“Los estudiantes y las familias chilenas sabemos que los problemas en la educación no nacen con este gobierno. Pero también sabemos que esta administración ha tenido tremendas oportunidades para introducir transformaciones profundas al modelo que tanto nos ha endeudado, segregado y maleducado”, es la frase inicial de una carta que dejó esta mañana una delegación de la CONFECH en La Moneda.
En la misiva, los estudiantes dejan bien en claro que que “las movilizaciones de los últimos años han significado una señal que ha puesto sobre la mesa las grandes contradicciones y malestares que genera una educación entendida como un bien de consumo y no un derecho”.
Mientras miles de chilenos claman por cambios de fondo, dice la carta, “su gobierno ha insistido en parchar un sistema de becas y créditos que ha demostrado reiteradamente su fracaso, fallando en los últimos años en tiempos de entrega (becas JUNAEB), pérdidas repentinas (la famosa requintilización), cambios arbitrarios en las reglas del juego (becas CONICYT), o en cobertura (como las publicitadas rebajas al CAE o los Créditos CORFO)”.
“Se insiste en un proyecto de Superintendencia que blanquea y legaliza el lucro en lugar de prohibirlo, mientras la educación pública sólo retrocede, pues cada vez son más los fondos que no reconocen el rol especial que juega en la sociedad. Y a todo esto se suma un ajuste tributario que ataca de frente a la educación pública, subsidiando el gasto privado en educación de las familias más ricas”.
“La cuenta pública del último 21 de mayo representaba una valiosa oportunidad para que su gobierno diese un giro, y se abriera a escuchar las demandas que la mayoría de Chile ha planteado y hecho propias. Sin embargo, usted decidió desaprovecharla, limitándose a una mera repetición de los proyectos ya ejecutados o presentados, y reiterando la falacia del carácter regresivo de la educación pública, manteniendo a los estudiantes chilenos condenados a situaciones como la requintilización o la estafa de los Créditos CORFO, únicamente por un gusto ideológico”.
De cierta manera, junto con darle un portazo al gobierno y sus políticas, la organización también entrega una señal a los próximos gobiernos. “En definitiva, el 21 de mayo asistimos a la constatación final y definitiva de que las demandas que el movimiento social ha puesto sobre la mesa, no caben en las lógicas subsidiarias que han gobernado Chile las últimas décadas. Y su gobierno, arrodillado ante el gran empresariado, no ha sido la excepción. La incapacidad de tomar el timón y asumir un rumbo distinto le ha puesto la lápida a esta administración, situación ante la cual solamente nos queda fortalecer nuestras movilizaciones y desarrollar los mecanismos para hacernos directamente parte de las soluciones que la educación chilena necesita y merece”.