Europa se precipita a salvar los bancos privados españoles que según Zapatero, -no hace mucho-, eran los mejores del mundo.
Los mismos bancos que según Rajoy, -hasta hace 48 horas-, no requerían ayuda Europea. Lo malo es que aún no se sabe cuánto dinero público hay que poner. Según el FMI, -que de esto entiende lo que yo de chino mandarín-, molan unos 40 mil millones, o bien 50 mil, eso ya depende del día. La Unión Europea, en su generosidad infinita, pone a disposición 100 mil millones. ¿Plata? De eso que no falte… Hace menos de tres meses el BCE puso a disposición de la banca europea la colosal cifra de un millón de millones de euros (un billón). Los bancos españoles estuvieron entre los que más chuparon de esa teta. Y no fue suficiente.
Entrevistado por la TV chilensis, Carlos Cáceres, que fue ministro de la dictadura y presidente de nuestro propio banco central, dice que la crisis financiera europea puede ser asimilada a la nuestra, o más bien la suya, o la de ellos, los banqueros especuladores que quebraron, todos, en 1982. Carlos Cáceres, ¡un verdadero experto! Tan experto que los bancos chilensis que nos aplican tasas de interés usureras aún no pagan la llamada deuda subordinada. Y siguen siendo tan privados como los bancos españoles que ahora maman del MEE, mecanismo europeo de estabilidad financiera.
Lo malo es que ya no encuentran tinta para imprimir más euros. “Ayudar” a Grecia pase, después de todo Grecia representa el 2% del PIB de Europa. Pero España es otra cosa. Su economía, sin estar entre las más importantes del mundo, deja un hoyo que todo el dinero del MEE no alcanza a tapar. Y el efecto dominó sería catastrófico a tal punto que hasta Barack Obama se rajó con una declaración en plan anestesia. Barack Obama, que junto a George W. Bush ya agotó la provisión de tinta verde a tal punto que imprimir otro dólar es un dólor.
Para comprender por qué los bancos están quebrados hay que saber que ningún banco ha respetado jamás las reglas de Basilea II, ni existe ningún organismo internacional (ni nacional) capaz de obligarlos. Esto de Basilea II quiere decir que los capitales propios de los bancos oscilan en torno a 3% de los créditos que consienten. Hay bancos que fueron mucho más lejos, entre ellos un banco estadounidense que prestó 135 dólares por cada dólar de capital propio. Los acuerdos de Basilea III, que son ligeramente más exigentes, todavía están en el papel.
Los gobiernos juraron que sus bancos no necesitan recapitalizarse, que han resistido a los “tests de esfuerzo” (que son una triste payasada), y que por lo tanto todo va bien. Pero, ningún gobierno es capaz de saber hasta ahora ni el volumen ni la calidad de los activos tóxicos que los bancos mantienen dentro y fuera de sus balances: más allá de prestar dinero que no tienen, los bancos especularon con activos comprados precio de oro pero que a la llegada no valían ni un cuesco.
Ni siquiera los bancos conocen la profundidad del hoyo que tienen, por la muy simple razón que nunca lograron conocer en detalle las aleaciones de los “títulos” que compraron. Esos títulos de deuda mezclan hipotecas de madurez diferente (fechas de vencimiento), de solvencia diferente, de tasas de interés diferentes, junto a obligaciones de todo tipo, activos podridos y activos sólidos, en proporciones que cambian de título a título, seguros, CDS (credit default swap) y otros “vehículos” de una rara “sofisticación”, para usar los términos del mundillo de las finanzas.
Pero hay más: Larry Summers y otros genios se encargaron en 1999 de eliminar el Glass-Steagall Act que databa de 1933: se trataba de una regla yanqui que prohibía la existencia de bancos generalistas. O sea de bancos comerciales, de depósitos y de negocios al mismo tiempo. Esta regulación, -que impedía que los bancos especulasen con dinero que no era suyo-, fue suprimida a posteriori para legalizar los actos delictivos de los grupos bancarios yanquis, y particularmente del que llegaría a ser el grupo Citibank.
