Guadalajara.- En entrevista con Clarín.cl Claudio Romo, artista chileno, habla del libro Monstruos mexicanos: “Data de mi época en la UNAM, mi trabajo era hacer una serie de anatomía apócrifa, mis fuentes de anatomía imaginaria -al estar en México- claramente serían: la lucha libre, el cuerpo sacralizado novohispano, el grabado guadalupano y el arte prehispánico. Mis paseos de fin de semana eran al Museo Nacional de Antropología, para ver a los dioses antiguos, analizar a las deidades y llegar a saber cómo construían el mundo, el mito y su iconografía”. El libro Monstruos mexicanos (Conaculta, 2012) llegará el próximo año a la filial chilena del Fondo de Cultura Económica.
MC.- ¿Cuál es tu vínculo con la UNAM?
CR.- Estudié la Maestría en Artes Visuales -con mención en Artes Gráficas-, en la Academia de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
MC.- ¿En la UNAM surgió el proyecto de ilustrar el libro “Monstruos mexicanos”?
CR.- No, la invitación de ilustrar el libro de Carmen Leñero llegó ahora; conocí a Miriam Martínez hace 10 años, cuando era editora del Fondo de Cultura Económica, entonces le enseñé mi trabajo y publicamos el libro: El cuento de los contadores de cuentos, textos del escritor tunecico Nacer Khemir, ese libro me abrió una nueva dimensión del dibujo, vine a México para aprender de la tradición del grabado, pero al llegar aquí me di cuenta del potencial que tenía el dibujo y su relación con la literatura, como herramienta para la construcción de identidad y para la expansión de la realidad, el dibujo era más eficiente que el grabado, así lo dejé de lado y me dediqué a ilustrar libros.
MC.- La tradición de libros ilustrados en México inicia con el FCE; este año, CONACULTA inauguró la colección “Alas y Raíces”, ¿qué significa trabajar en el nuevo proyecto “Alas y Raíces”?
CR.- Es un privilegio participar en este proyecto tan bonito, tan potente y experimental, con una visión fresca con respecto de la lectura infantil y la cultura para niños, encuentro que se pueden hacer muchas cosas nuevas.
MC.- ¿El libro “Monstruos mexicanos” llegará a Chile?
CR.- La editora Miriam Martínez me prometió que el libro Monstruos mexicanos llegará a Chile a través del Fondo de Cultura Económica, lo dijo ante todo el mundo, así que por lo menos lo distribuirán en Chile.
MC.- ¿Cómo te enfrentas a los “Monstruos mexicanos”?, ¿qué tipo de literatura estudiaste sobre mitología prehispánica?
CR.- Data de mi época en la UNAM, mi trabajo era hacer una serie de anatomía apócrifa, mis fuentes de anatomía imaginaria, al estar en México, claramente serían: la lucha libre, el cuerpo sacralizado novohispano, el grabado guadalupano y el arte prehispánico. Mis paseos de fin de semana eran al Museo Nacional de Antropología, para ver a los dioses antiguos, analizar a las deidades y llegar a saber cómo construían el mundo, el mito y su iconografía.
MC.- ¿Te preguntaron cuáles monstruos mexicanos querías ilustrar?
CR.- No, fue una imposición (risas), me sentí un esclavo. A Marcos Castro, el ilustrador del otro tomo le encargaron los monstruos más lindos, le entregaron una serpiente hermosa y unos dragones maravillosos; a mí me dieron los bichos deformes, barbudos y pachecos, les dije: ya van a ver.
MC.- Podrías vengarte, dictándoles monstruos chilenos para que los ilustren en México…
CR.- No me gusta editar, sólo me gusta dibujar.
MC.- ¿No te gustaría la contraparte de los monstruos chilenos?
CR.- La hay, sobre todo en el sur. En Chile, producto de las glaciaciones, se formaron muchas culturas muy cerradas, en la tropa de islitas australes, su cultura pagana es intensa, hay deidades muy interesantes, pero mucha gente ya las ha retomado en imágenes, por eso me parecen más interesantes los Monstruos mexicanos, soy un traidor a la Patria (risas).
MC.- ¿Conoces “El bosque de los prodigios” escrito por René Avilés con ilustraciones de José Luis Cuevas?, se trata una la zoología ilusoria prehispánica…
CR.- Justamente por José Luis Cuevas decidí venir a México, Cuevas y José Guadalupe Posada me hicieron venir a México. El trabajo de José Luis Cuevas siempre fue muy importante, por su amor al dibujo, y esa negación de la pintura por el dibujo. El imaginario de Cuevas, la bestialidad, su relación con el monstruo y el dolor fueron fundamentales en mi formación y acervo visual.
MC.- ¿Cuándo iniciaste tu formación y acervo visual?
CR.- De cabro chico me di cuenta que dibujar era hablar, para mí: dibujar es hablar, pensar, relacionarse y construir mundos simbólicos, es la herramienta que crea tu entorno.
MC.- ¿En la FIL Guadalajara andabas igual que niño en juguetería?
CR.- Obvio, es un placer, ¿viste la cantidad de libros?, lo único que me agobia es el exceso de libros, porque sé que en algún momento me estoy perdiendo de un libro que está ahí, pero no lo voy a ver.
MC.- ¿Qué opinas del “Premio La Catrina” que recibió Hervi en la FIL Guadalajara?
CR.- Me hubiera encantado aplaudirle a Hernán Vidal, Hervi era un dibujante que durante los tiempos más oscuros de la dictadura trabajaba en la revista La Bicicleta, ahí inventó un personaje que se llamaba Súper Cifuentes –se dedicaba a vender estupideces en la calle, cosas que nadie necesitaba-, siempre terminaba peleando contra los milicos y le sacaban la cresta, era una historieta maravillosa. Hervi fue un luchador contra la dictadura, pero con humor, ahí radica su valor.
MC.- Hervi estudió en la Escuela Experimental Artística, igual que Pepe Palomo…
CR.- Sí, Hervi trabajó con Palomo, con los hermanos Vivanco hicieron las revistas La Chiva y La Firme, con Oski hicieron El Cabro Chico, generaron una masa crítica de producción editorial infantil muy poderosa que desgraciadamente fue truncada por la dictadura militar.
MC.- ¿Quiénes reeditaron La Chiva?
CR.- El guatón Rodrigo Salinas y Carlos Reyes hicieron una editorial pequeñita: Feroces editores –el símbolo es una mano con un tenedor-, ellos están reeditando esas obras underground y las convirtieron en libros de gran volumen, donde se compagina la historia no escrita, es una gran labor de reconstitución histórica. Hay una gran explosión de editoriales fundadas por cabros jóvenes, que no sólo vienen del área del diseño, sino que provienen de las artes visuales, publican cómics, ilustraciones y narrativa gráfica, así van deshaciendo las jerarquías entre bajo arte y alto arte.
MC.- ¿Prefieres el papel o un blog?
CR.- Recurro a las redes sociales para informarme, pero me quedo con el papel y la tinta para dibujar, somos de la grafósfera, me gusta la tinta sobre el papel, no es algo cognitivo, es un rollo afectivo.
MC.- Finalmente, ¿qué tipo de afecto te despertaron los “Monstruos mexicanos”?
CR.- El mayor de los afectos, con todo el trabajo que me costó el libro y encima me invitaron a México, cómo no los voy a querer (risas).