Diciembre 11, 2024

Roberto Ampuero vislumbra a Salvador Allende desde “su condición humana”

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ampuero500México.- Salvador Allende, su figura, sus últimos meses en clave de ficción. El último tango de Salvador Allende es la primera novela que se escribe acerca de este personaje icónico de la historia chilena y latinoamericana y salió de la pluma de Roberto Ampuero, quien por el momento hizo a un lado su oficio de escritor para cumplir el cargo de embajador de Chile en México.

 

“Cuando acepté este cargo pensé que iba a poder seguir escribiendo. Salí de Chile desde el golpe de Estado, me fui al exilio y desde entonces, en las pasadas casi cuatro décadas, he vivido en Chile como cuatro o cinco años en total; el resto del tiempo lo he pasado fuera: en Cuba, en las dos Alemanias, en Suecia, los últimos 12 o 13 años en Estados Unidos, viajando mucho a Chile, porque tengo una casa allá.


“Muchos piensan que vivo allá porque soy columnista, pero lo que ocurre ahí es que uno, en la medida en que construye su propia vida, va dándose cuenta de que hay cosas que puede hacer en una época de la vida y en otras no.


Como embajador no queda tiempo para escribir, primero porque México es muy grande y variado: es como cuatro países latinoamericanos, de 28 o 30 millones de pobladores. Entonces hay mucho trabajo; es muy intenso, muy grato.


Pero es novelista y los novelistas cargan una mochila y van echando dentro de ella historias, personajes que quizá después se conviertan en una obra literaria. En la diplomacia pasa lo mismo; no hay tiempo para detenerse a escribir novelas, no puedo levantarme por la mañana a escribir como lo hacía antes; me levanto a saber de la prensa chilena, mexicana, internacional, fundamentalmente Estados Unidos, y ahí arranco.


–¿Extraña escribir?


–Está ahí. Es como el amor entre dos personas que se han separado, pero el amor sigue. Saben que ahí está y que en algún momento se volverá.


Fenómeno de ventas en Chile


Hace un año Ampuero, cuando aún no era embajador, dio otra entrevista a este diario en la que se habló de la literatura chilena actual (La Jornada, 8/5/11). En esa ocasión el pretexto fue su novela La otra mujer. Hoy es El último tango de Salvador Allende, publicado por Plaza y Janés, que se ha convertido en fenómeno de ventas en Chile, al igual que otro de sus libros: El caso Neruda.


Ese auge, explica, “está relacionado con las formas de narrar; la gente quiere ver personajes libres de análisis partidistas, de esquemas tradicionales; ver a un personaje y le atrae, pienso, en el caso del libro, el Allende desde el punto de vista de su condición humana.


“Sobre todo las generaciones más jóvenes, por las crisis que enfrentan los partidos políticos a nivel mundial y los políticos a nivel mundial, de cualquier color; la gente es escéptica, lo sabemos.


“El último tango… apareció hace algunas semanas en Chile y desde entonces es el libro más solicitado. Con El caso Neruda pasó lo mismo; es el libro que más se ha leído en Chile sobre el poeta y Nobel de Literatura.


“He querido en un comienzo, sin proponérmelo, casi en forma inconsciente, explorar la historia reciente de Chile en la clave de la literatura, de la ficción. En Chile hay mucho análisis de los que fueron los pasados 40 años desde el punto de vista del ensayo, de la historia, y la gente lo lee y obviamente cada uno persiste en sus propias visiones de las circunstancias. No se produce un gran cambio; incluso en ciertos sectores juveniles hay un agotamiento de estos temas, muchos plantean por qué volver al pasado, el pasado es pasado, estamos en otra época.


Tengo la sensación de que no, que el tema no es que se hayan agotado estos referentes, estas circunstancias históricas para los chilenos y, como Chile está inmerso en la historia latinoamericana muy fuertemente, para los latinoamericanos. Lo que se ha agotado son las formas de narrar o los géneros.


El interés de Ampuero por narrar a Allende, y antes a Neruda, fue explorar a estos dos personajes desde la estructura de los sentimientos, desde la condición humana. En el caso de Allende, por ejemplo, qué pensó en sus últimos meses, cuáles fueron sus sentimientos en términos de utopía, sensación de fracaso, de la soledad del poder, del camino que ha seguido y lo que le espera en la historia. Eso se ha perdido en forma definitiva e irremediable para el periodismo y para la historia porque ya no hay fuentes.


La literatura a través de la ficción, añade, “tiene una legitimidad para explorar eso, proyectarlo, siempre y cuando cumpla con algo que tiene que ver con la verosimilitud, con la posibilidad.


“Me atrae la figura de Allende porque marcó mi vida: me hice allendista a los 16 años, a los 17 comencé a militar en la juventud comunista, pero marcado con ese discurso social de Allende. Entonces explorar a este hombre era más bien un reto.


Este libro dejará muy insatisfecha a gente de derecha, de izquierda, o muy satisfechos, porque hay cosas que escapan del análisis tradicional de Allende.


La pregunta central que tenía al escribir tanto El caso Neruda como El último tango de Salvador Allende era: “Si me los encontrara, ¿sería capaz de mirarlos a los ojos y decirles ‘esta novela la escribí yo, sobre usted’?”


–¿Y cuál es la respuesta?


–Sí, claro. Me siento muy tranquilo. La reacción también de los lectores me da mucho respaldo. Lo es que uno se paralice ante grandes figuras de la historia de tu país y que digas no lo puedo tocar porque son prácticamente santos, intocables y eso es lo peor. Como intelectual tiene que arriesgarse, no tiene que quedarse a esperar que otros asuman esa tarea. Yo lo hice y asumo toda la responsabilidad de esta ficción en términos serios, respetuoso de los personajes, y busqué que fuera verosímil, plausible, y no perdiese nunca el contacto con la realidad.

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