Diciembre 6, 2024

Pedro Salmerón: “Pancho Villa era comunista sin saberlo, en 1913 expropió las tierras y fábricas de Chihuahua”

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 pedrosalmernMéxico DF.- En entrevista con Clarín.cl Pedro Salmerón Sanginés (1971), doctor en historia por la UNAM, habla de su primera novela La cabeza de Villa: “La discusión de los personajes es imaginaria, pero lo que no es imaginario es la vinculación de Lorenzo Ávalos con el Agrarismo Rojo de la década de 1930 y con la Reforma Agraria de Lázaro Cárdenas. El general Lorenzo Ávalos participó en la recuperación de la tierra en 1913, dos décadas después fue asesor de Lázaro Cárdenas en la Reforma Agraria. No sé si hay un afán reivindicativo en mi novela, reivindico al Villismo en mi libro: La División del Norte (2006), en mis artículos de La Jornada y en conferencias como historiador, hablo del Villismo como proyecto revolucionario, hablo del Ejército Villista como Ejército popular”.

 

 

Autor de varios textos académicos y libros sobre historia de México: La División del Norte (2006), Juárez, la rebelión interminable (Planeta, 2007) y Los carrancistas (2010), por citar sus investigaciones más recientes. El historiador Pedro Salmerón es catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y colaborador del periódico La Jornada.

 

En su debut como novelista, Pedro Salmerón confiesa: “Lorenzo Ávalos Puente es el pretexto para contarnos una ficción, pero sus pasiones, sus pulsiones, sus vicios, sus defectos, sus andanzas tienen mucho más que ver conmigo que con Lorenzo Ávalos. Los que lean mi novela nunca olvidarán que Lorenzo Ávalos fue Villista, que alcanzó el grado de general de la División del Norte, que después acompañó a Francisco Villa a Canutillo y fue el vínculo entre el Villismo, el Agrarismo de Lázaro Cárdenas y el comunismo mexicano, por lo tanto Lorenzo Ávalos Puente conecta la izquierda que somos con la revolución mexicana que nos gusta: la de Pancho Villa y Emiliano Zapata”. La cabeza de Villa (Planeta, 2013) se presentará en la Semana Negra de Gijón.

 

MC.- Pedro, llevas años investigando la División del Norte encabezada por Pancho Villa y al Ejército de Venustiano Carranza. ¿Las tropas revolucionarias se quedaron revoloteando en tu cabeza al punto de llevarlas a la ficción?

PS.- Muchas de estas historias son muy épicas, a veces increíbles, y te las tienen que volver a contar porque sólo queda un relato vago, una crónica, un recuerdo, entonces había que darle un cuerpo a las historias épicas. Yo siempre he sido un lector de narrativa y lo que más me gusta son las historias épicas, la literatura erótica, las sagas policíacas y la novela de aventuras, yo nací a la lectura con las novelas de aventuras, con Emilio Salgari y con Alejandro Dumas. En la revolución mexicana existen aventuras que dejan pálidas a las historias de los tres mosqueteros o los piratas de la Malasia. De alguna manera con mi novela quería contar la misma historia de la revolución pero de otra forma, esto es ficción, le doy vuelo a la imaginación y cuerpo a esta épica que merecía ser contada.

 

MC.- ¿Cuál fue el detonante de tu novela?

PS.- Un hecho histórico: en febrero de 1925 un grupo de desconocidos profanó la tumba de Pancho Villa, se robaron la cabeza del revolucionario. La profanación detonó el recorrido del general Lorenzo Ávalos Puente para encontrar a los responsables.

 

MC.- Cada capítulo comienza con la frase: “El general Lorenzo Ávalos Puente…”, y los tres preludios los dedicas a “María Eugenia”. ¿Cómo elegiste los recursos literarios para armar la estructura de la novela?, ¿dejaste de lado tu metodología de historiador?

