Los días 23 y 24 de agosto de 1984, la Central Nacional de Informaciones CNI, con el apoyo de carabineros y de investigaciones, asesinó a Nelson Herrena, Raúl Barrientos, Juan José Boncompte, Rojelio Tapia, Roberto González, Luciano Aedo, Julio Oliva, Mario Lagos, Mario Mujica, todos militantes del MIR. Estos crímenes se cometieron en las ciudades de Concepción, Los Angeles y Valdivia.
La fuerza por derrotar a la dictadura militar, esa manifestación potente que votó por el NO, venía desde mucho antes. La potencia contra la dictadura tiene en sus historias aspectos de enorme valentía, gestos de generosidad que dignifican al hombre, que hicieron que los sueños y las ganas para seguirlos llevaran a esos protagonistas, a esos camaradas, a estos chilenos, a estos actores de la vida y de un nuevo país, ser parte de memoria y de la dignidad de Chile. Ellos son la muestra de los violentos atentados contra de la dignidad humana, golpes dados por las Fuerza Armadas y sus aparatos de seguridad.
Para llegar al NO hubo que salir muchas veces a las calles con los aparatos represivos a tiempo completo, cuando la policía disparaba a media altura y los chilenos eran un blanco móvil. Eran los tiempos en que todo un movimiento popular batallaba en las calles para terminar con el oscurantismo, cuando la criminalidad era patrimonio exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Para llegar al NO al pueblo chileno se le pidieron grandes esfuerzos, especialmente desde la izquierda, desde toda la izquierda de aquellos tiempos. No era poco andar construyendo, discutiendo, asumiendo y repartiendo las tareas del partido, que luego terminaría en los llamados a la inscripción en los registros electorales y votar por el NO, por esa histórica mentira de que la alegría estaba golpeando las ventanas de…la casa.
Se instaló que el triunfo del NO significaba la llegada de la democracia. Que todos los años y tiempos de pena se convertirían en alegría para todos, y para ello trabajaron. Todos en la concertación estaban seguros que se convertirían en los administradores de los tiempos por venir, se fortalecieron con sus pactos y dejaron que los tiempos se acortaran hasta llegar a marzo de 1990.
Incontables son los documentos que dejan al descubierto la mediocridad, el entreguismo, la concomitancia de los militares con los grupos económicos. La derecha económica se preparaba también para su reinstalación ante una eventual triunfo del NO. En esas alturas de los tiempos creerles el amor patrio no es asunto relevante. Cada día se confirma/reafirma esa relación entre los militares, la derecha chilena y el empresariado por un lado, y los millones de marginados y excluidos por el otro. La clase dominante/UDI/RN/ el actual entramado de leyes que favorecen y potencial el lucro… entre tantos otros asuntos
Justo fue pensar para millones de chilenos que ganar la batalla del NO significaba empezar con los pasos para desmontar el modelo heredado por la dictadura. Justo fue también sostener que una vez alcanzado el triunfo de NO, se iniciaría algo parecido a una transición hacia la democracia. No fue así, nada sucedió…hubo traición.
La concertación de partidos pactó con las Fuerzas Armadas dar la impunidad para Augusto Pinochet, a todo el alto mando militar, mantener incólume la amnistía de 1978 y dejar intacta toda la estructura diseñada y construida bajo el amparo del departamento de Estado norteamericano. No es justo creer que todos los involucrados con la dictadura hubieran trabajado por iniciativa propia.
El NO fue una alternativa que el movimiento popular fue construyendo al interior de sus organizaciones. La fuerza del No fue la que fijó espacios por los cuales transitaron partidos, fracciones, políticos y personajillos tratando de subirse al carro de la historia construido por miles de chilenos con profundos valores democráticos.
El triunfo del No también sirvió para que políticos en vías de extinción, volvieran a ser actores de primera fila, como el primer presidente post dictadura, eso fue sencillamente el personaje que la CIA, que la Embajada de los EE.UU y las Fuerzas Armadas consideraban el más idóneo, con pasado y partido golpista.
El triunfo del NO dejó a un país con una deuda eterna para una inmensa mayoría de chilenos.
El actual sistema educativo entregado al lucro. Un sistema de salud que se beneficia con la persona en su sentido más profundo. Recursos naturales entregados a grupos económicos para pagar deudas de clase social. El mar regalado a los sectores más depredadores de la clase dominante.
El triunfo del NO es por estos tiempos un asunto de moda, pero con una enorme deuda….