Diciembre 7, 2024

“Religión, patria y redención del proletariado” según Pablo Longueira

Longueira tiene la valentía de declararse católico que, según el último censo, es la religión de la mayoría de los chilenos; su modelo de vida lo constituye el santo Josè maría Escrivá de Balaguer, un inquisidor español, amigo del tirano Francisco Franco, y formador de verdugos que torturan a los rojos; dentro de otras actividades, fundó una secta llamada el Opus Dei, que agrupa a empresarios y académicos apitutados de las universidades pontificias.

El poeta alemán Rilke sostenía en sus Historias del buen Dios que cada persona construye su propia deidad, basada en sus sueños y esperanzas. La religión de san Joaquín Lavín es rigurosa y no transa en los temas morales: jamás podría aceptar el matrimonio homosexual, – Jehová lo condenó en Sodoma y Gomorra- menos que puedan adoptar hijos, sólo puede concederse que formen sociedades para efectos de herencia, siempre el dinero, nunca el amor. Nada de pastillas del día después o del día antes, nada de condones, nada de dispositivos intrauterinos, sólo abstinencia, coitos interrumpidos, -que te dejan más tiritón que loro sobre un alambre- o el solitario goce onanístico que, según me decían los curas, podrían aparecer pelos verdes en las palmas de las manos. Como la derecha practica el doble estándar..

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Según Carlos Marx, en su tesis doctoral, Diferencia de filosofía en Demócrito y Epicuro, al comparar a Plutarco con Epicuro demuestra que el primero tiene una concepción teológica de la historia; el segundo, tuvo el valor de desafiar a los dioses. Sin embargo, voy a tomar las Vidas paralelas, para efectuar algunas comparaciones, un poco tiradas de las mechas, entre José Antonio Primo de Rivera, fundador de la fascista falange española, fusilado en Alcalá, el 20 de noviembre de 1936, con nuestro arcángel Joaquín Lavín. El primero fue hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, que gobernó con mano de hierro a España, hasta poco antes de 1931, fecha de la caída de la monarquía, ante una derrota en las elecciones municipales. José Antonio se dedicó, en su corta vida política, a defender la honra del gobierno de su padre; Pablo Longeira se dio a conocer como apologista, hijo putativo de Augusto José Ramón Pinochet y discípulo entrañable de Jaime Guzmán, gestor de los amarres constitucionales. Longeira , después del caso Riggs, abandonó a su mentor, intentando volar solo.

 

El derrumbe de la Bolsa de Nueva York, en 1929, arrastró consigo a los sistemas parlamentarios: ya nadie creía en el capitalismo liberal: la iglesia, en la Encíclica de Pío XI, Cuadragesimo anno, propone una sociedad corporativa; el mundo es disputado entre dos dictaduras –la estalinista o el nazismo fascista- . El falangismo de José Antonio Primo de Rivera era fanáticamente religioso y, en defensa de la unidad de España contra el regionalismo Catalán, Vasco y Gallego, y tal como su papá, le guiñaba el ojo a Benito Mussolini . Los falangistas españoles vestían la camisa azul del operario de fábrica y su himno era “cara al sol con la camisa azul”, nada de lucha de clases, sino que religión, patria y redención del proletariado, claro, llevada a cabo por los señoritos Falangistas.

 

 

 

La UDI sueña con ser algo parecido a la Falange, en una versión autoritaria: estos niños del Corazón de Jesús aparecen siempre muy ordenados para la revisión del padre superior. Les encanta hablar de “cruzada liberadora;” les falta el salto del cóndor sobre el capitalismo y comunismo, como es el caso de Longueira a quien le ha bajado una de esas crisis místicas y parece que quiere dejar su rica casa, en el barrio alto, para ir a vivir en las poblaciones de la zona sur; como buen populista de derecha, este “personaje”cuenta chistes sin ningún garabato, ni doble sentido; toma, feliz, el jugo de naranja lleno de moscas, producto de la marginalidad y de los 30 grados de calor, y abraza y baila con las pobladoras. ¿Cómo no había descubierto antes que la gente pobre es mucho más entretenida que los ricachones? . Por qué no imitamos a la Falange nacional y hacemos una marcha de “la patria pobre”, aprovechando la bella geografía chilena; qué cuesta becar a estos rotitos para que estudien en mi Universidad del Desarrollo? Por qué no hacemos, como en la candidatura de Frei Montalva, en 1964, y enviamos a nuestras señoras a tomar tecito con las Domitilas poblacionales? Lo que pasa es que la UDI, por mucho que reniegue, jamás dejará de ser un apéndice del dictador y los falangistas nacieron de la lucha contra la tiranía de Ibáñez.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

31 05 2013

 

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