Diciembre 11, 2024

Triunfo agridulce en las elecciones para la burguesía nacionalista catalana

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mas_arturBarcelona.- Las históricas elecciones celebradas ayer en Cataluña arrojaron un resultado agridulce para los nacionalistas moderados de Convergencia i Unió (CiU), que a pesar de ser el partido más votado y asegurar su relección para los próximos cuatro años, también sufrieron un severo castigo en las urnas al perder 12 diputados y más de 100 mil votantes.

 

El proyecto independentista que centró buena parte de la campaña logró un amplio respaldo, al sumar los partidos políticos a favor del referendo de autodeterminación un total de 87 diputados de los 130 que integran el Parlamento catalán. Es decir, dos terceras partes de la cámara. Todos los partidos destacaron la participación en los comicios, más de 70 por ciento del electorado, la más alta en los últimos 20 años.


La distribución de los escaños en el Parlamento catalán para los próximos cuatro años será la siguiente: CiU, 50; Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), 21; Partido Socialista de Cataluña (PSC), 20; Partido Popular (PP), 19; Iniciativa por Cataluña Verdes (ICV), 13; Ciutadans (C’s), 9; y la plataforma popular nacida a raíz del surgimiento de los indignados, Candidatura de Unidad Popular (CUP), 3.


Estos resultados vaticinan una compleja realidad política en la región para los próximos años, una vez que el presidente catalán, Artur Mas, convocó a elecciones anticipadas para lograr una mayoría excepcional y llevar a cabo un plan de secesión del Estado español, pero que no obtuvo en las urnas.


CiU, a pesar de ser el triunfador de la noche electoral y de que se aseguró la formación de gobierno, perdió 12 escaños, al pasar de 62 a 50 diputados. Un dato que no supone en todo caso una derrota para el nacionalismo conservador catalán, una vez que su nuevo discurso ideológico, abiertamente independentista y a favor del derecho a decidir del pueblo catalán a través de un referendo, fue mayoritario en el país.


Si se suman los votos y los escaños de las formaciones con vocación de impulsar la consulta popular para iniciar la separación del Estado español, en Cataluña hay 87 diputados y más de dos millones 200 mil ciudadanos a favor de este proceso, de un padrón de 5 millones 200 mil; la participación fue de 70 por ciento.


Los unionistas o españolistas, representados por el Partido Popular y C’s, sólo sumarían 28 escaños y poco más de 700 mil votos.


En medio quedarían los 20 diputados y los 520 votos del Partido Socialista de Cataluña (PSC), la única formación política que apostó por un modelo federal como alternativa al actual.


A pesar del triunfo, los dirigentes de CiU reconocieron estar preocupados ante una situación compleja en la que no sólo está pendiente de futuros pactos electorales la formación del nuevo gobierno, sino que la principal herramienta para llevar a cabo las políticas públicas –los presupuestos anuales– será extremadamente difícil de negociar y de aprobar. La formula más viable y previsible es un gobierno en minoría con apoyos puntuales del gran triunfador de los comicios, ERC, que con sus 21 diputados obtiene 11 más que en las elecciones de 2010 y se convierte por primera vez en la segunda fuerza de la región. Un dato crucial también para entender el aumento de la población que está a favor de la independencia definitiva del Estado español.


El derechista PP, que desde Madrid, por medio del gobierno central de Mariano Rajoy, desarrolló una guerra sucia durante la contienda electoral difundiendo borradores policiales con el fin de criminalizar a los dirigentes de CiU, no logró ni de lejos los resultados que esperaba.


El PP se presentó en las urnas como una cita histórica para decidir entre la aventura independentista o continuar en el actual modelo. Y el fiasco electoral fue evidente al obtener apenas un escaño más en comparación con las pasadas elecciones, cuando sus previsiones eran ubicarse por primera vez como segunda fuerza de la región. El PP seguirá siendo una formación residual en Cataluña y la cuarta en número de votos y diputados.


A pesar del resultado agridulce y difícil de digerir para la cúpula de CiU, sus líderes fueron recibidos entre aplausos y gritos de independencia. Artur Mas, tranquilo, pero muy lejos de la euforia habitual tras un triunfo electoral, reconoció que el resultado no era el que esperaba y que la situación es compleja. Queríamos un gobierno más fuerte. Una mayoría excepcional que se requería para un momento excepcional, y es evidente que no la hemos conseguido. Pero hay que destacar dos circunstancias que hemos tenido en contra: dos años de gobierno en condiciones durísimas y con muchos recortes. La segunda es que el programa de CiU tenía un ideario diferente, sobre todo en cuanto al derecho a decidir y alcanzar una mayoría que nos permitiera construir una nueva alternativa.


Y advirtió que tras los comicios la situación no es fácil; por eso espero y confío en el resto de los grupos para que Cataluña avance y entre todos impulsemos el crecimiento económico, aumentemos las políticas sociales, y trabajemos para que el proceso del derecho a decidir vaya adelante en los próximos cuatro años. En estas condiciones de la política catalana no debemos renunciar a los objetivos que tenemos como país, y si sumamos los votos de las formaciones a favor del derecho a decidir, vemos que hay una amplia mayoría.


Esta lectura coincidió con el dirigente de ERC, Oriol Jonqueras, quien felicitó a Mas por su triunfo y le recordó que el proceso de independencia ha salido reforzado en estas elecciones. Hemos constatado que el pueblo catalán se ha expresado a favor de la continuidad del proceso soberanista y de avanzar en la construcción de nuestro propio Estado.


Joan Herrera, de ICV, consideró que el resultado electoral y el notable aumento de sus votantes es fruto de una campaña en la cual centraron su mensaje en la lucha contra los recortes, por lo que anunció un frente contra las políticas insensibles y poco transparentes de CiU, al que reconoció su victoria pero también le advirtió que en estas elecciones había perdido los objetivos políticos que se había marcado.


Desde el frente españolista, la dirigente del PP señaló a CiU y a Artur Mas como los grandes perdedores de las elecciones, y calificó su proyecto político de fracaso.


En Cataluña se abre ahora una etapa de reflexión –tal como aseguró el propio Mas– y de duras negociaciones en las que estarán sobre la mesa algunas cuestiones tan delicadas y trascendentales como la hoja de ruta para llevar a cabo el proceso de secesión de España, la integración del nuevo gobierno, que podría alumbrar una alianza inédita hasta ahora en la región, al conjugar por primera vez a CiU –nacionalismo moderado o conservador– con ERC, nacionalista progresista o de izquierda. Además de la estrategia que desarrollarán las instituciones catalanes de cara a la futura negociación con el gobierno español y con el PP, donde celebraron el castigo electoral a CiU porque debilita, a su juicio, el plan soberanista y pone en jaque a su principal impulsor, Artur Mas.

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