Nueva York.- Un día después del supermartes el Partido Republicano amaneció más débil que nunca.
Fue hasta la madrugada que se dio a conocer que Mitt Romney ganó la batalla por el estado de Ohio por un margen mínimo de 0.8 por ciento, y con ello puede proclamarse triunfador al ganar seis de los 11 estados en juego. De hecho, todo indica que matemáticamente –ya que en esta contienda para acumular los mil 144 delegados requeridos para lograr la nominación presidencial del Partido Republicano él ya tiene amplia ventaja–, Romney será coronado como candidato en la Convención Nacional Republicana en agosto.
Pero el costo de este triunfo es cada día más alto, con los republicanos atropellándose entre sí sólo para acabar con lo que, por ahora, es un candidato con graves fallas.
Que Rick Santorum, el católico fundamentalista, haya logrado ganar tres estados y casi empatar en Ohio comprueba que las bases conservadoras del partido aún buscan una alternativa a Romney. Newt Gingrich, al conquistar Georgia, su estado natal, tiene combustible para seguir adelante. Ambos retan a Romney entre las filas más conservadoras, y aunque no cuentan con los recursos y el equipo electoral de Romney, varios multimillonarios continúan apoyando sus campañas. Ron Paul, quien acumuló algunos delegados aun sin ganar en ningún estado, tiene otra estrategia, ya que siempre ha dicho que tiene pocas probabilidades de ganar: impulsar su mensaje libertario dentro del partido en un juego que podría terminar con una candidatura independiente.
Este país tiene problemas económicos serios y desafíos de seguridad nacional profundos. Pero los candidatos republicanos están tan sumergidos en las trincheras de la guerra cultural y religiosa que no están ofreciendo soluciones
, opinó el New York Times en su editorial sobre el supermartes. Agrega que los dos que encabezan el grupo, Romney y Santorum, “ofrecen a los trabajadores duramente golpeados cualquier cosa más allá de las políticas económicas desacreditadas de goteo hacia abajo, más reducciones de impuestos para los ricos, debilitar aún más la red de seguridad social y más de la desregulación que casi llevó al crack del sistema en 2008”.
La contienda entre republicanos ha sido un incesante torrente de ataques contra derechos sexuales y civiles de las mujeres y los gays, contra los inmigrantes, y por ver quién es más fiel a Dios. El catolicismo fundamentalista de Santorum ha imbuido esta pugna con algo nuevo y diferente a los evangélicos cristianos que antes dominaban las bases conservadoras del partido, la influencia del ala derechista de la Iglesia católica. Los hijos de Santorum están en una escuela ligada con el Opus Dei, y antes el político fue simpatizante de los Legionarios de Cristo, cuando eran encabezados por Marcial Maciel, de hecho fue el orador principal en uno acto de la secta en Chicago en 2003, reportó el New York Times.
Más allá de la influencia divina, los precandidatos también han competido intensamente en torno a un tema más carnal: quién sería el comandante en jefe más bélico. Romney, Santorum y Gingrich ofrecieron diversas formas de cómo atacarían a Irán. Romney, en respuesta a la pregunta de un niño de 11 años, advirtió que si Obama es relecto, Irán obtendrá una arma nuclear y el mundo cambiará si ese es el caso
, o sea, casi aseguró que el niño morirá en una guerra nuclear si Romney no es electo. Hasta afirmó que enviaría múltiples portaviones y buques de guerra a la puerta de Irán
. Gingrich afirmó que apoyaría un ataque preventivo
de Israel contra Irán (su principal apoyo proviene de un sionista multimillonario, cuya fortuna es de los casinos de Las Vegas; y que ya dijo que apoyará a Romney si Gingrich abandona la contienda).
Sólo Paul, quien se opone a las guerras actuales e intervenciones bélicas en el extranjero, se distingue, pero su voz es marginal en este debate.
A la vez, dado que el tema más prioritario entre el electorado, según las encuestas, es la economía, Romney argumenta que como ejecutivo empresarial él sabe cómo componer la economía y generar empleo, mientras que Santorum se presenta como populista
ultraconservador, recordando que es hijo de mineros (y no que ahora es millonario).
Por ahora, ninguno de los otros precandidatos da señales de que esté por abandonar esta contienda, a pesar de que las matemáticas están en su contra, esperando que Romney cometa errores graves o incluso disputar su liderazgo en la Convención Nacional. Ante esto, los líderes del partido que cada día se alarman más por la pugna interna, siguen deseando que todos acepten lo antes posible que Romney será el candidato, y por ello querían que ayer abrumara en las primarias. Sin embargo, el supermartes comprobó una vez más que el favorito de la cúpula no ha logrado demostrar que puede consolidar el apoyo de las bases, sobre todo las más conservadoras y las evangélicas (las que siguen nutriendo las esperanzas de Santorum y Gingrich).
El mapa y calendario de las próximas primarias favorecen, en el corto plazo, a los retadores. Las próximas primarias serán en Kansas (el sábado) y Misisipi y Alabama (el martes), seguido por Luisiana el 24 de marzo. Pero empezando con Illinois, el 20 de marzo, el mapa empezará a favorecer a Romney. También están en línea Maryland, Wisconsin, Connecticut, Nueva York y Pennsylvania, entre otros, en el mes de abril, en los cuales se espera que Romney gane.
Pero la percepción pública entre los votantes de los republicanos no mejora. Una nueva encuesta de Pew Research Center/Washington Post registra que tres de cada 10 estadunidenses afirman que al saber más de los precandidatos republicanos su impresión empeora; sólo 12 por ciento dice que mejora y la mitad dice que su impresión permanece sin cambio.
Por ahora, Romney continúa adelante con más delegados, 415, seguido por Santorum con 176, Gingrich con 105 y Paul con 47.