Las personas de izquierda debemos pre-ocuparnos de las próximas elecciones municipales.
La vieja izquierda, que debe cumplir con sus tareas de representación, y la nueva izquierda, que recién surge, tienen que enfrentar de la mejor forma esa elección nacional.
No se resolverá allí el destino de los poderes ejecutivo y legislativo pero sí se medirá el pulso político-electoral y el peso que tienen, en cada comuna, las diversas propuestas políticas.
Se verá cómo pesan en los nuevos municipios los nuevos inscritos y cuánto ha impactado en lo electoral las grandes movilizaciones de 2011 y de inicios de 2012.
No es Yungay pero tampoco es Paucarpata.
No es la Fuenteovejuna de Lope. Es sólo nuestra Fuenteovejuna.
Todos vivimos en comunas. En ellas existen los problemas sociales, nacionales o particulares. De ellas brotan los movimientos sociales que denuncian y proponen soluciones, muchas veces nacionales.
En ellas tiene derecho a votar más de cuatro millones de chilenas y chilenos que antes no lo hacían. La izquierda debe apuntar su campaña especialmente a esos nuevos votantes, proponerles un cambio de verdad y poner a su disposición las ideas planteadas por el movimiento social de 2011 y 2012.
Los movimientos sociales han remecido Punta Arenas y Aysén y mañana pueden remecer Arica, Calama y otras ciudades. Ellos son, sabiéndolo o sin saberlo, movimientos sociales que cuestionan el sistema.
Y Punta Arenas, Aysén, Arica o Calama no son lugares únicos donde se concentre la injusticia. En Valparaíso, en Concepción, en Antofagasta, los problemas son iguales o mayores.
En la Región Metropolitana hay un millón de personas que vive en la pobreza
(sus ingresos no les alcanzan para pagar dos canastas de alimentos) y cientos de miles cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta de alimentos.
En una sociedad de capitalismo extremo, como la que vivimos, no hay comuna que no manifieste profundos problemas sociales: educación desigual, débiles e injustos sistemas de salud, servicios elementales a costos imposibles de pagar (agua, energía, movilización) cesantía y bajos salarios, pequeños artesanos y productores arrinconados por las grandes empresas, escasez de viviendas, injusticia distributiva, inseguridad.
Sería soñado que en las comunas sólo se dieran los problemas de ornato, de aseo, de ausencia de festivales de la canción y de escasos fuegos artificiales de año nuevo.
Si así fuera, viviríamos en Jauja.
En estas elecciones no habrá listas únicas de la oposición. Para que hubieren debería haber, desde ya, listas únicas para las parlamentarias de 2013 y no las hay y candidatura única a la Presidencia, y no lo hay.
Debe buscarse, entonces, listas únicas de la izquierda en concejales, para competir con las que presentará la UDI con RN, el PS con la DC, el PR con el PPD, el PRO con los humanistas.
De ser así, de imbricarse esas listas únicas de izquierda a concejales con los movimientos sociales desplegados y con los que deben surgir, el avance electoral puede ser inédito, sólo comparable a los que se consiguieron antes de 1973. Hay que recordar que en la elección municipal de 1971 la izquierda alcanzó el 51 por ciento de los votos a nivel nacional.
Aparece, por otra parte, razonable que toda la oposición se una para elegir alcaldes, en todo el país. Lo otro favorecería a los alcaldes fachos, a los candidatos a alcaldes del gobierno del Sr.Piñera y de gente como Golborne, Allamand, Longueira u otros.
Que allí donde pueda haber dos candidatos opositores a la alcaldía haya uno solo, sin que el que cede su candidatura aparezca cediendo “la comuna”, porque nadie es dueño de la voluntad ciudadana.
La izquierda de 2012 debe vencer con las banderas del movimiento social de 2011 y 2012.
Los que votarán por Ballesteros en Estación Central lo harán por las banderas del movimiento social de 2011. Eso debería repetirse en otras comunas, si es posible en todas las comunas del país.
Los candidatos de izquierda a concejales deben levantar esas banderas y con ellas se distinguirán de las de los partidos y movimientos de Andrés Velasco (siempre negó mejoramiento a jubilados y gratuidad de la enseñanza), de De la Maza (escándalo en Intendencia de Valparaíso), de Nicolás Eyzaguirre (FMI), de MEO (Max Marambio), de Clemente Pérez (Concesionarias extranjeras viales), de Jaime Estévez (Banco de Chile), de Eduardo Aninat (Asociación de Isapres 2006-2010), de René Cortázar (La Polar), de EugenioTironi (Celco, Salcobrand y otras coludidas), de Enrique Correa (Pascua Lama, Royalty, Luksic, Urenda), de Mariana Aylwin y Mónica Jiménez (empresarias de la educación que están en contra de la gratuidad de la enseñanza).
Con esas banderas podrán distinguirse también de los partidos del gobierno, de los que se oponen a una reforma tributaria o al cambio en el binominal, los partidos de los dueños de los bancos y de las universidades que lucran, de los que gozan hoy de los más altos sueldos inventados en el Estado y de los negocios oscuros ya producidos en Vivienda y en Obras Públicas. De los que han dicho que el obispo de Aysén “debe… dedicarse a rezar”. De los que usan la represión y no el diálogo.
Las candidaturas de izquierda pueden y deben construir, además, una arquitectura de campaña fundada en las grandes movilizaciones de 2011.