PS.- Esta novela salió sola. Cuando yo escribo historia hago un proyecto muy claro, no hay libro de historia sin un proyecto previo, necesitas un capitulado, una ruta de viaje que vas rellenando en la investigación, durante el proceso historiográfico vas cambiando de capitulado y de ruta, generalmente cuando terminas la investigación y comienzas a escribir ya sabes qué dirás en cada capítulo, ya estructuraste el libro en tu cabeza, ya dedicaste tal porcentaje para contarlo de esta forma. Cuando escribes ya tienes perfectamente la estructura, como un buen historiador, los que aprendimos bien –porque la historia se aprende, no te nace en la cabeza-, después de investigar los historiadores siempre sabemos qué queremos escribir; sin embargo: si ya sabes qué quieres decir antes de investigar no eres historiador, eres un ideólogo o un panfletario.

 

Mi experiencia con esta novela es bien distinta, sabía dónde empezaba, pero no tenía claro hasta dónde quería llegar, se fue escribiendo sola, caminó fluidamente, incluso “María Eugenia” no aparece en la primera versión de la novela, no existía en una primera versión que no me dejaba satisfecho, dejé descansar el manuscrito un año, a diferencia de mi trabajo como historiador: cuando termino un libro lo entrego de inmediato; aquí fue distinto, dejé reposar la novela, la volví a escribir, se me apareció “María Eugenia” y encontré en ella al verdadero protagonista del relato, a partir de ella se fue armando, no sabía quiénes entrarían en la novela, de pronto apareció Juan B. Vargas.

 

MC.- El general Lorenzo Ávalos entró en un debate imaginario con los comunistas de Veracruz para darse cuenta que su Jefe, Francisco Villa, fue comunista, agrarista y revolucionario. ¿Escribiste la novela con un afán reivindicador?

PS.- La discusión de los personajes es imaginaria, pero lo que no es imaginario es la vinculación de Lorenzo Ávalos Puente con el Agrarismo Rojo de la década de 1930 y con la Reforma Agraria de Lázaro Cárdenas. El general Lorenzo Ávalos participó en la recuperación de la tierra en 1913, dos décadas después fue asesor de Lázaro Cárdenas en la Reforma Agraria, el revolucionario tenía la experiencia, retomé lo que decimos en el norte de México: “Francisco Villa era comunista sin saberlo, en 1913 expropió las haciendas, las fábricas y los bienes de la administración pública de Chihuahua, toda esa riqueza confiscada se puso al servicio de la revolución”. No sé si hay un afán reivindicativo en mi novela, reivindico al Villismo en mi libro: La División del Norte (2006), en mis artículos de La Jornada y en conferencias como historiador, hablo del Villismo como proyecto revolucionario, hablo del Ejército Villista como Ejército popular; si apareció un guiño Villista fue porque lo traigo muy adentro.

 

MC.- El capítulo “Martes de carnaval” es una orgía literaria, en la novela destaca el tono erótico y sin tabú describes la homosexualidad de algunos revolucionarios…

PS.- En la guerra hay menos mujeres que hombres; recuerdo La sombra del Águila (1993) de Pérez Reverte, por el personaje abiertamente homosexual que está perdidamente enamorado de su capitán durante la expedición napoleónica a Rusia. Por eso escribí una ficción, algunas personas me han criticado, dicen que soy un académico serio, que no debería escribir sobre ese erotismo en tiempos de la revolución. Escribí la novela como se me dio la gana (risas), para bien o para mal, espero que mi siguiente novela sea mejor.

lacabezadevilla

MC.- Leí, en twitter, tu crítica a la novela: “Imperio” (2012). ¿Por qué Héctor Zagal no tendría derecho de recurrir a la licencia narrativa para contar el Imperio de Maximiliano?

PS.- Zagal puede inventar lo que quiera cuando escriba narrativa, lo que critico en mis artículos de La Jornada es la mentira de los “Falsificadores de la historia”, por ejemplo, cuando critico a Zunzunegui jamás hago referencia a su trilogía de novelas, cuando yo sea crítico literario diré que están muy mal armadas, que son maniqueas y aburridas, que no le creo a ninguno de sus personajes, si quiere que diga misa sobre el cura Miguel Hidalgo si es una novela; lo que critico de Zunzunegui son las mentiras en sus supuestos libros de “historia”.

