Diciembre 12, 2024

El CEP da cuenta: La definitiva ruptura de la ciudadanía con la “clase” política

chadwick_chanchwick

chadwick_chanchwickLa encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), que logra movilizar al gobierno y al resto de los funcionarios políticos hasta la pérdida de los estribos, nos entrega algunos datos que van más allá de la popularidad presidencial o las principales preocupaciones de la “gente”, conceptos tan manoseados por estos días. Dan cuenta de una ruptura definitiva de la ciudadanía con la “clase” política.

 

Que el 60% de los entrevistados señale que no se identifica con ningún sector político o que un 48% no se sienta de derecha, centro o izquierda es un certero golpe a la burocracia partidaria.


Esta ruptura representa el corolario de los 22 años transición tras la dictadura, camino establecido sobre una constitución ilegítima y desarrollado a través de negociaciones de oscuro proceder entre quienes recibían el poder y los que siguieron amasándolo. Todo adornado con las imágenes y luces ofrecidas por los medios de comunicación oficiales.


Educación precaria y elitista, un sistema de salud deficiente, legislación laboral irrisoria, saqueo de los recursos naturales, una distribución de ingreso subjetiva y hostigamiento a los pueblos originarios fueron durante años barbecho para la movilización social germinará.


Mientras eso pasaba los detentores del poder –  estos y aquellos – se pavoneaban de la fortaleza de la democracia chilena (y el ejemplo que éramos para el mundo), la solidez republicana de las instituciones  y una serie de frases rimbombantes que solo buscaban, con el  alto auspicio de medios de comunicación ágiles y eficientes,  mantener embobada a la “gente”.


Sonrisas inocentes, manos en alto, cenas empresariales, reconciliación nacional. El país ideal. Del descontento, bien gracias.


Y ahora, de “sorpresa” para algunos, el sistema falló. Las instituciones son poco y nada valoradas, los partidos  son despreciados al igual que los huéspedes del parlamento. Estupefactos aquellos que habitan los salones del poder comentaban las cifras. Atenerse a las consecuencias si no se ordena el escenario es la amenaza de los presidentes de partidos.


La consecuencia a la que se refieren es la organización social y el proceso de construcción de una Asamblea Constituyente. Esta última incluso ha comenzado a ser utilizada como moneda de cambio por algunos, en el caso del presidente de la DC, o plataforma de posicionamiento público en el caso de Gómez, Girardi y otros conversos (pseudoconversos).


Las acciones de la maquinaria electoral concertacionista y la respuesta erizada de la derecha, representada en una campaña de terror mediático, solo dan muestra del desesperado momento de la “clase” política que ya no tiene argumentos para enfrentar el descontento y la organización social manifestada en masivas movilizaciones a lo largo del territorio.


En definitiva un sistema político que se siente en su ocaso.


Este escenario incita a que adopten medidas de supervivencia, vistiéndose con trajes ajenos y que le son incomodos pero que les abren las puertas a la mantención de sus parcelas.


Es evidente que los cambios propuestos no se concretarán en el corto plazo. Un próximo período presidencial, donde probablemente se intentará hacer la pantalla de profundas reformas para solo afirmar las riendas del poder,  deberá ser el espacio para la incubación definitiva de la construcción de un proceso de cambio que nos permita reconstruir nuestro país sobre bases democráticas sólidas, participativas e inclusivas.


Pero el primer paso ya se dio: desatar la crisis y comenzar a desarrollar la nueva plataforma.


NDR: Si usted no conoce la encuesta puede revisarla aquí

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