Noviembre 13, 2024

El Chile que se viene: dibujando nuevos comienzos

ricardolagosescobar

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El año pasado Editorial Catalonia, publicó el libro “El Chile que se viene” y editado por el ex presidente chileno Ricardo Lagos y por Oscar Landerretche.

 

En el libro, ambos editores buscan poner a disposición de la ciudadanía un conjunto de ideas, miradas, perspectivas y sueños para el 2030. Para ello, reunieron a un grupo de profesionales para que se enfocaran en el futuro de Chile y sus propuestas se concentraron en siete desafíos estratégicos y en un imperativo de equidad.


Estos desafíos se plantearon en marzo del 2011 y desde entonces, mucha agua corrió bajo los puentes. El libro fue publicado en un año en el cual, muchas cosas cambiaron para siempre y donde quedo manifestado, a través de cinco meses de protestas, el malestar profundo que existía en la sociedad chilena, especialmente en la clase media.


Las protestas y las luchas de la clase media por sobrevivir no son nuevas.


A partir del siglo XIII, surge una nueva clase social: la burguesía quedaba totalmente fuera del sistema feudal, porque no eran ni señores feudales, ni campesinos, ni hombre de iglesia, sino comerciantes. “Los aires de la ciudad dan libertad” se decía, y con razón, puesto que quienes podían radicarse en las ciudades, tenían todo un nuevo mundo de oportunidades que explotar.


En ese contexto, no era raro que burgueses y representantes del orden feudal se miraran con desconfianza y desdén, aunque se necesitaran unos a otros, por el minuto al menos.

 


En los Burgos, surgieron muchas instituciones sociales nuevas. El desarrollo del comercio llevó aparejado consigo el del sistema financiero y la contabilidad, aparecieron los gremios; el trabajo asalariado; la economía monetaria, el surgimiento de la banca (crédito, préstamos, letras de cambio) algo virtualmente desconocido en el mundo feudal y el cual origina un incipiente capitalismo. También aparecen las Universidades como respuesta de los gremios de educadores.


Desde entonces, ha sido el destino de los discursos gubernamentales, religiosos, financieros y de cuanto candidato en campaña electoral; rehúye de revoluciones y se ha transformado en la base fundamental de las Haciendas públicas y en el verdadero rostro de la sociedad occidental.


Esta “clase social de tenderos” -como la calificaban despectivamente los aristócratas de principios de siglo XX, es la que demanda una mayor participación en los asuntos públicos porque entendió que, finalmente, ella es quien tendrá que soportar las consecuencias de políticas publicas que se enfocan en un solo segmento de la población y que la dejan fuera de muchos beneficios sociales, por el solo hecho de tener una remuneración mensual o vivir en una comuna que no sea de riesgo social.


La clase media en Chile, ha demostrado una enorme capacidad de adaptación a circunstancias difíciles pero, todo tiene un límite. Esa clase media de los profesionales liberales, los comerciantes, los trabajadores de cuello blanco, está viendo reducido su poder adquisitivo y, también, sus expectativas de futuro. 

Son estos sectores medios los que el año pasado salieron a las calles para hacer escuchar sus demandas porque, tomaron conciencia que hay un país real, concreto que no se refleja en la repartición del poder y menos en los procesos políticos y que hay un país que les pertenece que ha estado mucho tiempo en manos ajenas.


Los siete desafíos que se plantearon en marzo del 2011 contemplaban tres reformas: al sistema electoral; al sistema educativo y una tributaria para mejorar la distribución del ingreso; avanzar hacia una sociedad de garantías y obligaciones; mejorar la infraestructura de conectividad y la calidad de la vida urbana; desarrollar políticas que coloquen a la población como el principal motor del proceso de desarrollo y colocar las energías renovables en el centro de la estrategia de desarrollo.

chilequeseviene

Luego de cinco meses de protestas en que primero partieron los estudiantes y luego se le sumaron otros actores sociales, toman especial relevancia pues son un certero aviso de lo que hay que hacer.


En la presentación del libro, realizada en el GAM, Giorgio Jackson expresó sus aprensiones sobre la publicación de este libro: ¿se habría publicado en un quinto gobierno de la Concertación o fue necesario un cambio en el Gobierno para sentir la necesidad de reflexionar sobre modificaciones al sistema? ¿Existe entre la clase política la firme decisión de reformar el sistema político y perder importantes cuotas de poder o este libro es solo oportunismo político?


Cuando estamos en año electoral, se ofrecen y prometen muchas cosas que luego, solo quedan en palabras.

Creo que siempre existe la oportunidad de construir confianzas. Sin embargo, no es un trabajo fácil ya que para ello, se debe pasar de las palabras a los hechos. La sociedad chilena cambió profunda y absolutamente y nadie puede negar o no ver esa transformación aunque existen muchos que no quieren ver esos cambios.


Veamos, tenemos varios meses por delante para ver el comportamiento de la clase política de Chile y tendremos la oportunidad de exigir que se cumplan las promesas hechas; ver quienes las cumplen, quienes no y como las cumplen. Para eso esta el voto.

Loreto Soler

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