La reunión se inició en la Plaza de Armas poco antes de las 19 hrs, y tan solo unos minutos después de esa hora, la caminata comenzó con más de dos mil personas que iban acompañadas por cientos de Carabineros y sus represoras Fuerzas Especiales.
Siempre estuvieron. La Plaza Italia la tenían cercada desde antes de las 18 hrs, el Parque Forestal era vigilado de cerca por los Carabineros que pasaban la Plaza de Armas y en general, el centro santiaguino era atentamente patrullado por docenas de Carabineros que pasaban en moto con esos característicos motores intimidadores.
Antes de partir la caminata por el Paseo Ahumada, hubo negociaciones con Carabineros. Argumentos jurídicos ante la autoridad que estaba solo para “resguardar el orden”. Como era de esperar, las negociaciones fueron infructuosas.
Así la marcha se inició con la compañía verde de Carabineros que vigilaron toda la marcha por el Paseo Ahumada hasta que los más de dos mil llegaron a la esquina con la Alameda. Ahí los cercos estaban bien dispuestos y acompañados con el típico arsenal de los pacos: lanzaaguas, zorrillo, Fuerzas Especiales, y unas vallas papales vergonzosas que impedían el libre tránsito por la vereda norte de la principal arteria capitalina.
“¡Patagonia, sin represas!”, se gritaba en la ancha Alameda… Hasta que un Carabinero accionó el motor del Guanaco –no de los bellos Guanacos patagones, sino estos animales represores-, e inició la lluvia de agua con químicos tóxicos. Los manifestantes que protestaban sin autorización corrieron sacando los primeros limones del año. Desconcierto. El lanzaaguas vuelve a mojar y contaminar a la gente que gritaba defendiendo los prístinos ríos patagones.
Muchos atinaron y se fueron a la Plaza Italia donde se reagruparon e iniciaron una nueva manifestación que nació tras la represión en la esquina de la Alameda con el Paseo Ahumada.
La violencia venía desde La Moneda, y fue reproducida por los medios de comunicación que estuvieron hablando desde temprano que la marcha no estaba autorizada, que habían cientos de carabineros resguardando el orden, y luego que la marcha terminó con incidentes aislados, actos vandálicos. Finalmente mencionaban que era una marcha pacífica. ¿Cuándo han habido marchas no pacíficas? Las que hacen las Fuerzas Armadas en el Parque O’higgins en Septiembre pueden ser intimidadoras, pero también son pacíficas.
Entonces, ¿qué hay detrás de ese pacifismo en una movilización? Palabrerías. El lenguaje construye la realidad, y quienes median los hechos están utilizando adjetivos que cargan de violenta una marcha o una caminata por la vereda y la vía peatonal más importante de Chile.
La represión venía de La Moneda, ¿algún medio lo mencionó en su noticiero? ¿Algún periodista habló de que el Estado de Sitio se estaba viviendo en la comuna de Santiago desde temprano en la tarde? La idea de la marcha nunca fue caminar por la Alameda, sino simplemente llegar a la Plaza de la Ciudadanía por la vereda donde está La Moneda y el Presidente de Chile. El mismo que una vez llamó a un amigo suyo y le pidió que no construyera Barrancones. Hoy, en cambio, manda a reprimir.
Con esta actitud, los medios de comunicación sirven al poder político y económico porque adjetivan actividades callejeras cargándolas de un supuesto reproche moral y, en muchos casos, de un supuesto terror de esta actividad. La información debe servir para empoderar a la ciudadanía, motivar a defender la vida, llamar a recuperar los territorios y el agua, y construir el país que la mayoría quiera. En definitiva, abrir espacios, no apretarlos.
Estas manifestaciones son tan pacíficas que al primer lanzazo de agua, la gente se dispersó y se fue a otra parte. Solo eran unos caminantes que gritaban por lo que consideran justo y que llevaban un lienzo con una consigna. ¿Violento? Insisto en que si alguien ha sido violento y ha violado los derechos humanos elementales ha sido el Presidente de la República y los Carabineros puesto que no dejaron caminar por la vereda de la principal avenida del país, intimidaron las dos horas que duró la marcha, reprimió y violentó, sitió la capital chilena para generar miedo y frustración y, paradojalmente, no dejaron que la ciudadanía llegara a la Plaza de la Ciudadanía que, entre paréntesis, está bien vigilada.
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Javier Karmy
Periodista