El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también a sus bases y al país porqué sus gobiernos desarrollaron a través de Fondart y Corfo una política de apoyo financiero a cineastas chilenos para que efectuaran documentales críticos respecto de la dictadura, para posteriormente censurarlos sistemáticamente en TVN –como vimos en el capítulo anterior-, impidiendo así que ellos fueran conocidos por la generalidad de los chilenos. Es difícil imaginar un método más maquiavélico de censura.
En dicha forma de violación del derecho a la libertad de información –que perjudicó al conjunto de los documentales chilenos críticos, más allá de los financiados por el Estado- se utilizaron, además, otros métodos adicionales especialmente reprobables. Así por ejemplo tenemos el caso de Estadio Nacional, en el que la connotada documentalista Carmen Luz Parot trató el tema de la feroz represión desatada luego del golpe de 1973 en dicho campo deportivo, a través de entrevistas a varias de sus víctimas. Parot denunció en 2005 que “Estadio Nacional me la han pedido muchas veces en Televisión Nacional y siempre inventan una ‘chiva` (para no exhibirla), que hay problemas legales, etc.”; y que “nunca se atreven a decir que no lo pueden dar. Me hacen hacer copias, hacer copias y hacer copias”.
Incluso, Carmen Luz Parot denunció que TVN pudo adquirir gratuitamente dicha obra aprovechando un financiamiento del Consejo Nacional de Televisión para obtener un “paquete” de documentales chilenos. Sin embargo, ni siquiera en esas condiciones quiso exhibirlo. Ella señaló que “puede ser por calidad, que perfectamente no les guste, pero creo que si la televisión española y francesa, que son las televisiones más exigentes del mundo las compraron, me parece increíble que acá no” (www.cooperativa.cl; 5-9-2005).
En esta misma línea, también fue víctima el documental I love Pinochet, de Marcela Said; en que se enfocó el tema de las reacciones de personalidades y gente común y corriente afín a Pinochet, luego de su detención en Londres en 1998. Esta obra fue adquirida por TVN en 2001 para ser censurada por dicho canal, según denunció la Asociación de Documentalistas de Chile (Ver www.adoc.cl; 2007).
Por otro lado, el cineasta Orlando Lübbert sufrió una deplorable experiencia luego del interés inicialmente manifestado por TVN respecto de su película La Colonia, basada en la sórdida Colonia Dignidad. De acuerdo a su testimonio, “fui a dejar una copia al Canal 7 y le mandé una copia también al director de programación, Jaime de Aguirre. Luego la secretaria me llamó por teléfono muy impresionada y me dijo que si diéramos esta película ahora tendríamos rating 100 (…) Me dijo ‘yo me voy a ocupar de que la vean`. Después me llamaron y me dijeron que se les había echado a perder el VHS; y dije, bueno, les llevo otro, y me llamaron de nuevo y me dijeron, ‘no, si estaba bueno… puras cosas`. Le escribí un correo a René Cortázar que dirigía TVN, y aparentemente lo recibió porque ahí me volvieron a decir ‘mira estamos viendo`, pero nunca nada más, silencio absoluto, nunca más” (Boletín Libertad de Expresión, Agosto, 2007; Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile).
Similar experiencia tuvo el connotado cineasta chileno radicado en Canadá, Patricio Henríquez. En 1999 su distribuidor (The Multimedia Group of Canadá) “me informó que TVN había manifestado interés por ‘El Último Combate de Salvador Allende` y que habían llegado juntos a un acuerdo sobre el precio por los derechos de difusión en Chile. Mi distribuidor me dijo entonces que TVN quería incluir en el contrato la posibilidad de reducir la duración del documental. Yo prefiero que los documentales sean difundidos íntegramente por las televisiones, pero entiendo, no sin dificultad, que en algunos casos hay imperativos de programación (horarios) que pueden ser considerados. Respondí al distribuidor que yo no tenía inconvenientes, pero que quería ser informado (ni siquiera consultado) sobre los cortes posibles. Quería saber simplemente si estos se harían por razones de tiempo o por cuestiones ideológicas. Mi distribuidor me dijo que había transmitido esa única condición, si así pudiera llamársele, y… nunca más supe de TVN” (Boletín Libertad de Expresión; Marzo, 2008).
Asimismo, el realizador Edgardo Reyes fue a ofrecer a TVN en 1992 el documental (hecho en conjunto con Gillian Brown) sobre la Vicaría de la Solidaridad, Solidaridad: Fe, Esperanza y Santuario, en conjunto con otra de sus obras. El entonces gerente de Producción, Juan Carlos Altamirano, le contestó “Mira, yo creo que en Chile no hay cultura de documentales, no tengo claro qué podríamos hacer en este momento, déjamelos”. Reyes relata que “así lo hice y nunca más tuve noticia alguna del señor Altamirano: si había o no tomado la iniciativa de incentivar una cultura de documentales para Chile; si había visto mis trabajos; y si a TVN le parecían interesantes y estudiarían la factibilidad de mostrarlos. Nada” (Boletín Libertad de Expresión; Marzo, 2008).
En ocasiones TVN ha exhibido documentales con cortes, sin siquiera avisar a la audiencia, como sucedió con Volver a vernos (2002) de Paula Rodríguez; en que se dio a conocer el testimonio de tres representantes de la generación que creció en dictadura y que llegaron a ser dirigentes estudiantiles: Alejandro Goic, Enrique París y Carolina Tohá. Su muestra tuvo un corte de 30 minutos, en que se hacían referencias críticas a Pinochet (Ver El Mostrador; 9-6-2003).
Ni siquiera los esfuerzos de la entonces miembro del directorio de TVN, Faride Zerán, pudieron tener éxito con el más famoso de los documentales chilenos: “Recuerdo haber dado una fuerte pelea para que La Batalla de Chile fuera exhibida por TVN. Me parecía elemental que se exhibiera, como una muestra destacada de nuestra memoria audiovisual. No se pudo exhibir porque predominó la visión del ‘empate`; en definitiva, el miedo traumático a nuestra propia identidad e historia” (Boletín Libertad de Expresión; Julio, 2008). No solo no tuvo éxito en ello, sino que terminó siendo virtualmente despedida por Ricardo Lagos del directorio de TVN…