La nueva izquierda es una realidad evidente, existe, y está/estará presente desde ahora. Es nueva porque mantiene la antigua tarea de avanzar en propuestas que posibiliten iniciar el proceso de sentar las cimientes para proyectos donde el hombre y sus derechos, sea lo más importante y lo impostergable.
Todos los justos indignados, los movimientos sociales construidos de manera democrática al calor de sus urgencias, están dando palos y paletada tras paletada a la forma cupular de hacer política/acuerdos/plantillas, esa vieja práctica donde unos cuantos son los que deciden quien será el representante del partido para defender los intereses de los necesitados Eso que siempre se ha llamado cuoteo político.
Se avanza en la construcción de nuevas formas de expresión en proyectos para la búsqueda de soluciones concretas y efectivas, postergadas en el tiempo, para las demandas por tantos años suspendidas. Se sale a la calle para dejar al desnudo la inoperancia de la pequeña clase política, que se evidencia extremadamente distante del Chile real y concreto. Se marcha y se bloquea para equilibrar las formas de negociación y asegurar resultados concretos.
Un país de pie, Pelequén, Aysén, Calama, los que piden la nacionalización del agua, los que rechazan la masacre medioambiental para proveer con más energías a los grupos económicos aprovechadores de la patria. Los estudiantes que no cederán hasta alcanzar sus objetivos tan sencillos, como es nuevo modelo educativo, con mayor compromiso del Estado para con las grandes mayorías.
La izquierda tradicional antigua ya no forma parte de los que se esfuerzan para que en algún momento se puedan sentar bases de un modelo diferente, más equitativo, más democrático, menos dictatorial. La vieja izquierda chilena entró al espacio heredado de los militares sencillamente para poder estar en la foto del calendario que sobre la miseria se publica siempre, que tiene siempre los mismos días…. los mismos rostros.
Cada día se hacen más evidentes los pactos por salvar un bloque político y económico que durante veinte años no cambió en absoluto el Chile real y concreto, donde se mantuvieron las mismas y draconianas formas de un modelo productivo centrado en la profundización de la privatización, y en los intentos cada día más frontales por empezar a consumir a un país por sus recursos naturales más delicados.
Cualquier acuerdo/firma/compromiso con lo que queda del bloque 1990 – 2010 es entrar a sostener el actual sistema, es la mantención de lo que dejó redactado la dictadura militar. Posiblemente la izquierda tradicional antigua considere relevante los acuerdos con los que durante decenios, aceptaron como indispensable el actual sistema binominal y caminaron…. en puntillas
Crear un nuevo modelo para el agotado sistema previsional es indispensable, y lo que es más urgente, la imperiosa necesidad que Chile tenga un sistema tributario justo, equilibrado, donde los sectores que más aprovechan de la patria… paguen más. Una nueva estructura constitucional, donde exista espacio para todos los sectores de la sociedad, un país sin excluidos.
La derecha se ufana en su muestra de cifras que sostienen los mayores aspectos del desarrollo de Chile, pero los ciudadanos, el país real constata en la realidad misma que los números del bloque UDI/RN no se reflejan en absoluto con lo cotidiano. Si las cifras del desarrollo se muestran tan concretas como lo agita el gobierno, se profundiza la separación entre ricos y pobres, se alejan cada vez más las oportunidades y las posibilidades a las que aspiran las grandes mayorías, entonces el bien común convertido…. en pie de foto.
Se constata día a día como el bloque UDI/RN que gobierna, favorece a la clase dominante, los proyectos donde son siempre los mismos, los recursos fiscales destinados a los mismos proveedores en una fiesta de millones que llega a dar escalofríos.
Chile no es el país desarrollado del que se ufanan políticos y presidentes, estamos muy lejos de ese discurso triunfalista que UDI/RN salen a vender a los cuatro vientos. Basta un solo ejemplo: las Fuerzas Armadas chilenas para defenderse de posibles ataques de un país vecino se lanzan en un trabajo de colocar minas antipersonales en una parte de la frontera, donde se supone que en algún momento los enemigos intentarán penetrar el territorio nacional, y cuando hay que retirarlas como consecuencia de lluvias torrenciales, deben recurrir a la empresa privada para su desactivación, es decir, Chile tiene Fuerzas Armadas que nadan en el analfabetismo, en la falta de profesionalismo, en el nulo conocimiento de aspectos militares que son relevantes. Un pozo sin fondo de recursos estatales para mantener un segmento digamos de mediocridad absoluta, donde los militares no son capaces de alcanzar soluciones a sus propios problemas, teniendo que buscar en la empresa privada acciones militares que son inherentes a los uniformados. Este ejemplo debe llevarnos a concluir que esa gigantesca plantilla salarial no es necesaria, dada el bajo nivel de profesionalismo.
La derecha sostiene que la educación entre los ricos y los pobres se equilibra, y eso no es creíble bajo ningún aspecto. En el proceso educativo participan muchos actores y es en los sectores mas sensibles donde justamente las condiciones está muy lejos de poder obtener resultados aceptables. No es creíble esa “mejora” del sistema educativo cuando existe el lucro, practicado a mano alzada y con nombres y apellidos.
Chile se debate siempre entre dos alternativas para superar el actual estado de pobreza, miseria, digamos francamente… subdesarrollo. La propuesta eternamente carnívora de la derecha, que apunta al fortalecimiento de los grupos económicos, y por el otro lado, el país que aspiran a construir los que sostienen que bajo el actual modelo y con el imperante esquema institucional, es imposible sostener avances y logros significativos.
Y con esta foto del Chile real y concreto, están dadas las condiciones para que se levanten todas las voces y expresiones con sus justas reivindicaciones. Las urgencias y demandas populares están mucho más allá que los acuerdos/firmas/compromisos donde los únicos que salen perdiendo siempre, son los trabajadores, y los más pobres.
Llega el momento de empezar a redactar lo que la calle pidió/exige y con letra clara, sin preámbulos ni explicaciones. No hay que buscar muy lejos las necesidades, las urgencias están de frente y evidentes. Las asambleas se manifiestan abiertamente por un Nuevo Chile, el que siempre se ha querido construir, y por el que tantos que hoy nos hacen falta… hay que insistir siempre.