Diciembre 4, 2024

Los estudiantes están siendo cercados

marcha28_222

marcha28_222Ministros amenazantes y  alcaldes mentirosos, con la complicidad silenciosa y cobarde de muchos políticos, han decretado  una guerra contra los estudiantes movilizados, es decir, contra casi todos.

 

Indigna ver a los muchachos enfrentando solos la embestida brutal del régimen que no ha escatimado medios para someter su rebelión. Los sindicatos, los gremios, las centrales no han dicho esta boca es mía. En algunos casos, los estudiantes incluso han debido enfrentarse a sus profesores, que se ponen de parte de quienes son también sus explotadores.


Hasta ayer no más los políticos que podían, hacían esfuerzos por fotografiarse con sus dirigentes, o, por lo menos, no cruzarse con sus críticas. Hasta el más descarado de estos pillos, hacía un alto en sus negocios para decir su opinión sobre los “esclarecidos muchachos que marcan un camino y desnudan las injusticias que….”


Hoy los muchachos están solos. La táctica de aislarlos de la simpatía de la gente  usando para el efecto, la provocación que termina en violencia, los infiltrados que inducen al saqueo, y las oscuras maniobras de quemar buses inservibles, que de a poco comienza a tomar forma como una operación encubierta de la policía, está por dar sus primeros frutos.


El gobierno allega a sus declaraciones, las de dirigentes, ex dirigentes, periodistas y columnistas que ya adelantan la declinación de una forma de protestar que, según esos gurúes, tocó fondo. El régimen intenta por todas las vías instalar la idea que la protesta, la toma, la huelga, son medios añejos que terminarán con el movimiento y sus dirigentes en la deriva, divorciados de la simpatía de la gente. Y no digamos que esa operación no ha tenido éxito.


Los canales de televisión buscan con afán la cuña que enrede al dirigente estudiantil, la contradicción flagrante entre unos y otros, la toma espectacular en que un muchacho encapuchado quema lo que pilla o quiebra ventanales a discreción. Sin embargo, la extrema violencia con la que la policía agrede a los muchachos no parece ser un tema. Por lo menos no cuando sucede en Chile, en nuestras ciudades y calles, porque sí lo es cuando el mismo cuadro de repite en Palestina o en otras zonas castigadas por la violencia.


Los medios de comunicación juegan un rol de suma importancia en la táctica del régimen para demonizar el movimiento estudiantil y arrinconarlos vía el desprecio de la gente. No nos debería impresionar que así sea. Jamás los medios de comunicación, en manos de los poderosos eternos y  omnipresentes, han hecho algo distinto. Al contrario, históricamente han suscrito y apoyado los regímenes más oprobiosos. Y sólo por las anomalías que sufre nuestra sociedad enferma, estos medios de comunicación cómplices y encubridores de tantos crímenes, circulan con una actitud inocente que impresiona.


La tarea que les corresponde hoy es mostrar a una ciudad arrasada por los saqueadores de capucha negra y mochila. Columnas de  humo negro y amenazador. Dirigentes enfrentados unos contra otros. Adolescentes enredados en sus propias definiciones. Alcaldes dando señales de firmeza ante la turba manipulada que no dejan en paz a la mayoría que quiere estudiar.


Y, en contraste, se muestra un sistema político que hace su trabajo y crea leyes en un ambiente de libertada, igualdad y fraternidad republicana.


El régimen está pasando a la ofensiva. Tiene una buena posición para hacerlo. Pero ésta debería ser para ellos una batalla decisiva. El tiempo electoral que se avecina, el único que parece importar a los políticos del sistema, define un escenario en el que lo peor es una multitud chivateando en las calles.


Las elecciones tienen se no sé qué admirable, capaz de poner en tensión todas las fuerzas y miedos con tal de que se desarrollen en la más perfecta de las tranquilidades.   Quizás sea ése y no otro el efecto que se busca con meter a las Fuerzas Armadas a los locales de votación.


Es, si se mira bien, un momento sagrado en que los represores, mentirosos, y frescos por doctrina y precio, cambian de puestos en una trascedente rotación. Esa liturgia emocionante, no puede ser interrumpida por los gritos de los estudiantes,  ni por nadie más que grite, o reclame, lo que en el caso de Chile, son muy pocas personas más.


Es que las promesas, ofertas, dádivas, compromisos, regalos, mentiras y chamullos, necesitan de la tranquilidad y un ambiente especial: los estudiantes sometidos, gremios paralizados, centrales dormitando y muchos cartelitos y caritas felices, desparasitados, independientes y flotoshopeados.

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