Los senadores del binominal acaban de auto aumentarse la asignación parlamentaria en $2.000.0000 mensuales de manera unánime. Así se blindan. Muchos piensan en hacerse reelegir y gastan más en período eleccionario. Otros nunca son fiscalizados. No se sabe en qué gastan el dinero de todos los ciudadanos. Es falso que tal medida arbitraria haya sido contemplada en el presupuesto del 2012 afirma un diputado que está en desacuerdo con tal abuso.
Mientras que según economistas, “el 76% de los trabajadores en Chile vive con menos de $ 350 mil pesos, que sólo un 39,8% cuenta con un empleo protegido -a saber, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo- y que más de 1.110.000 personas están sin trabajo” (*) la casta política del binominal se auto atribuye nuevos privilegios a los que ya posee.
En un contexto de crítica social abierta y de malestar ciudadano reiterado el comportamiento de la cámara alta parece una provocación y un atentado contra el pudor público. Una especie jurásica de bomberos locos. Agreguemos el dato de que el índice del costo de la vida que los ciudadanos deben pagar con salarios paupérrimos ha aumentado en un 20%.
Todos los senadores se defienden como gatos de espalda. Los pares y los primus inter pares. Sin embargo, está clarito que se mueven por estrechos intereses corporativos. Quieren mantenerse en la función legislativa a toda costa. Para eso necesitan del poder monetario. La política binominal del régimen postdictadura es plata; los cargos se venden y las consciencias ciudadanas son vistas como artefactos de compra con medios publicitarios.
Es un hecho que las empresas ya practican el llamado soborno social. ¿Querrán imitarlas los políticos binominales?
Las primarias recientes de la Concertación nos recuerdan el tiempo de acarreo en carreta de nuestros abuelos, más las maquinarias de expertos operadores y cabilderos de las películas de Clooney en los tiempos del Poder mediático.
¿Se encuentran tan confortablemente apoltronados en la Torre de Marfil del senado que los políticos tradicionales no saben interpretar ni darle sentido a los signos de los tiempos presentes?
Cambios profundos son necesarios para honrar la actividad política. En un sistema de escrutinio proporcional; con control de gastos y transparencia de las fuentes; con límites en el aporte de las empresas y tiempo garantizado por igual a todos los partido en los medios; con una ciudadanía potenciada y que mande, este tipo de aberraciones tendría menos márgenes para producirse. En un Chile con elecciones competitivas entre varios partidos y coaliciones, que rompa con la lógica de los dos grandes bloques que se imitan y mimetizan, tal aberración de la oligarquía que hegemoniza la política y que no termina de desligitimarla hasta transformarla en un fundo de unos pocos, las maniobras desvergonzadas de la oligarquía política postdictadura destinadas a auto elegirse podrían ser controladas.
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(*) Artículo de Karina Narbona