Juan Nicolás Padrón (Pinar del Río/ Cuba, 1950), poeta, investigador y editor del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas de Cuba, visitó Chile y conversó con revista Punto Final. Su obra poética se encuentra en los libros: El polvo finísimo del tiempo (1983), Desnudo en el camino (1988), Peregrinaciones (1991), Crónica de la noche (1995). En Chile publicó el ensayo sobre identidad cubana La Palma en el Huracán (Ediciones Rodriguistas, 2000) y Bestiario, animales reales fantásticos, con ilustraciones de Claudio Romo (LOM Ediciones, 2008).
Tú has visitado varias veces Chile ¿Cuáles son tus actividades en esta ocasión?
En esta ocasión estoy invitado por la Universidad de Valparaíso para ofrecer conferencias sobre cultura cubana, que recorren sus tres períodos: colonia, república y revolución. Además, para presentar la revista Casa de las Américas Nº 268, así como la edición cubana de Amazonía: el río tiene voces, de Ana Pizarro, Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada, 2011.
¿Percibes interés por la poesía en nuestro país; cómo la ves con respecto a otras naciones?
La poesía se ha convertido en un tema marginal para muchos, porque precisamente se ha marginado de los grandes circuitos de promoción. Chile es una de las más grandes potencias de la lengua hispana para la poesía; lo es, más allá de lo que habitualmente se enfatiza: los dos Nobeles. Una larga lista de autores y libros del siglo xx y lo que va del actual avala este criterio. Trabajo en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas y cotidianamente leo poesía de América Latina y el Caribe, bien para preparar cursos, o escribir ensayos y prólogos a los libros que publica o promueve la institución, además de otros medios que solicitan una colaboración; puedo comentarte que Chile, junto con Argentina, México, Colombia y Cuba, son los países en que he comprobado mayor riqueza de autores y poemarios.
Pero tu pregunta se refiere al interés, y esto es otra cosa, porque el interés se estimula y condiciona por la promoción. La poesía es esencial para alimentar el espíritu en ciudades que casi no te dejan margen para pensar, ni mucho menos, sentir. Suele repetirse que la poesía se lee muy poco o no interesa mucho; quizás sea así en el mundo sajón, pero no estoy seguro de que suceda lo mismo en América Latina y el Caribe; lo que sí estoy percibiendo es que la globalización neoliberal, que fija patrones culturales del “primer mundo” como si fueran universales, está haciéndonos creer que la poesía es asunto del pasado, y algunos están renunciando a ella como vía de enriquecimiento espiritual y fuente de lucidez para comprender el mundo. Y eso no ocurre solo en Chile.
Casa de las Américas es un referente importante en Latinoamérica y mantiene la publicación de una prestigiosa revista ¿Cómo se desarrolla el actual trabajo en Casa, en qué están en estos momentos?
No creo que haya muchas instituciones en América que pueden darse el lujo de tener 268 números de una revista de ideas y letras en más de 50 años, sin faltar nunca a la excelencia, en la que han publicado autores muy importantes, incluso cuando no lo eran. Te recuerdo también Conjunto, posiblemente la revista de teatro latinoamericano más antigua y una de las mejores en su especialidad; además, Anales del Caribe, de carácter anual, al igual que el Boletín de Música. La Casa tiene un Fondo Editorial que ha publicado más de un millar de textos, no solo de los Premios que convoca, sino en varias colecciones, en las que siempre distingo la Colección de Literatura Latinoamericana, porque pueden encontrarse los clásicos, pero además otras como La Honda o Pasamanos, en que podemos hallar libros de autores contemporáneos; el Fondo publica ensayos en su Valoración Múltiple y en otras colecciones ya acreditadas; además, la institución cuenta con la Biblioteca y la Hemeroteca José Antonio Echeverría, donde se atesoran decenas de miles de libros, revistas y diferentes tipos de documentos de todo el continente, algunos exclusivos, pues desaparecieron de los centros editores en que fueron publicados, o algunas veces fueron quemados, como se hizo aquí en una nefasta época.
