El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, defendió este domingo la quita de los depósitos privados aprobada por el Eurogrupo, el “corralito” en lenguaje de la calle, como la única alternativa frente a la quiebra del sistema bancario.
En un discurso televisado, Anastasiadis señaló que, tras asumir un Estado en quiebra hace dos semanas, en la sesión del Eurogrupo del viernes se le plantearon, a modo de chantaje, dos soluciones: la quiebra o la quita.
“La primera hubiera conducido a la quiebra, pues habría llevado al Banco Central Europeo a interrumpir la ayuda extraordinaria para mantener la liquidez de los dos principales bancos”, dijo para añadir que la segunda opción, la de la quita, acabará llevando al país a la recuperación económica.
El presidente prometió que el Estado devolverá a los propietarios de depósitos que los mantengan durante más de dos años la mitad del impuesto pagado, a través de bonos sobre los futuros ingresos del gas.
Chipre cuenta en sus aguas marítimas con grandes reservas de gas, que espera poder explotar en los próximos años.
El discurso de Anastasiadis tuvo lugar al final de un día de gran desconcierto político, que comenzó con el aplazamiento al lunes de la votación parlamentaria que deberá refrendar el paquete de medidas anunciadas.
A la vista del revuelo político y social causado por las medidas, el presidente tuvo que optar por retrasar un proceso legislativo que se pretendía cerrar con máxima urgencia, para evitar un caos en el sistema financiero.
Además, y por orden del Banco Central, los bancos se mantendrán cerrados al menos hasta el martes, con la posibilidad de que la medida se alargue más días.
En un principio estaba prevista su reapertura tras la festividad del Lunes de Carnaval, que se celebra mañana.
La mayoría de los partidos políticos reaccionaron con indignación al programa del Eurogrupo, que contempla un impuesto extraordinario de un 9,9 % a todos los depósitos superiores a los 100.000 euros y del 6,7 % a los inferiores.
“La decisión del Eurogrupo no tiene precedentes y entierra definitiva e irrevocablemente el fundamento básico de la UE, que es el principio de la solidaridad”, indicó el partido socialdemócrata EDEK en un comunicado.
“Rechazamos plegarnos a este chantaje”, agregó EDEK, que pidió renegociar el acuerdo.
El proyecto requiere del voto a favor de 29 de los 56 diputados que forman el hemiciclo, por lo que Anastasiadis, cuyo partido conservador DISY tiene 20 escaños, necesita el respaldo de los nueve diputados del partido que le apoyó en las elecciones, el centrista DIKO, algo que no parece asegurado.
Según señalan varios medios, uno de los diputados de DIKO parece dispuesto a negarle el apoyo.
El resto de las formaciones han dejado entrever su rechazo, como el partido comunista AKEL, del último presidente Dimitris Christofias, que tiene en el Parlamento 19 escaños.
Con toda probabilidad, se sumará a este rechazo el único representante del movimiento de los ecologistas y los dos diputados del partido de centroderecha EVROKO, aunque hoy su presidente, Nikos Siuris, evitó dejar clara su postura.