Diciembre 13, 2024

El Mercurio es tan refinado

marchacut_8

marchacut_8Parece que el Mercurio se ha asustado, por lo menos se ha preocupado. Y eso, tan poco común,  debería también inquietarnos a todos. Porque el Mercurio siempre ha sabido hacia  dónde sopla el viento –y si no lo sabe se lo pregunta a sus socios y  amigos- y ahora el viento está soplando para el lado de la Asamblea Constituyente. 

 

 

Personajes insólitos se  han pronunciado a favor de ella. Parece que saben que  la mayoría de la gente es partidaria de esa  Asamblea y piensan en las elecciones venideras. No vaya a ser que alguien se tome en serio este asunto  y castigue con los votos a los opositores o a  los indiferentes. Que si París bien vale una misa, una  senaduría  o aunque sea una modesta diputación, bien valen una Asamblea.

Tendremos que abandonar los refinamientos, dicen algunos políticos muy sabios,   (refinamientos entre los cuales se incluyen unos cuantos millones de pesitos chilenos).  Sobre todo  los que anteriormente eran unos picantes y que conocieron la mantequilla en el exilio y ahora se han transformado en unos magnates, como dice un amigo mío que lo vio con sus propios ojos. Tendremos que abandonar  esos refinamientos y entregarnos a  los brazos  de la chusma.


Porque como dice el Mercurio, “La democracia representativa es un refinamiento de las formas primitivas  de la democracia”.  Y  si ese refinamiento que tanto le gusta al Mercurio  incluye cerrar el  Congreso, provocar la muerte de un presidente, matar a miles de personas, arrojar a gente todavía viva al mar, torturar en formas que sería poco fino recordar ahora, no importa, porque lo peor de lo peor es “arriesgarse  irresponsablemente con propuestas asambleístas”, sigue diciendo el  decano de la prensa nacional.


Lo más terrible, según el Mercurio, es el predominio de “fuerzas cuya principal virtud es movilizar a las masas”.  Porque las masas son intolerables, groseras y lo que es peor, impredecibles. Jamás la gente decente debería tomarlas en cuenta, acuérdense de lo que pasó en la revolución francesa.  De los Estados Generales pasaron a la Asamblea Constituyente, y ahí vino la debacle. Cuando los legítimos reyes cedieron un poquito  y les quisieron dar la mano a las masas, éstas se tomaron el codo y luego la cabeza, y como eran ignorantes y tan poco refinadas, prefirieron cortar esas cabezas para llevárselas para la casa.


Ya está viendo el Mercurio la sombra de la guillotina en estas irresponsables propuestas asambleístas. No, nunca se sabe lo que estos   roteques  van a hacer, a proponer, a aprobar en esa Asamblea.  Se les puede ocurrir acabar con el lucro en la educación,  arrebatar el cobre a sus legítimos dueños, que son unas empresas trasnacionales tan refinadas  que aunque no ganan nada y por lo tanto no pagan casi impuestos, de todas maneras mantienen funcionando las minas para dale trabajo a esta pobre gente.


¿Y qué tal si se les ocurre establecer una verdadera libertad de expresión, que incluya darles algunos avisitos del gobierno a otros diarios que no sean el Mercurio y entonces el decano pierde buena parte de sus ganancias?  ¿O bien obligar a que las listas de defunciones se publiquen en varios diarios, lo que le quitaría al Mercurio el 90%  de sus lectores? Pues es  bien sabido que la sección mas leída del Mercurio es la de las defunciones. Cuando quisieron  eliminarla en la edición internacional, hubo tantos reclamos que tuvieron que ponerla de nuevo.  Es que  todo el mundo quiere saber si ya se terminó  de morir la tía millonaria, o bien el  dueño de la oficina que lo despidió sin indemnización y lo obligó a salir a vender  cordones de zapatos a la calle, en fin, saber de todas esas muertes que nos llenan de satisfacción porque nos permiten decir: ja, ja, él era más joven que yo y se murió antes.


Entonces, amigos, volviendo a lo que dice el Mercurio en su editorial del 21 de agosto, los políticos no pueden abdicar de su responsabilidad porque eso sería antidemocrático. Lo más democrático sería establecer el voto calificado, como se hacía antiguamente. Pero la gente ya está tan mal acostumbrada  que no se podría.  Así, los pobres (jamás el Mercurio emplearía la palabra pueblo, que es muy ordinaria) pues la gente pobre sería guiada por las personas decentes, educadas y con medios económicos,  que saben lo que hacen.


¿Asamblea  constituyente para qué? se preguntará el Mercurio.  ¿Acaso no tenemos ya una excelente  Constitución redactada por el  insigne jurista don Jaime Guzmán Errázuriz? No se olviden nunca de su segundo apellido, por favor. Y por lo demás, esa  Constitución  fue aprobada después en un plebiscito.


Andan diciendo por ahí, pensará el Mercurio,  que la Constitución es nula porque cuando  se  hizo ese plebiscito  no había registros electorales, ni libertad de expresión ni de reunión. Y  que  además los militares votaron varias veces. Pero  ¿cómo iba a  haber  registros  electorales si no había elecciones?  Y no tenía por qué  haberlas, porque mi general  había sido elegido por las fuerzas armadas, por la gente de respeto, por el gobierno del país más poderoso del mundo. Entonces, más legítimo no podía ser. Y que los milicos votaran varias veces tampoco es un pecado, ellos tenían que hacerlo para dar lecciones de civismo   a esa plebe que ahora quiere levantarse en Asamblea Constituyente.


Pues estos argumentos del Mercurio  podrían ser bastante convincentes  ¿no les parece? Porque además,  qué van a decir en otros países amigos si en Chile, ejemplo de democracia, de buen gobierno y de prosperidad económica, se llegara a aceptar una Asamblea Constituyente que va a echar por la borda todos los  éxitos alcanzados en tantos años de sacrificios y después de una transición tan exitosa que  hasta los españoles nos la envidian, basta ver todas las inversiones que han hecho en este país. “El éxito de la transición chilena se debe a  la prudencia”, dice el editorial del Mercurio.


Que los sacrificios los haya hecho solamente la plebe, no importa. Por algo dios creó ricos y pobres, para que estos últimos se ganaran el cielo en la tierra, qué más quieren, si van a tener la gloria eterna.


Sigamos siendo prudentes, nos aconseja el  decano.  Nada de Asambleas Constituyentes, por favor, que eso es muy antidemocrático. Y además nos trae recuerdos de  la revolución francesa y…. de  la guillotina.


Y  el que escribe el editorial mercurial se soba el cuello para asegurarse que todavía tiene la cabeza en su lugar.


Margarita Labarca Goddard

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