 

Lo que puedo criticar de la novela Imperio (2012), es que Héctor Zagal se escuda en la ficción para escribir un panfleto nauseabundo, no tiene ninguna fuerza como novela, tendría que estar previamente enamorado del Emperador Maximiliano para disfrutar la novela de Zagal, tramposamente se escuda en la ficción para hacer libelos ideológicos, es lo que hace sistemáticamente Francisco Martín Moreno. Te puedo decir que no me gusta históricamente la novela Noticias del Imperio (1987) de Fernando del Paso, pero me parece una obra muy bien tramada. Por ejemplo: si yo hubiera vivido en la revolución francesa seguramente hubiera sido revolucionario, no un partidario del Rey, pero Los tres mosqueteros (1844) es la mejor novela que conozco sobre el tema, aunque los personajes son absolutamente leales al Rey, Athos y Aramis son aristocráticos, desprecian profundamente al pueblo, son políticamente inaceptables, pero la ficción de Alejandro Dumas es fabulosa y la novela está muy bien armada.

 

MC.- Eres autor del libro: “Juárez, la rebelión interminable” (2007), ¿escribirás una novela sobre la gente que acompañó al Presidente Benito Juárez?

PS.- Juárez era la bandera de “los chinacos”, del pueblo que hizo de este país una República; Juárez tiene muchos defectos y errores, como todos los políticos y como todos los hombres. Antes de escribir la novela sobre “los chinacos” tiene que venir una novela sobre la guerra contra los gringos, pero no lo sé, hay algunas ideas en mi cabeza, ya veremos.

 

MC.- ¿Discutiste el manuscrito de tu novela con Paco Taibo II?

PS.- No. Con Paco Taibo tengo mucha cercanía, somos amigos, hemos trabajado juntos, le debo muchas cosas: la forma en que Planeta me abrió las puertas al publicar La División del Norte (2006), le debo el trabajo que hacemos al promover la lectura y la cultura con la Brigada para Leer en Libertad, sin Paco Taibo no me hubiera acercado al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y se lo agradezco porque ahora soy parte de un proyecto político. Pero no quise discutir mi novela con Paco Taibo, con ningún narrador, se la di a leer a tres personas, si no les gusta mi novela no culpen a Paco Taibo (risas), aunque aparece un personaje de Paco Taibo en mi novela, los que sean lectores de novelas históricas encontrarán a varios personajes de otros narradores.

 

MC.- En la novela “Hidalgo” (2009) de Eugenio Aguirre, aparecen Paco Taibo y Arturo Pérez Reverte como actores de reparto…

PS.- Aquí aparece un personaje de la novela que más me gusta de Paco Taibo.

 

MC.- ¿Por qué la mayoría de los personajes son imaginarios y la minoría son personajes históricos?

PS.- Porque es parte de la reivindicación, no quise utilizar el recurso clásico de la novela histórica: el protagonista imaginario rodeado de personajes que sí existieron. Lorenzo Ávalos Puente es el pretexto para contarnos una ficción, pero sus pasiones, sus pulsiones, sus vicios, sus defectos, sus andanzas tienen mucho más que ver conmigo que con Lorenzo Ávalos. Los que lean mi novela nunca olvidarán que Lorenzo Ávalos fue Villista, que alcanzó el grado de general de la División del Norte, que después acompañó a Francisco Villa a Canutillo y fue el vínculo entre el Villismo, el Agrarismo de Lázaro Cárdenas y el comunismo mexicano, por lo tanto Lorenzo Ávalos Puente conecta la izquierda que somos con la revolución mexicana que nos gusta: la de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Tenemos que recordar que nuestros abuelos tienen nombre y apellido.

 

MC.- Finalmente, debido al interés de los lectores latinoamericanos por Francisco Villa y por la novela de la revolución, ¿tu libro saldrá de México?

PS.- Me invitaron a la Semana Negra de Gijón. El nuevo coordinador de la Semana Negra, Ángel de la Calle, me extendió la invitación. Los lugares donde presenté mi novela estuvieron relacionados con la revolución: Torreón, Durango, Chihuahua, México DF y Tamaulipas, habrá que llevarla a Veracruz. Por otra parte, tendrías que preguntarle a los editores de Planeta si mi libro será exportado a Latinoamérica, me encantaría regresar a la Feria del Libro de Buenos Aires, uno escribe y el libro comienza su propia historia.

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