Diciembre 5, 2024

Estudiantes llaman a no votar en las municipales

gonzalez_eloisa_600

gonzalez_eloisa_600Eloísa González Domínguez, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), señala que la decisión de “funar” (repudiar) las elecciones municipales del 28 de octubre mediante una variada gama de acciones, se tomó después de un largo debate interno de la organización estudiantil.

 

 

El rechazo a estas elecciones expresa una crítica tajante a todo el sistema político y su institucionalidad. La ACES considera que el sistema, excluyente y poco democrático, herencia en lo esencial de la dictadura militar, no posee mecanismos participativos que permitan expresar la voluntad popular más allá del voto. Acusa, además, a los parlamentarios que se oponen a la Asamblea Constituyente -como el presidente socialista del Senado, Camilo Escalona-, de estar comprometidos con el “paraíso” neoliberal. Desde la Concertación, muchos critican a la ACES y a su vocera calificándolas de “ultras” (en el gobierno la califican de “antidemocrática”).

 

Eloísa González dice: “Algunos pensaban que para invalidar las elecciones trataríamos de ocupar los recintos de votación. Eso nunca estuvo en nuestros propósitos. No estamos en contra del voto, estamos contra la institucionalidad del Estado. Carece de mecanismos reales de participación para ejercer la democracia, mecanismos que vayan más allá del ritual cívico de emitir el sufragio cada cuatro años”.

 

El 6 de octubre en el Hogar Mapuche Las Encinas, en Temuco, la ACES reiteró su llamado a no votar en las elecciones municipales y anunció una serie de actividades de información y difusión de sus planteamientos. Estas incluyen participación en movilizaciones callejeras los días 16 y 25 de octubre. Simultáneamente, los estudiantes universitarios agrupados en la Confech llamaron para el 11 de octubre a un paro nacional y marchas en diferentes ciudades.


La abstención en las elecciones municipales del próximo 28 de octubre es motivo de polémica entre los estudiantes universitarios y secundarios. Varias de las juventudes políticas que participan en el movimiento estudiantil toman parte activa en la campaña municipal. Por ejemplo, Camila Vallejo, vicepresidenta de la Fech y emblemática dirigente comunista, viaja por el país proclamando candidatos a alcaldes y concejales de su partido y de la Concertación, agrupados en un frente opositor. Eloísa González considera perjudicial para los estudiantes la presencia de dirigentes de la Concertación asociados a candidatos que provienen del movimiento estudiantil, como sucedió con la participación del ex presidente Ricardo Lagos en la proclamación de Camilo Ballesteros, comunista ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago. Ballesteros compite por la alcaldía de Estación Central, apoyado por la Concertación.

 

LOS ESCOLARES LA LLEVAN

 

El sector que lleva la mayor carga en la movilización por el cambio de la institucionalidad educativa es el de estudiantes secundarios, también los más afectados por las injusticias del modelo. En su mayoría pertenecen a los sectores más pobres de la población, y son los principales usuarios del desacreditado sistema público de educación. El gobierno no ha entregado respuestas a sus demandas e incluso usó las movilizaciones estudiantiles de 2011 para acelerar el desmantelamiento de la educación municipal, por la vía de disminuir matrículas y cerrar establecimientos.


El Ejecutivo, por su parte, sigue facilitando sus negocios a los empresarios privados de la educación primaria y secundaria a través de la subvención escolar. Con ello obliga a la enseñanza pública municipal a competir en condiciones desfavorables en la captación de alumnos. Mientras la educación subvencionada particular opera sobre la base de seleccionar a los mejores, las escuelas y liceos municipales están forzados a recibir a todos los estudiantes. La política de Estado en educación favorece a quienes discriminan y acentúa la desigualdad al establecer una educación para ricos y otra para pobres.

 

CULMINACION DE UN

LARGO PROCESO

 

Eloísa González no difiere en su conducta de cualquier otra joven de su edad (cumplirá 18 años, la mayoría de edad, este mes). Su sencillez, la dulce expresión de sus ojos y la naturalidad de su sonrisa contrastan con la rebeldía que expresan su cabellera colorina y la mordacidad de sus palabras. La represión ya ha fijado su atención en esta joven líder estudiantil. En el desalojo del Servicio Electoral, ocupado por un grupo de la ACES, Eloísa fue agredida por un carabinero. Después de recibir atención médica, la vocera de la ACES denunció la agresión sin ser escuchada por las autoridades.


