Diciembre 4, 2024

¡Qué momios están los momios!

En Chile tenemos la derecha más reaccionaria. Luego de una visita a Chile de una delegación del Partido Nacionalista francés, de Le Pen, los delegados galos le presentaron sus quejas a su embajador en este país diciéndole que cómo se atrevía a presentarles a políticos tan trogloditas que, incluso, rechazaban el aborto terapéutico. A veces, la derecha aparenta ser amiga del “cambio” y, cuando lo hace, le da buenos dividendos; gracias a esta idea Lavín casi empató con Lagos, en 1999, y Piñera pudo triunfar, en la segunda vuelta, en 2010, y, en su afán de camuflarse como progresistas, llegaron a plantear una “nueva derecha”.

 

En estos días los momios han vuelto a ser más momios que nunca: el candidato de la UDI, Pablo Longueira, repite una de las más brutales ideas de la ultraderecha mundial – hoy postulada, fundamentalmente, por el neo-nazismo, que se desarrolla en Grecia, en España, en Inglaterra, en Francia y casi toda Europa -. El nacionalismo es la mejor expresión, no sólo del fascismo-nazismo, sino también del integrismo católico, que viene de pensadores como Gobineau, Demestre, Spengler y de muchos otros. Longueira sostiene, nada menos que los emigrantes le quitan puestos de trabajo a los chilenos, lo cual es un soberano despropósito pues, precisamente, lo que falta en Chile es una inmigración rica y plural que dé lugar a un multiculturalismo.

 

El ministro del Interior, Andrés Chadwick, ha avalado la brutal invasión de fuerzas especiales de carabineros a la Universidad de Chile, que se convierte en un acto propio de un gobierno nazi: cuando se atropella la autonomía universitaria, se destruye la libertad de crítica, la investigación y la búsqueda de la verdad, valores un poco olvidados, pues muchas de las universidades que lucran se han transformado en “panaderías” más que en instituciones consagradas al diálogo, la creatividad y el razonamiento lógico. Es triste reconocer que muchas casas de estudios superiores semejan a un convento de señoritas y no a una universidad.

 

Andrés Allamand, por su parte, se lanza contra una propuesta de aumento impositivo de un 20% a un 23% , de la candidata Bachelet; cualquier aumento de tributos para la derecha neoliberal es mucho más grave que acostarse con la mamá, por ejemplo. Según el candidato de RN, aumentar apenas un 3% al impuesto de primera categoría terminaría destruyendo la economía nacional. ¡Cómo una persona que se pretende gran político desde los 16 años puede los tener tamaña irracionalidad!; los mismos empresarios que Pagan impuestos en Chile, en sus filiales en Colombia lo hacen por un 26%, y en Perú algo similar. Para qué hablar de países desarrollados como Estados Unidos y Canadá, que tributan más de un 30%.

 

La última reaccionaria que ha aparecido en escena, durante los últimos días, es la “fierecilla indomable”, Evelyn Matthei, que pretende ser una especie de Juana de Arco – una pobre campesina francesa que recibía visiones de la Virgen, al igual que el travesti de Peñablanca, en Villa Alemana; nadie ha merecido mejor la hoguera que esta tontita, hecha santa, en virtud de haber asesinado a muchos soldados -. Es sabido que Juana de Arco es la heroína de la ultraderecha francesa y fue muy admirada durante la República de Vichy y los nacionalistas le rinden homenaje hasta hoy.

 

Nuestra fierecilla explica su ira a causa de la indignación que le provoca el hecho de que unos degenerados – sans culote – hayan acusado constitucionalmente a un santo sabio, como el ministro Harald Beyer, como también el que exista una ley que reconozca el abuso de las cuatro ramas de las fuerzas armadas en contra de tantos chilenos, por el sólo hecho de haber pensado distinto a la derecha pinochetista.

 

Estos momios y bien momios saben muy bien que van a perder y que, para sobrevivir, tiene que tratar de aglutinar a la escoria fascista de la sociedad chilena.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

17/06/2013

 

 

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