La bolsa italiana se derrumba ante la falta de certezas sobre el futuro próximo. La Unión Europea teme que la crisis política italiana conduzca en el corto plazo al fin del euro y a una recesión mucho mayor que la actual en toda la zona, arrastrando a España y Portugal.
El Vaticano, por conducto de su revista Famiglia cristiana, habla de riesgo de ingobernabilidad, con los católicos en situación marginal, y el propio Beppe Grillo, líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), postula la salida del euro (además de un salario mínimo de mil euros y de Internet para todos, entre otras cosas).
La crisis en Italia no sólo entierra el sistema de partidos y el gobierno parlamentario surgido del equilibrio entre éstos, nacido con la República después del derrumbe del fascismo, sino que también podría sepultar todo el sistema europeo laboriosamente construido desde el Pacto de Roma, en 1957, que dio base a la Comunidad Económica Europea y, con ambos, toda la vieja izquierda de entre las dos guerras, ya herida de muerte en Francia, en Bélgica, en España y en Grecia (e incluso derrotada aplastantemente en Chipre por una derecha de banqueros).
¿Qué dicen los resultados electorales? El primer partido, con 8 millones de votos, 109 diputados y 54 senadores, es ahora el Movimiento Cinco Estrellas, un no partido con no estatutos (Grillo es propietario de la marca en Internet y lo puede disolver si quiere. Ese no partido funciona por la red electrónica y, en vez de sedes, tiene meetups locales, que son centros electrónicos abiertos donde se informa sobre la realidad local y toda la actividad del M5E. Sus parlamentarios no se consideran tales, sino ciudadanos, como en la Revolución francesa, y tienen una edad promedio de 37 años. Lo más importante es que se apoyan en un repudio generalizado a todo el establishment, que para la población incluye a todos los partidos, en el país donde 34 por ciento de los votantes sufragaban hasta hace tres décadas al Partido Comunista, el mayor de Occidente.
El abstencionismo récord (un millón y medio más que en las últimas elecciones) se suma en buena parte a los 8 millones de votos otorgados al movimiento de un cómico y ambos expresan el repudio al sistema. Este rechazo no es un movimiento antipolítico derechista, semifascista, como lo fueron en la inmediata posguerra el del Uomo Qualunque o su igual francés, el Poujadismo: es, en cambio, una clara y fuerte protesta política. Sin embargo, el M5E logró sus votos, mayoritariamente, entre los ex votantes del centroizquierda y de la izquierda, pero carece de ideas, programa y objetivos, porque se basa principalmente en una gran carga de rabia y, en parte, en la desesperación, porque en Italia los jóvenes en pobreza son 32.3 por ciento (contra 24.2 de promedio europeo) y sufren una desocupación superior al 50 por ciento.
La magnitud de esta ruptura con el sistema, expresada por el M5E, y el aumento de la abstención se refleja en algunas cifras: el Partido Democrático (ex comunistas, hoy social-liberales) perdió más de un tercio de sus votos y 3.5 millones de votantes respecto de las elecciones de 2008; la izquierda anticapitalista no sacó ni un diputado y perdió tres cuartos del 5.8 por ciento que tenía en 2008; el partido de Berlusconi perdió 6 millones de votantes y casi la mitad de votos en porcentaje y la Liga Norte, su aliado, más de la mitad y tuvo 3 millones de votos menos, con lo cual se esfuman, dicho sea de paso, sus pretensiones separatistas.
¿Qué va a hacer Grillo, el líder-empresario del M5E? En Sicilia, su movimiento gobierna aliado al PD (centroizquierda muy moderada) y él alaba ese modelo, que impidió la privatización del agua y le quitó el radar a las bases de Estados Unidos.
¿Apoyará al PD y al casi inevitable acuerdo entre éste y el grupo de Monti, que es la derecha consecuente, pero sobre la base de lo que establezca cada ley? ¿El M5E, que repudia a los partidos y la politiquería, entrará en el juego parlamentario, consultando ante cada decisión a su base, o hará acuerdos? ¿La línea económica fundamental estará en manos de la alianza entre el PD de Bersani y Monti, el banquero y hombre de la UE o, a falta de políticas claras, el capital emigrará, aumentará la desocupación, ya enorme, habrá una crisis financiera que arrastrará a otros países europeos? ¿Los jóvenes neoparlamentarios que hasta ahora tienen como principal bagaje su honestidad comenzarán a dividirse entre los más a la izquierda y radicales, los más conservadores y estatistas y los conciliadores, como sucedió en la Revolución francesa? La presión de la Unión Europea y, sobre todo, de Alemania, ¿los unirá o dividirá? ¿Las bases dispersas y heterogéneas que los votaron presionarán a su vez y comenzarán a organizarse tras algún objetivo?
Para tener una respuesta a estas preguntas y a muchas otras habrá que esperar las primeras decisiones políticas del M5E, sus primeras propuestas de leyes, sus posiciones tanto en el Parlamento como respecto de la elección de un nuevo presidente porque el liberal Giorgio Napolitano, ex comunista de derecha, termina su mandato en mayo.
Con mayoría en la Cámara de Diputados, Bersani podría recurrir al apoyo de Monti y al voto puntual, ley por ley, del M5E para cambiar la legislación electoral ideada por Berlusconi para tener más senadores y convocar a nuevas elecciones al menos para el Senado. Pero el país real seguiría dividido entre 20 por ciento de derecha y de ultraderecha, otro 20 por ciento de centroderecha y derecha del gran capital (Bersani y Monti), y más de 35 por ciento que no se sienten representados por el sistema. ¿Se movilizarán éstos no sólo para las elecciones y dentro del juego parlamentario, como esta vez? Si lo hacen, ¿qué formas organizativas darán a su protesta, ya que con justa razón critican a los sindicatos porque están burocratizados e integrados en el sistema y a los partidos porque forman parte del Estado capitalista?