Diciembre 26, 2024

Una verdad tan grande como la Cordillera

trabajadores_cocina

trabajadores_cocinaEn un Bar en la ciudad de Nueva York, conversaban dos americanos blancos con un whisky en la mano. Miraban con rostros inexpresivos una gran pantalla ubicada en el costado del bar, donde las cadenas de TV, NBC, CBS, CNN, trasmitían desde Chicago, el triunfo de B. Obama sobre Mitt Romney.

 

 

Los gritos de los partidarios de Obama a esa altura de la madrugada parecían resonar con mayor fuerza en sus cabezas y quizás fue eso lo que impulsó a uno de ellos a quitar la mirada de la pantalla para dirigirla a su amigo y decir, “It is sad, this race should not have even been close, the fact that the non-working side won shows me that the wonderful country I love is is most likely not going to survive” (Es triste, esta carrera no debería haber sido estrecha, el hecho de que el lado que no trabaja ganó me muestra que el país maravilloso que yo amo es muy probable que no va a sobrevivir).

 

Esta simple frase de una conversación entre estos dos ciudadanos comunes y corrientes permite apreciar la profunda polarización política existente en los EE UU. Vendrán tiempos difíciles dijeron algunos, otros no dudaron en gritar ¡socialismo!, mientras los comentaristas políticos afines a Romney expresaban su opinión para que el presidente Obama no virara a la extrema izquierda, lo que sería un desastre. Las expresiones se sucedieron lo que motivó, hace pocos días, que el premio nobel de economía Paul Krugman escribiera en su columna en The New York Times, que, “…Sospecho que todo se reduce a dos cosas: la autodefinición en términos de estar siempre con la gente del poder, y la burbuja de información de la derecha, que los dejó completamente inconsciente de la información que no querían oír.

 

Revisando los sucesos ocurridos tanto en EE UU como en Chile, encontramos ciertas similitudes en la falta de credibilidad de lo que ocurren en ambos países. La derecha republicana, habla de la cesantía del gobierno de Obama, como si la gestión de los anteriores gobiernos republicanos fuera responsabilidad de los Marcianos, o que ellos no tuvieron ninguna responsabilidad en el enorme gasto militar de las guerras en el medio orientes, con George W.Bush encabezando la guerra en Afganistán el 2001, o la guerra que inició a Irak el 2003, bajo el falso argumento de la existencia de armas químicas.

 

Afortunadamente existen sectores norteamericanos con conciencia social que pudieron conocer quién era M. Romney detrás de las bambalinas. Le encontraron un video que lo captó en una exclusiva reunión con sus partidarios, donde dijo, “Hay un 47% de las personas que van a votar por el presidente (Obama), no importa lo que pase. De acuerdo, hay un 47% que están con él, que dependen del gobierno, que creen que ellos son las víctimas, que creen que el gobierno tiene la responsabilidad de cuidar de ellos, que creen que tienen derecho a la salud, a la alimentación, a la vivienda (…) Mi trabajo no es preocuparme por esas personas. Nunca voy a convencerlos de que deben asumir la responsabilidad personal y el cuidado de sus vidas”.

 

En Chile, Carmen (*) es una mujer chilena que trabaja en un viñedo cercano a la costa central de propiedad de la Viña Concha y Toro. Su jornada empieza a las 6,30 am, porque debe viajar una hora en buses de acercamiento de la empresa para empezar a trabajar a las 7,30 am. Su trabajo consiste en amarrar matas de parras que están dispuestas en hileras de aproximadamente 100 metros, separadas cada mata por 90 centímetros. Le pagan $ 10 por mata que amarre. Al final del día, a las 5,30 pm obtiene $ 3.500, lo que representa hacer entre 7 y 8 hileras para regresar a las 6,30 pm a su casa, incluido el tiempo de traslado.

 

Si consideramos los $ 3.500 equivalentes en dólares, son US$ 7,29, dividido por las 10 horas de trabajo resulta un valor de US$ 0,72 la hora (centavos de dólar), para lo cual debió ausentarse y dejar a sus hijos durante 12 horas continuas. Este trabajo lo hace durante 22 días al mes, por lo que percibe una remuneración aproximada de $ 77.000 al mes por un trabajo a pleno sol y caminando cientos de metros.

 

Este es un ejemplo de los ingresos de los trabajos “a pleno empleo” , yo diría a pleno sol que tienen miles de chilenos, gente a los que no les hace ningún sentido las palabras del Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ni la de los voceros o del propio Piñera cuando hablan del creciendo sostenido de Chile.