Según la vocera de la ACES, “funar” las municipales “es un ultimátum a quienes no se hacen responsables de nuestras demandas destinadas a evitar la muerte de la educación pública”. Agrega que “la mayoría del movimiento estudiantil es menor de 18 años y no tiene voz ni voto en las decisiones respecto a educación. Por lo tanto, estas elecciones del 28 de octubre no representan para nosotros un acto democrático, son parte de un sistema político que es la causa de que no tengamos educación gratuita y de calidad. Nuestra decisión de funar las elecciones es parte de la campaña ‘Yo no presto el voto’, que llama al pueblo a mantenerse fuera de la dinámica electoral. La institucionalidad que sirve de soporte a las elecciones está diseñada para que gane la derecha o el sector más conservador de la Concertación. En la acción política estas fuerzas se comportan de igual manera y se muestran incapaces de construir una democracia para el conjunto del pueblo. Al fin y al cabo, la derecha y la Concertación demuestran que son lo mismo. Abogamos porque la gente que hasta ahora no tiene un lugar en la democracia, encuentre un espacio para incidir en las decisiones para conducir el país.


No estamos a favor ni en contra de determinados candidatos a alcaldes o concejales, porque sabemos bien que lo que demandamos es imposible de realizar dentro de las reglas que impone el sistema. Queremos ‘desmunicipalizar’ la enseñanza y esa decisión no pasa por los gobiernos municipales. Ante la incapacidad de la institucionalidad para resolver las demandas populares, no creemos que los emplazamientos sirvan de mucho en la práctica. Hay candidatos que se han comprometido a apoyar las demandas para una educación pública, pero se quedan sólo en las palabras. Esto ocurre con candidatos de todos los colores políticos”.

 

CONVICCION PROFUNDA

 

Por la radicalidad de su posición política, Eloísa González ha sufrido atentados y amenazas, como muchos otros dirigentes estudiantiles secundarios. Sin embargo, esto no la detiene, porque cree que la acción estudiantil tiene fundamento sólido en las familias. Una mayoría de la ciudadanía rechaza un modelo discriminatorio de enseñanza creado por la dictadura y perfeccionado por los gobiernos de la Concertación.


Eloísa González explica que la campaña ‘Yo no presto el voto’ consiste en poner las demandas sociales en el tapete de la discusión pública. “Para llevarla a la práctica consultamos realizar asambleas, denuncias, tomas, llamados a no votar, acciones para exigir mayor participación en las comunas, actos culturales, etc. Sabemos que debemos ser cuidadosos en las acciones que emprendamos, sobre todo en las horas próximas a la elección. Tenemos conciencia que las fuerzas armadas asumen el control del orden público y de los recintos electorales, de manera que nos ajustaremos a esa realidad”.

 

UN CAMINO PROPIO

 

¿Este llamado a abstenerse en las municipales se extenderá a la elección presidencial?

“El trasfondo de nuestra campaña tiene validez permanente, pero la forma puede ir variando. En la presidencial volveremos a plantear el problema de fondo: que los movimientos sociales y sus demandas no tienen cabida en la institucionalidad actual. Sabemos que pasará largo tiempo antes que podamos contar con herramientas reales de participación del pueblo. Las elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales son momentos de igual importancia para lo que queremos plantear”.


Si un candidato o candidata presidencial recogiera parte significativa sus demandas, ¿qué harían?

“Estamos ahora ante la coyuntura municipal. Más allá de la simpatía que tengamos por ciertos candidatos o candidatas y de la voluntad política que ellos pudieran tener, el asunto de fondo es que el pueblo no tiene todavía un proyecto propio de construcción de país. Veremos los resultados de la elección municipal y después discutiremos cómo continuar nuestra campaña en relación con las elecciones parlamentaria y presidencial”.


¿Cómo ha sido la experiencia de la ACES con los parlamentarios?

