Diciembre 6, 2024

Primera vuelta competitiva y primarias parlamentarias

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 meo_Es muy difícil llegar a un acuerdo programático donde participen todas las fuerzas opositoras en una candidatura presidencial común: sin un programa consensuado las primarias presidenciales se convertirían, solamente, en una competencia entre personas, o también de una forma que utilizarían los partidos políticos para ubicarse en el futuro gobierno. Hasta ahora, las primarias presidenciales parecen muy poco competitivas, pues la posible candidata, Michelle Bachelet, lleva la delantera – al menos en las encuestas de opinión -.

 

En el caso de Marco Enríquez-Ominami podemos comprobar la dificultad para lograr un acuerdo programático. Veamos:

  1. “Propone un régimen semipresidencial o semiparlamentario”. Para lograrlo, tendría que haber consenso de todas las fuerzas de oposición, a fin de terminar con la monarquía presidencial – hay muchos dirigentes de partido que siguen adhiriendo al presidencialismo, entre ellos, al menos dos ex Presidentes de la República.

  2. “Propone que las autoridades sean elegidas democráticamente y reelegidas por un solo período”. Me parece bastante difícil que, por ejemplo, Camilo Escalona, Eduardo Frei y tantos otros, estén dispuestos a limitar sus períodos por el bien del país y por la sana renovación de la política.

  3. “Propone el voto de los chilenos en el exterior”. En este punto podría haber consenso.

  4. “Propone una nueva Constitución en que uno de sus puntos sea la declaración de que Chile un país multirracial y multicultural”. Se sabe que Camilo Escalona y muchos otros miembros de la Concertación sostienen que hablar de Constituyente “equivale a fumar opio”, pues significaría una ruptura con la herencia institucional de Augusto Pinochet.

  5. “Propone que el nuevo pacto social que Chile reclama reconozca, asegure y ampare la participación organizada de los ciudadanos en la resolución de los problemas nacionales, regionales y locales, así como la defensa del régimen democrático”. Entiendo este punto – aunque vago – como la instauración de la democracia directa, es decir, plebiscitos, referendos revocatorios e iniciativa popular de ley. Si no hay consenso en el cambio de Constitución, difícilmente se pueden lograr estos objetivos.

  6. “Propone una versión atenuada del federalismo, esto es que el gobierno y la dirección superior de las regiones le corresponda a un consejo regional, elegido directamente por los habitantes de la respectiva región”. Si bien puede haber un consenso en la voluntad de regionalizar, es difícil que este consenso se pueda ampliar a la elección directa de intendentes.

  7. “Propone eliminar el Senado y crear una Asamblea Nacional Unicameral, integrada por al menos 150 miembros elegidos directamente por los ciudadanos, en base a un sistema proporcional que ponga término al sistema binominal”. En el tema de la Asamblea Nacional creo que no hay acuerdo, pues muchos de los integrantes de la Concertación son partidarios del bicameralismo; al menos, creo que en las declaraciones todos están de acuerdo en terminar con el binominal, y una mayoría sería partidaria del sistema proporcional, claro que “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

  8. “La nueva Constitución debe asegurar una seria de derechos fundamentales, entre los cuales están el derecho a la salud, a la libertad sexual y reproductiva y a la educación pública gratuita y de calidad”. El problema que tiene este punto es que nada se gana con declaraciones de buenas intenciones, pues es necesario que estas garantías estén aseguradas jurídicamente, por consiguiente, debe conceder el derecho a todos los ciudadanos de poder querellarse contra el Estado cuando estas garantías no sean cumplidas. Además, debe existir un defensor de la ciudadanía que exija y fiscalice su cumplimiento.

  9. “Propone que el Poder Judicial cuente con presupuestos plurianuales que permitan mejorar la calidad de su funcionamiento”. Personalmente, pienso que los jueces deberían ser elegidos por la ciudadanía y no otros poderes del Estado.

  10. “Propone discutir un sistema de financiamiento público de la política, pero que presente, al mismo tiempo, los mecanismos adecuados para evitar el fraude”. Para lograr esta meta hay dos caminos: Crear un poder electoral independizando al SERVEL de los partidos del gobierno de turno, dotándolo de recursos suficientes – evitando el papelón de las últimas elecciones municipales – o bien, un “Sernac” electoral, que proteja a los ciudadanos del cohecho y del fraude.

  11. “Propone legislar sobre el Lobby, Transparencia, Conflictos de Interés y Financiamiento de las Campañas”. Este, creo, es punto más difícil para llegar a un acuerdo y luego implementarlo, pues la actual forma de nuestra democracia representativa favorece el lobby, en consecuencia, sería muy difícil poner fin a la opacidad con que funciona el actual parlamento chileno, y a la mezcla entre los negocios y la política que, para muchos de “nuestros servidores públicos” les parece algo muy natural, de lo contrario, “los funcionarios tendrían que ser reclutados en el Hogar de Cristo”. El antídoto para la democracia del lobby es la democracia directa


Un acuerdo parlamentario no implica consenso sobre los 11 puntos antes descritos, tampoco exigiría estar de acuerdo, por ejemplo, con una educación gratuita para todos los chilenos, sólo bastaría que todos los partidos de oposición concordaran en un solo punto: poner fin al sistema binominal e instaurar un nuevo sistema electoral y, con este posible logro, al menos, podamos terminar con los quórum calificados y el monopolio monárquico respecto al calendario legislativo.

Este nuevo congreso, de ahí en adelante, con dos tercios, podría seguir avanzando en medidas más sustantivas, como convocar un Constituyente o reformar la Constitución radicalmente, en base a una mayoría parlamentaria.

El problema que tienen los programas políticos es están hechos de tal manera que puedan engañar a los ciudadanos por su incumplimiento. Baste recordar que la “Comisión de los 24”, en la cual participaba el Presidente Patricio Aylwin, proponía un sistema semipresidencial, y el programa de la Concertación, el fin de la ley de amnistía, entre otras promesas. Aun cuando toda persona puede cambiar sus conductas, cabe la duda de que los actuales partidos de la Concertación estén dispuestos a cumplir los acuerdos del conglomerado opositor.

Rafael Luis Gumucio Rivas

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