Cerca de 260 mil somalíes, más de la mitad menores de cinco años, murieron de hambre entre octubre de 2010 y abril de 2012, señala un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), publicado este jueves. El organismo admitió que su retraso en declarar la situación de hambruna en Somalia en 2011 fue un error que costó más vidas.
El número es dos veces mayor a las estimaciones, que oscilaban entre 50 mil y 100 mil muertos por hambre en la nación africana.
El representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Somalia, Philippe Lazzarini, afirmó que los perturbadores resultados de la primera investigación científica del costo de la hambruna en Somalia demuestran que la organización falló al alertar demasiado tarde a la comunidad internacional de la crisis en el país africano pues, sostuvo, para cuando se declaró la emergencia alimentaria ya morían de inanición 30 mil personas al mes.
La sequía y su gravedad eran evidentes desde 2010, pero no entramos en acción. El sufrimiento de Somalia se desarrolló como un drama sin testigos, lamentó Lazzarini, según el diario británico The Independent.
La hambruna y la grave inseguridad alimentaria en Somalia mataron a unas 258 mil personas entre octubre de 2010 y abril de 2012, entre las cuales había 133 mil niños menores de cinco años, indicó el informe de la FAO y la Red de Alerta contra la Hambruna (Fews-Net), financiada por Estados Unidos.
Según esta primera estimación científica del balance de la crisis alimentaria, 4.6 por ciento de la población total y 10 por ciento de los niños menores de cinco años murieron en el sur y el centro de Somalia.
En las regiones de Bajo Shabelle, Mogadiscio y Bay, las más afectadas, la crisis mató a 18, 17 y 13 por ciento, respectivamente, de los niños menores de cinco años.
El hambre causó unos 30 mil muertos por mes entre mayo y agosto de 2011, según el estudio.
Todas estas cifras se añaden a la mortalidad de referencia en la zona durante el periodo analizado, de unos 290 mil decesos, entre los que se incluyen los muertos en el conflicto somalí, recalcan los autores del estudio.
El balance es superior al de la hambruna de 1992 en el país, que presuntamente acabó con la vida de 220 mil personas en 12 meses, aunque esta se considera más grave porque murió un mayor porcentaje de la población. En Somalia afectó a unos 4 millones de personas, o sea, a la mitad de la población somalí.
La escasez de alimentos fue provocada principalmente por la sequía en el Cuerno de África y se agravó por la catastrófica situación de inseguridad en el país, sumido en el caos y la guerra civil desde la caída del presidente Siad Barre en 1991.
Recientes retiradas militares de los islamitas shebab y la elección en septiembre de nuevas autoridades podrían propiciar una estabilización de Somalia y dotarla del gobierno central que no tiene desde hace 22 años. No obstante, por ahora, la inestabilidad se mantiene.
Así, Etiopía retiró a mediados de marzo sus tropas de la sureña ciudad de Hudur, que fue recuperada por los shebab, en lo que constituye su primer éxito militar desde que fueron expulsadas de Mogadiscio en agosto de 2011.
La semana pasada Etiopía negó ante el Consejo de Seguridad de la ONU eludir responsabilidades con el inicio del retiro de sus tropas de Somalia y se quejó de lo poco que se comparte la carga de la fuerza extranjera en ese país.
Las fuerzas etíopes ingresaron en Somalia en noviembre de 2011 y han desempeñado un papel decisivo para doblegar a los shebab y mantener el control de zonas recuperadas de los grupos islamistas.
La Fuerza de la Unión Africana en ese país, AMISOM, ha ejercido un papel clave en la instalación de un gobierno de transición.
Burundi, Yibuti, Kenia, Sierra Leona y Uganda tienen contingentes en la AMISOM.
Senait Gebregziabher, director en Kenia de la organización británica Oxfam, reaccionó ante el informe de la FAO sobre Somalia con el señalamiento de que las hambrunas no son un fenómeno natural, sino errores políticos catastróficos.
“La próxima semana los líderes mundiales que se reunirán en la Conferencia sobre Somalia 2013 en Londres tendrán que dar pasos para garantizar que ésta haya sido la última hambruna de Somalia, dijo Gebregziabher, quien añadió que la solución deberá incluir planes de desarrollo en el largo plazo, creación de empleos y mejoras en la seguridad.
Según el último informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo, publicado en octubre de 2012, Cerca de 870 millones de personas, una octava parte de la población mundial, padecían desnutrición crónica en el periodo 2010-2012. Dicho informe, que es publicado anualmente por la ONU y la FAO conjuntamente, así como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), presenta estimaciones más precisas sobre la desnutrición crónica basadas en una metodología mejorada y datos de las últimas dos décadas.
La gran mayoría de las personas que padecen hambre, 852 millones, viven en países en desarrollo –alrededor del 15 por ciento de su población– mientras 16 millones de personas están desnutridas en los países desarrollados.
La cifra total de personas hambrientas disminuyó en 132 millones entre 1990-92 y 2010-12, lo que equivale a pasar de 18.6 por ciento a 12.5 por ciento de la población mundial, y de 23.2 por ciento a 14.9 por ciento en los países en desarrollo. Con ello, la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) estaría al alcance si se adoptan las medidas adecuadas.