“Muy compleja. Cada vez que hacemos un intento de diálogo en el Congreso Nacional, nos quedamos con un sabor amargo. Así ocurrió con el rechazado informe sobre el lucro, con la aprobación de la ‘reforma’ tributaria y ahora, con la discusión del presupuesto nacional 2013. Se aprueban recursos, pero no se establece de manera adecuada cómo se usarán esos fondos, o simplemente se asignan recursos en beneficio de los sostenedores privados del sistema educacional. Esto denota la incapacidad de los legisladores de asumir la problemática esencial de la educación. Si bien se han dado intentos de acercamiento, no hemos llegado a acuerdos porque no existe voluntad política de los partidos y sus parlamentarios”.


El senador socialista Camilo Escalona y otros políticos se oponen a una Asamblea Constituyente como la que plantean los movimientos sociales…

“La demanda de Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución emana de distintos sectores sociales y políticos. Ante esa propuesta, la casta política ha formado un bloque transversal que traspasa a la Concertación y a la derecha para cerrar el paso a esta demanda popular. El rechazo de ciertos parlamentarios y autoridades a la Asamblea Constituyente se explica por el miedo que sienten de que se les termine el ‘paraíso neoliberal’ del que disfrutan.


Una Asamblea Constituyente es el paso necesario para cambiar democráticamente la Constitución Política. Pero mientras los que toman decisiones sigan siendo un grupo pequeño, mientras no existan organizaciones sociales fuertes, no habrá garantía de que podamos concluir un proceso constituyente como el que queremos y necesitamos”.


Es un hecho que las marchas convocan ahora menos gente en la calle…

“Entendemos las marchas y otras formas de movilización como una herramienta, no como un fin. Lo que nos importa es instalar ciertas temáticas en educación y en otros aspectos. Puede haber menos gente en la calle, pero eso no significa que disminuya nuestra fuerza. Ella está surgiendo de una sociedad que debate sobre educación. Ahora hay comunidades que tratan de articularse y organizarse. Hay una gran fuerza en la base social”.


¿Cómo ha sido la experiencia de relacionarse con otros sectores sociales?

“Ha sido un proceso complejo. Nos hemos dado cuenta que el sector más avanzado es el movimiento estudiantil secundario. Pero hemos tenido experiencias muy alentadoras en la relación con sindicatos de empresas del sector servicios, y estamos extendiendo esa vivencia a otras realidades. Otro hecho importante que está ocurriendo es que también nuestros padres se están organizando y cada vez son más los que exigen dignidad en sus trabajos. Estas experiencias nos han permitido tener claro, por ejemplo, que el Colegio de Profesores no representa fielmente a la mayoría de los maestros. Por eso ahora trabajamos con sindicatos o colectivos de profesores. Eso nos han permitido articularnos con los docentes para fortalecer en conjunto nuestras propuestas en los colegios. Nosotros aprendemos de su experiencia de lucha y ellos de la nuestra. Así construimos por la base un movimiento social que en el futuro será capaz de realizar el cambio profundo que Chile necesita”.


La ACES plantea la participación de la comunidad en la gestión y el control comunitario del sistema de educación. ¿Cómo lo harían funcionar?

“Nuestro concepto de participación y democracia está muy ligado al control comunitario sobre los procesos educativos. Lo pueden ejercer tanto los actores al interior de cada establecimiento, como las organizaciones territoriales. Esta forma de participación no existe en Chile. Hay intentos, pero en la realidad no hay un control social efectivo. Estamos buscando la creación de este control comunitario, pero también creemos que debe incrementarse en forma paralela la presencia del Estado.


Cualquier tipo de control que ejerzan los actores sociales sobre el proceso educativo debe expresarse en la toma de decisiones. Por ejemplo, en varios liceos estamos exigiendo un Consejo Escolar con carácter resolutivo, para que la comunidad educativa pueda decidir sobre su propio espacio. Ha habido experiencias interesantes en liceos tomados; hemos tenido a sindicatos de trabajadores y a vecinos participando de las dinámicas para resolver los problemas que se presentan en un establecimiento escolar. Esta idea ha sido una buena experiencia”.

 

RUBEN ANDINO MALDONADO

 

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 768, 12 de octubre, 2012

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