Todos los bancos tienen algún grado de “exposición” a las deudas soberanas (deuda pública), y basta con que un país como España, o Italia, se declare insolvente, aun parcialmente (lo que los enteraíllos llaman “default”) para que se produzca la caída del castillo de naipes, o el derrumbe en plan dominó. Si el PIB planetario sigue estando en el entorno de 45 billones de dólares, los productos financieros en curso superan los 830 billones… Es decir que basta con que una proporción muy pequeña de esa deuda, o “activos tóxicos”, resulte vana para que todo se hunda.
Hace algún tiempo tomamos conocimiento del primer audit realizado jamás por el GAO (Government Accountability Office) de los EEUU. Ya era sorprendente que fuese el primer audit, pero lo más asombroso es que las cuentas no cuadran. Según el GAO, para evitar un quiebre planetario, los EEUU emitieron unos 16 billones de dólares (más que su PIB anual) para sostener el sistema bancario, incluyendo bancos europeos. Se trata de emisión escritural, no fiduciaria, pero como quiera que sea es un billete que salió de la nada para sostener deudas que nadie es capaz de evaluar.
Por su parte la FED (banco central yanqui) ha “tomado en pensión” (para seguir usando la jerga del oficio) billones de dólares en activos tóxicos, lo que también comenzó a hacer el BCE, para darle liquidez a los bancos privados y evitar la recesión que de todos modos llega. En claro: los bancos centrales le pasan plata a la banca privada y reciben en garantía los activos que no valen nada. Las cifras simplemente son espeluznantes. Increíbles. Alucinantes. La FED ya tiene en su balance centenares de miles de millones de dólares de activos tóxicos, y por otra parte superó a China en créditos a Washington. Todo lo cual no logra hacer repartir la oxidada máquina económica, ni en los EEUU ni en Europa.
La reducción de los presupuestos públicos lleva a una nueva recesión, basta con ver los resultados que tales políticas tiene en Grecia: en lo que va corrido de este año el PIB va en caída libre. Menos actividad, más desempleo, menos recaudación fiscal, más endeudamiento… Los propios intentos de Europa por crear un fondo de estabilización (MEE) son patéticos. Primero, porque el monto apenas bastaba para “ayudar” a Grecia, y tal vez a Irlanda. No alcanzó para Portugal. Con España o con Italia van de espaldas porque son países grandes, cuya deuda es significativa en volumen (más de 2 billones de euros sólo para Italia, que debe 120% de su PIB). Segundo, porque tardaron lo suyo, dándole espacio a los especuladores para ganar dinero atacando a Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Bélgica, etc. Tercero, porque no le ponen freno a la especulación.
Frente a esto la única solución que queda es confiscar el sistema financiero: ya lo hemos pagado tres o cuatro veces su valor.
Por su parte la caída del dólar trae consecuencias simpáticas: habida cuenta de las reservas que tiene China, cada punto porcentual de caída les hace perder 20 mil millones de dólares. Pero no sostener el dólar les haría perder más… ¿Dónde están los dos billones de dólares de las reservas Chinas? La mayor parte en Bonos del Tesoro de los EEUU, que hoy no reciben remuneración ninguna (tasa de interés cero).
Como la FED puso en práctica su QE3 (quantitative easing = emisión de dólares sin respaldo) sin confesarlo, es muy rentable practicar el “carry-trade” como le llaman los que saben: se piden capitales prestados en los EEUU a tasa cero, o a tasa negativa, y se coloca ese billete, por ejemplo, en Chile en donde la tasa directriz del BC está en 5%. Luego, se cobran los intereses, se devuelve el principal, y los chilenos trabajamos para los especuladores. Como el lucro se resume a los intereses… es necesario manipular masas gigantescas de capitales.
Para volver a Carlos Cáceres, el ministro de la dictadura, si los EEUU hicieran lo que hicieron en los años 80, o sea aumentar drásticamente las tasas de interés, quebrarían una vez más los sistemas bancarios del tercer mundo, incluido Chile, como en el 82.
Te decía que hacen falta entre 40 mil y 120 mil millones de euros para salvar la banca española. ¡La precisión es admirable! ¿Cuánto para salvar la banca mundial? Eso no lo sabe ni el altísimo, ese que todo lo sabe.