Noviembre 24, 2024

Roger Waters y Forbes, ¡chuuu…!

piera_chuus

piera_chuusA propósito del estado de shock de Roger Waters no pude dejar de pensar en mi estado de chuuu…

 

Hay un señor de 61 años que dice “lóngevo” por decir longevo, que es como decir “próscrito” por decir proscrito y “méndigo” por decir mendigo. Y que se lo dice a todo un país ocupando una tribuna que nadie más puede ocupar.


(Conocí hace 60 años a otro señor que decía “próscrito” por decir proscrito y méndigo por decir mendigo cuando anunciaba las películas en el viejo Teatro Moderno del paradero 18 de la Gran Avenida. El señor pintaba, además, letreros en La Cisterna y hoy, a los 80, vive muy austeramente en Cartagena. Le deseo lo mejor. Su apellido es Alfaro.)


El mismo señor de 61 años que dice “lóngevo” a todo el país no se anda con chicas y dice “cubrido” por decir cubierto, y en situaciones solemnes, no en fiestocas con su hermano. Supera, de lejos, a Alfaro.


Y más. El mismo señor de 61 años –que reitera una y otra vez que los profesores deben ser periódicamente evaluados y si están mal deben dejar las aulas- dice “martis” por decir mártires y “mamos” por decir mamas, en situaciones muy serias, nada menos que en un Mensaje a la Nación, hablando del cáncer de mamas.


El mismo señor de 61 años, que es una autoridad, inventó que en el universo existe “la galáctea”, confundiéndola al parecer con la vía láctea o la galaxia.


Ah, y que la capital de Brasil se llama Brasilea, la ciudad de la batalla al sur de Santiago se llama Rancuagua, y que existe hoy un país bien desarrollado llamado Checoeslovaquia.


Vamos a aceptar que todos esos son errores o lapsus, pero el mismo señor de 61 años, que es la máxima autoridad del país, llama “tusunami” a los tsunami y marepoto a los maremotos.


Y cita erróneamente a Napoleón y a Aristóteles, leyendo discursos escritos por sus asesores.


La misma autoridad empresarial y presidencial ha señalado, al hacer un balance de lo realizado por su gobierno, “Podimos haberlo hecho mejor”. Podimos y no pudimos.


Él inventó que el salitre se terminó (por su utilización excesiva) y a fines del siglo XIX (fecha errada), que Robinson Crusoe vivió en el Archipiélago Juan Fernández, que Nicanor Parra ya pasó a mejor vida, que Pablo Neruda nació en Curicó, que Eusebio Libio compuso el himno nacional y que Abel mató a Caín.


Y, por si todo esto no bastara, en estos dos años –no vamos a discutir aquí su ideología ni los logros de su gobierno- enseñó al país que en el bicentenario Chile cumplió 500 años de vida, y desarrolló la idea destacando que son pocos los países del mundo que pueden mostrar un logro así. La verdad es que no hay ninguno.


El señor de 61 años, mandatario máximo del país, primer legislador y Jefe Supremo de nuestras fuerzas armadas, no ha sido llamado a explicar sus dichos, tampoco a autocriticarse, menos a corregirse.


No es sólo Roger Waters el que ha quedado, después de oírlo, en estado de shock.


Lo que Waters inquirió a los chilenos con su estado de shock no fue acerca de cómo podemos tener la educación que tenemos – eso lo sabía antes de ir a La Moneda – sino acerca de cómo podemos tener un Presidente así.


Nosotros, pobres chilenos, sentimos encogimiento, vergüenza, y nos preguntamos qué habremos hecho para tenerlo allí, en la cima máxima del poder político, y, según Forbes, no Waters, con una fortuna que se calcula en 2.400 millones de dólares, algo así como un millón doscientos mil millones de pesos.


¿Puede usted decirlo sin caer en lapsus, inexactitudes e inventos?


¡Chuuu…!

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