Noviembre 9, 2024

Alguna vez sobrarán las personas

lobos-marinos

lobos-marinosLas autoridades del sector pesquero están por autorizar una matanza de lobos marinos por considerarlos una plaga que afecta a la pesca.

 

 

 Para ser justos, la peor plaga que conoce la humanidad son quienes están detrás de estas decisiones que sólo buscan incrementar ganancias a pesar de que ya no saben que hacer con tanta riqueza, pero que, cosa curiosa, insisten en seguir acumulando: los ricos.

 

Si hay quienes están de más, no sólo en las aguas encrespadas de los mares que rompen con su fuerza salada sobre las ásperas rocas del litoral, sino que en todas partes, son los poderosos, los imbéciles dueños de todo, aquellos enfermos por la aflicción de guardar riqueza sin saber para qué.

 

Son esos personajes quienes afean las cresterías de las cordilleras, los desiertos y los valles con sus ingenios que escarban en las entrañas de la tierra para buscar minerales o cuanto pueda ser  transformado en riqueza estéril. Son sucios energúmenos que matan lo poco que va quedando de vida silvestre y de la otra.

 

Los poderosos son enemigos de la vida sobre el planeta. Sobre éste y los que vengan cuando el pánico los haga migrar hacia lo alto para ver donde esconderse de la tragedia que ellos mismos iniciaron.

 

Curiosa sub especie la de los poderosos que gozan por el sólo hecho de acumular no importa para qué, no importa cómo.

 

Son los que tienen al planeta al borde de la asfixia y la pudrición, y afirmados en la certeza que es necesario y posible ser mucho más millonario, insisten en extraer desde donde sea posible el último gramo brillante para venderlo al mejor postor, que a su vez compra sin saber con exactitud para qué.

 

He ahí la rueda estúpida que trae a la especie humana al borde de no saber cuánto queda con exactitud, antes que la última guerra despeje lo que hoy está sobrepoblado.

 

Los dueños de todo son unos dementes peligrosos. La glotonería les habrá trastocado el órgano en donde reside el sentido común y, desprovisto de ese mecanismo que nos advierte de lo que es evidentemente peligroso sin siquiera pensar mucho, se transformaron en enemigos de la vida humana por la vía de depredar todo cuanto sea susceptible de tener precio.

 

A su paso, el reguero espeso que dejan en la naturaleza, la única que tenemos, hace rato viene avisando que las cosas no andan bien.

 

Los poderosos son un hato de brutos enemigos de la vida. Vistos de lejos parecen humanos, pero de cerca son más parecidos a máquinas descerebradas, amebas obesas, criminales sin corazón. La mayor amenaza para la sobrevivencia de la humanidad, son este hato de criminales que no sucumben ante nada.

 

En este lado del planeta se proponen liquidar centenares de miles de lobos marinos que no le hacen daño a nada ni a nadie. Estaban ahí antes de la llegada del hombre, con quienes aprendieron a vivir, compartiendo lo que había de sobra: muchos peces y la vastedad del mar.

 

Como diría Brecht, primero fueron los lobos, pero a mí no me importó porque yo no era un lobo. A lo sumo era un pobre diablo.

 

El caso es que al paso que vamos, tarde o temprano serán los pobres diablos los que estorben y se abrirán cuotas de captura que se pagarán ya no por cabellera, ni por oreja, ni por par de testículos, sino que por celular capturado.

 

Entones también será tarde.

 

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