El intento de cambiar el tratado de la Unión Europea (UE) para resolver la crisis de deuda de la eurozona zozobró en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque, cuando Gran Bretaña se negó a firmar el acuerdo sin recibir concesiones a cambio.
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, señaló que 17 naciones de la zona euro presionarán para que se apruebe un acuerdo intergubernamental entre ellas, y fijo marzo como fecha límite.
El asunto clave de las conversaciones nocturnas fue un plan franco-alemán para endurecer los controles fiscales con penas automáticas para los estados de la eurozona que gasten más de la cuenta.
Berlín y París no obtuvieron el respaldo de los 27 miembros del bloque para reformar los tratados, pues se necesita unanimidad.
Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, también señaló que los 17 países de la eurozona, más otros seis aliados, presionarán para alcanzar el nuevo acuerdo.
Sarkozy había declarado que prefería un acuerdo entre todos los miembros de la UE, pero no se pudo por la oposición británica.
El presidente francés explicó que no podían aceptar la propuesta de Gran Bretaña de exonerarla de ciertas regulaciones financieras, porque fue la falta de normativa suficiente la causante de los problemas actuales.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, declaró: “Lo que se ofrece no es de interés de Gran Bretaña, así que no accedimos”.
“Por supuesto que queremos que los países de la eurozona se reúnan y resuelvan sus problemas. Pero solo podemos permitirlo en el marco de los tratados de la UE, y si el mercado único e intereses británicos clave gozan de una adecuada protección”.
“Sin esas salvaguardas es mejor no tener un tratado dentro de otro, y que esos países hagan sus acuerdos de forma separada”, subrayó.
El periodista de Al Jazeera, Tim Friend, señaló desde Bruselas que “está claro que no llegaron a un consenso entre los 27 miembros de la UE, que tendrá que forjar un acuerdo entre las 17 naciones de la eurozona”.
Repetidas advertencias
Con un euro débil frente al dólar y el duro golpe sufrido por las acciones desde Nueva York a Tokio, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, al frente de la presidencia rotativa del bloque, ya había alertado que, si no se convencía a Gran Bretaña, se estaría preparando el “ataúd” de la integración de la UE que data de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Tras reiteradas advertencias de Londres, la decisión de cambiar de rumbo siguió a las contrapartidas solicitadas por Cameron, como el derecho de vetar la regulación financiera, lo que los socios no estaban dispuestos a conceder.
Cameron prometió proteger al centro financiero británico, la “City de Londres”. Por su parte, Francia y Alemania encabezan una iniciativa para gravar las transacciones financieras, pero el primer ministro británico dijo que su país sufriría el peor impacto.
“Siempre dijimos que lo haríamos entre los 17 si no funcionaba entre los 27. Eso pasó”, explicó un alto diplomático de la UE a la agencia de noticias Reuters.
En la cumbre de dos días se acordaron sanciones automáticas para quienes superen el déficit en la zona euro, a menos que tres cuartos de los estados voten en contra, y se aprobó una nueva norma fiscal para consagrar el equilibrio presupuestal en las constituciones nacionales, llamada “regla de oro”.
Tras casi 10 horas de discusiones en las primeras horas de este viernes 9, los jefes de Estado y de gobierno también decidieron que el fondo de rescate permanente, llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad, tenga un tope equivalente a 666.000 millones de dólares, sobre lo que había insistido Alemania.
No se aprobó la autorización bancaria, que hubiera permitido recurrir a fondos del Banco Central Europeo para aumentar su capacidad de “cortafuego”, otra medida objetada por Berlín.
<B>Regla de oro</B>
La cumbre de Bruselas parece haber sido socavada el jueves 8, cuando el Banco Central Europeo alertó que no habrá grandes incentivos para fondos de rescate.
Los gobernantes dieron algunos pasos tentativos para implementar la llamada “regla de oro” pidiendo a los países fijar presupuestos equilibrados hasta que caiga el nivel de la deuda, aunque solo fue acordado “en principio”.
Durante la noche hubo conversaciones difíciles en tono desagradable, cuando el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien participó en las negociaciones previas a la cumbre con un grupo de restringido integrado por Alemania, Francia y altos dirigentes de la UE, hizo que cayeran los mercados de valores.
Draghi señaló que esperaba que la acción del Banco Central Europeo de comprar títulos soberanos de países extremadamente endeudados fuera “limitada” y “temporal”.
En los últimos dos años, los tenedores de bonos hicieron subir los costos de los préstamos para una serie de países de la eurozona.