Pero la Casa no es solo un centro de literatura, sino de cultura general; conserva en la Colección de Arte de Nuestra América decenas de miles de óleos, grabados, tintas, instalaciones, fotografías y otras piezas de artes plásticas, que exhibe en programaciones sistemáticas en las salas de la institución, e incluso, en sus propios pasillos. Mantiene un voluminoso archivo de diferentes materiales y soportes para audio, tanto de música latinoamericana como de grabaciones de diversos escritores y creadores, recogidos en la colección Palabra de Nuestra América, con importantes voces de la región; además, convoca al Premio de Musicología y organiza una extensa programación de conciertos. El pequeño grupo de especialistas dedicados al teatro latinoamericano, organiza cada dos años el Festival Mayo Teatral, además de múltiples espacios para el debate sobre las artes escénicas. La Casa cuenta con el Centro de Investigaciones Literarias, donde trabajo, pero además, el Centro de Estudios del Caribe, en estos momentos muy activo, y también el Programa de Estudios de la Mujer, así como dos programas que se han abierto recientemente: el de Estudios de las Culturas Originarias Americanas y el de Estudios de los Latinos en los Estados Unidos. Son muchas las actividades generadas por todas estas entidades, al punto de que hay que volverse mago para la programación mensual de la institución, a pesar de que cuenta con varias salas.
El año que viene llevaremos una jornada de homenaje al guatemalteco Manuel Galich, una figura, de la cultura y de la política latinoamericana que trabajó en la Casa; también reeditaremos Casa Tomada, un evento que nos mantiene en contacto directo con los jóvenes creadores de nuestra América. Quiero comentarte también que la Casa tiene un programa de cursos con estudiantes de universidades norteamericanas, además de una extensa red comercial en todo el país, que contribuye al funcionamiento económico de la institución. Si me preguntaras qué es lo más maravilloso de todo, no dudaría en responderte que el talento humano con que cuenta la Casa, una combinación de experiencia con la audacia de muchos jóvenes muy bien preparados y que sin lugar a dudas pueden continuar y enriquecer el legado de sus fundadores, encabezados por Haydeé Santamaría.
En los últimos años el gobierno cubano ha impulsado importantes cambios en materias políticas y económicas ¿Qué nos puedes decir de eso?
En mi opinión personal, las transformaciones sustantivas están localizadas en el orden económico, pero sin renunciar al proyecto revolucionario que se inició desde la década del 60. Pienso que se estatalizó demasiado la economía y apenas se le dejó espacio al sector privado; actualmente se está rectificando este obsoleto modelo que se hizo inviable, y de manera ordenada y lógica se le está abriendo un lugar a quienes por cuenta propia pueden contribuir a la viabilidad del sistema mediante el pago de sus impuestos, liberando en parte de ciertas responsabilidades de gastos al Estado.
Para todos nosotros está claro que la dirección de la Revolución está dando pasos para mantener las conquistas sociales de educación gratuita para todos, un sistema de salud pública también sin costo y universal, así como el derecho a la cultura, el deporte y a la seguridad social para cada uno de los cubanos; en la actualidad, eso es imposible si el Estado no se libera de gratuidades y no obtiene recursos que mantengan el equilibrio financiero para garantizar justicia social e inclusión ciudadana. Un aspecto notorio que se ha añadido a los daños ocasionados por el histórico bloqueo norteamericano –vigente y efectivo a pesar de sus flexibilizaciones–, y por los errores internos, entre los cuales pueden incluirse casos de corrupción que el gobierno viene combatiendo, son los problemas generados por la crisis mundial y el impacto negativo de los huracanes tropicales a la Isla en los últimos años.
Los pasos que se dan son acertados, aunque sean un poco lentos según mi criterio; también comprenda que no todos asimilan los cambios y algunas veces se necesita tiempo para lograr seguridad y consenso. En relación con los políticos, apenas son perceptibles y pienso que se está esperando una mayor estabilidad económica para implementarlos, pues confío en que hay voluntad para hacerlos.
Por Alejandro Lavquén
Publicada en revista Punto Final Nº 772
Diciembre 07/ 2012