La organización internacional de conservación marina Oceana solicitó al Ministro de Salud, Jaime Mañalich, ordenar un estudio nacional sobre los niveles de mercurio y metil-mercurio en peces, algas y mariscos capturados en aguas chilenas, así como en aquellas especies importadas y venidas como alimento en los mercados nacionales.
La solicitud tuvo lugar después de haber conocido los resultados de un estudio preliminar hecho por el Gobierno, que demostró la presencia de mercurio en niveles mayores a los permitidos legalmente, en varias de las muestras analizadas
“El consumo habitual de peces y mariscos con altos niveles de este metal pesado puede afectar gravemente la salud de las personas, especialmente de los niños y mujeres embarazadas. El Gobierno debe realizar estudios más exhaustivos para determinar qué tan contaminados están estos productos en Chile y alertar de sus riesgos a la población mediante avisos públicos en los puntos de venta, como se hace en otros países”, dijo el director ejecutivo de Oceana, Alex Muñoz.
A fines de junio el Gobierno anunció que realizaría la toma de muestra de pescados y mariscos, frescos y enlatados, para analizar el contenido de mercurio, metal pesado que causa daño al sistema nervioso central de los fetos y de niños pequeños. Tras ese anuncio Oceana, haciendo uso de la Ley de Transparencia, solicitó al Ministerio de Salud los resultados de tales análisis. Dentro de las conclusiones más relevantes, llamó la atención que las muestras sólo hayan provenido de tres puntos geográficos del país y, en su mayoría, del extranjero. Entre los peces chilenos analizados destacó el hecho que el 30% de las albacoras refrigeradas y/o congeladas arrojaran valores de presencia de mercurio por sobre el límite máximo establecido en el Reglamento Sanitario de los Alimentos (Decreto Supremo 977/96). Para el caso del atún enlatado –importado- el porcentaje fue de 2,3%.
A juicio de la organización, las termoeléctricas a carbón son las mayores emisoras de este metal pesado y, por lo tanto, se debe poner mayor énfasis a su medición en peces y mariscos capturados en aquellos lugares saturados de estas y otras industrias, como Ventanas, Huasco, Coronel o Tocopilla, entre otras.
“Si tenía esta información en su poder, el Gobierno debió haber ordenado de inmediato una medición seria de los niveles de mercurio en pescados y mariscos de mayor consumo humano en todo Chile, especialmente en las localidades donde existen termoeléctricas a carbón y fundiciones, que son las principales fuentes de emisión de mercurio”, puntualizó Muñoz.
La toxicidad del mercurio ha llevado a la FDA (Food and Drug Administration) y a la EPA (Environmental Protection Agency) en Estados Unidos, a realizar campañas en supermercado para prevenir el consumo de peces como tiburones o pez espada por parte de mujeres embarazas o en periodo de lactancia, y por parte de niños, debido al alto contenido de metilmercurio (una variante del mercurio) y a la toxicidad que le es propio.