Se agudiza por momentos la polémica entre el Partido Comunista y la Democracia Cristiana de cara a las siguientes votaciones. Antes habrá que resolver cuestiones muy importantes, como quién es más democrático.
Mientras algunos DC dicen que con el PC ni a misa, otros dicen que este partido no es un enemigo, sino alguien con quienes sólo se tienen diferencias. Mientras los primeros descargan su ira por saludos a gentes de dudoso rango democrático, los otros responden sacando pergaminos golpistas vergonzantes.
Hay que reconocer que si la DC hubiera hecho uso de esta manera tan civilizada de resolver las discrepancias, habría evitado un par de miles de muertos, centenares de miles de torturados y otros tantos exiliados. Y un no despreciable sufrimiento al pueblo entero.
La gracia es que estos dimes y diretes son entre socios. Es cierto que en fechas recientes ambos partidos estaban en bandos distintos, casi irreconciliables. Pero eso ya pasó. Ahora se enrostran diferencias para la galería, pero en el fondo, intentan acuerdos y programas.
Ya no tiene relevancia, por ejemplo, el rol que le cupo al ex presidente Patricio Aylwin en el Golpe de estado de 1973. Que ahora, quizás espoloneado por la inminencia de la muerte, llegue a pensar de un modo tan democrático, no lo excluye de la responsabilidad que significó su rol al declarar inconstitucional el gobierno de Salvador Allende, pedir la intervención de los valientes soldados y apoyar a la dictadura durante sus tres primeros años.
Las declaraciones algo tardías del ex presidente, retrotraen la memoria a aquellos momentos dramáticos cuando arreciaba la campaña soterrada contra el gobierno de Salvador Allende, acosado por enemigos y algunos de sus supuestos compañeros.
Hace algunos años el Informe Church del Senado de Estados Unidos explicaría muchas cosas, entre otras, el financiamiento millonario que la CIA entregó a la Democracia Cristiana para la desestabilización de la Unidad Popular.
En atención que ya ha pasado un tiempo más que respetable, ¿no sería bueno que se dijera quien recibió esos fondos?
“No soy juez para juzgar lo que (los militares) habían hecho”, dijo alguna vez Patricio Aylwin y aunque lamentó algunos casos de violaciones de los derechos Humanos, los atribuyó a ”un verdadero ejército paralelo” existente por entonces, según él.
Sin embargo, para ser justos hay que decir que si bien no todo comunista es revolucionario, tampoco es cierto que todo democratacristiano sea un reaccionario. Hubo muchos que se opusieron al golpe y otros que lucharon contra la dictadura, y jugaron un rol importante en la denuncia y defensa de quienes fueron violentados en sus derechos esenciales, Pero el sector derechista de ese partido demostró con creces su vocación anticomunista, con su reguero de sufrimientos e infamias. Son los que aún mandan.
En esta parte del siglo, de tarde en tarde, personeros democratacristianos se solazan disparando contra el PC por su apoyo a gobiernos o procesos de signos contrarios a los dirigentes falangistas, que no trepidan en advertir su compromiso con la democracia y los Derechos Humanos. Usados estos argumentos como manera de ablandar a sus socios antes de las negociaciones, encuentran en la dirigencia del PC respuestas que no por ciertas resultan menos extravagantes.
Nosotros no hemos sido partidarios de ningún golpe de Estado, ha dicho un dirigente del PC, en evidente alusión al rol golpista de los principales dirigentes democratacristianos de entonces.
Vistas así, las cosas, la duda que cabe es qué hace un partido de innegables conductas democráticas, vinculados con golpistas que no se han podido, ni han querido, sacudirse del ADN reaccionario que los llevó a ayudar a la instalación de la dictadura en sus tres primeros años, cuando se verificaron la mayor cantidad de muertos.