de las organizaciones deportivas y a empresarios sentados en grandes bolsas de dinero.
Estamos contra el Mundial porque oculta los problemas del país, dijo uno de los manifestantes en Belo Horizonte.
En Río de Janeiro, el movimiento Río da Paz plantó el sábado decenas de balones de futbol en la turística playa de Copacabana, marcados con cruces.
Su demanda única fue que los brasileños dispongan de educación y salud pública al nivel de los patrones de la FIFA.
La FIFA se pronunció este sábado sobre las declaraciones hechas el viernes por la presidenta Dilma Rousseff, quien garantizó seguridad durante los días que restan del torneo y en el Mundial del año próximo.
Hemos recibido bien el discurso de la presidenta Rousseff a la nación y reafirmamos nuestra colaboración con el gobierno para lograr una Copa Confederaciones y un mundial en condiciones seguras y exitosas para que todos los aficionados del futbol puedan disfrutar, afirmó el vocero de la FIFA, Pekka Odriozola.
Para ahuyentar cualquier temor de la FIFA sobre la capacidad de Brasil para organizar torneos en paz, Rousseff dijo que ni el gobierno ni la sociedad aceptarán actos violentos de una minoría violenta y autoritaria.
No podemos convivir con una violencia que avergüenza a Brasil; con equilibrio y serenidad, pero también con firmeza, garantizaremos los derechos y la libertad, dijo la mandataria al romper el silencio sobre las movilizaciones que sorpresivamente emergieron en Sao Paulo, contra el aumento a tarifas de autobuses, y que luego se convirtieron en demandas sociales más amplias, relativas a la educación, la salud y la corrupción.
Las protestas coinciden con dos años de bajo crecimiento económico y un constante aumento de la inflación que, aunque merma la capacidad de compra de los brasileños, aún está lejos de los niveles registrados en la década de 1980, con incrementos incontenibles en los precios.
Según una encuesta publicada hoy por la revista Época, 75 por ciento de los brasileños apoyan las multitudinarias manifestaciones contra los gastos del Mundial de 2014.
Apenas 6 por ciento de los encuestados dijo haber participado en las marchas, pero 35 por ciento se declaró dispuesto a expresarse en la vía pública.
Aunque las protestas en Belo Horizonte y Salvador de Bahía reforzaron hoy sus críticas a la FIFA y la celebración del mundial, en detrimento del gasto público orientado a las políticas sociales, en Río de Janeiro y en Sao Paulo hubo manifestaciones vinculadas a otros temas, algunos de mayor énfasis local.
Unas 35 mil personas se reunieron en las cercanías del Ministerio Público (fiscalía) de Sao Paulo para protestar contra un proyecto de ley con el que se limitaría el poder de investigación de la fiscalía, lo que repercutiría negativamente en los casos de corrupción y facilitaría la impunidad.
En Río de Janeiro, cerca de una cárcel conocida como Bangú, unas 500 personas se manifestaron, pero la protesta concluyó con vandalismo y saqueo de tiendas. En esa ciudad, pero en la zona donde viven los más ricos, Leblon, unas 40 personas establecieron un campamento frente a la residencia oficial del gobernador del estado, Sergio Cabral, para protestar durante tres días contra la corrupción local.