 

En Chile también se hacen los distraídos con casi 40 años de dura economía neo liberal de mercado que permite y seguirá permitiendo que una mujer chilena trabaje 10 horas por US$ 0,72 centavos de dólar la hora, menos que una trabajadora en China, para que un puñado de familias se vuelvan multimillonarias en dólares, dueñas de enormes empresas que sacan las utilidades de Chile para expandirse en Latinoamérica, gracias a los pulmones de miles de trabajadoras, que como Carmen, deben ocupar 12horas diarias para ganar miserables US$ 7,29 por su trabajo.

 

Para que las cifras que esgrime el gobierno sobre el crecimiento de la riqueza o del PIB tengan sentido de realidad, tienen que sentirse en el estomago o en el bolsillo de las personas. De nada sirven los números cuando la gente mira su propia pobreza o las enormes dificultades que tienen para vivir. Ya no son creíbles los discursos, la prensa o las reiteradas afirmaciones en la televisión sobre algo que Ud., no percibe. Eso es lo que está cambiando en EE UU y en Chile. No se trata de socialismo en Estados Unidos o en Chile.

 

¿Por qué ganó Obama en EE UU? Algunos creen que fueron los debates, no, eso fue mínimo. Fue el constante y menor conflicto para un mejor consenso “en la izquierda” que culminó en el 2008 y 2012 con las victorias electorales. Existen visiones incorporadas en la mente de los votantes demócratas que incluyen no sólo asuntos socioculturales tradicionales, morales y raciales, como los derechos de las mujeres, las minorías homosexuales, etc., También están marcando fuertemente la obligación al gobierno de proporcionar una red de seguridad, y una mayor justicia social en un país que le gana a Chile, 400 familias perciben el equivalente al ingreso de 150 millones de norteamericanos.

 

En esta perspectiva, en Chile también está surgiendo una nueva visión de una sociedad más justa, que demandará de los gobiernos, cualquiera sea su signo, una efectiva redistribución del ingreso a través de una reforma tributaria, mejor educación, seguridad, etc., pero sin dejar de lado la revisión de las concesiones mineras, la recuperación de los derechos de agua, la regulación y protección del medio ambiente, de los consumidores frente al sistema bancario, comercial y financiero.

 

Es muy difícil que una población tan afectada mayoritariamente por las bajas remuneraciones, la inoperancia de los servicios de urgencias para salvar las vidas de sus seres queridos o la precaria atención que ellos mismos reciben en salud, no entiendan que a estas alturas, que votar por un gobierno de derecha no es una opción válida para ellos, porque es como negarse a sí mismos.

 

La gente pide, legitimidad en sus gobernantes, efectivo derecho a expresarse, una imperiosa necesidad de ser escuchado y tomado en cuenta en el marco de sus propias necesidades y no de los objetivos que les imponen los líderes políticos, alcaldes o gobernadores o presidentes para buscan hacer autopistas, puentes, etc., por mucho que se esfuercen en decir que hablan con la voz del pueblo.

 

Este gobierno no lo hará. Su proyecto es sectorial, ellos vinieron para proteger a los ricos y a los empresarios y eso es lo que han estado haciendo, bajándole los impuestos, con leyes de fomento, etc. Para cualquier otro gobierno venidero, que no sea de derecha, será una exigencia organizar y garantizar la participación de los ciudadanos en redes que terminen con la atomización social.

 

En EE UU, los partidarios de Obama usaron las redes computacionales y se organizaron a través de ellas para visitar uno a uno a sus votantes. En Chile volveremos a ver el triste espectáculo de las fracciones políticas, cada una con su verdad a cuesta para levantar estrategias en nombre del pueblo, lo que puede abrir un peligroso espacio para un segundo gobierno de derecha.

 

El mandato de los ciudadanos más informados y sabios es aprender a organizar al pueblo, ver cómo es posible interconectar Antuco con la Pintana, o Visviri con Pozo Almonte en un diálogo ciudadano sistémico que recoja las discusiones ciudadanas y de a conocer sus prioridades de modo que los gobernantes, tengan una legitimidad tal, que no queden dudas sobre si desean o no demoler las leyes de amarres de la dictadura y la de los poderes fácticos. Se trata de una ciudadanía empoderada que está desconectada y que perdió la confianza en sus líderes, una verdad tan grande como la cordillera, pero que aún hoy, pese a la evidencia, los políticos consciente o inconscientemente siguen negando.

 

Mario Briones R.

 

Carmen (*) es un nombre ficticio para proteger a personas reales.

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