Lo que se ve en las naciones y naturaleza es obra de los millonarios de diferentes escalones en cada país y continente. Si a alguien no le gusta el resultado que han logrado necesita primero identificarlos como sus constructores para luego luchar por cambiarlos.
A los socialistas sistémicos salvo en lugares aislados no les caben elogios ni críticas por esto. No están. Su culpa es no presentar una alternativa.
Qué muestra la civilización imperante a comienzos del siglo 21:
Mil millones de personas pasan hambre y no tienen acceso al agua potable, dos mil millones sobreviven con un dólar diario. A fines del siglo 20 por sus carencias en acceso a agua potable, combustible, servicios de salud, artículos domésticos y calidad de la vivienda 1.700 millones de personas en 109 países eran pobres multidimensionales. En América Latina mientras el quinto de la población más rica recibe el 57% del ingreso, el quinto más pobre vive con el 2,9%.
Escribe Patricio Guzmán que el 60% del producto global es controlado por 1.318 firmas y de ellas 147 transnacionales controlan el 40% de ese producto. La mitad inferior de la población mundial posee el 1% de la riqueza mundial y el 10% más rico posee el 84%.
En el planeta hay un imperio presente militarmente en tierra, aire, mar, ciberespacio y espacio. Nadie se opone a sus guerras que el presidente del momento interpreta como ejercicio de “liderazgo… por todo el mundo”. Millonarios externos e internos deciden las guerras, Yugoeslavia, Irak, Afganistán, Libia, y preparan otras. Terroristas son comandados y provistos por ellos, Bin Laden, norteamericanos cubanos, paramilitares colombianos, ejércitos latinoamericanos.
La vida de la mayoría de las personas depende de un juego financiero global, mientras el PIB mundial es de 60 millones de millones de dólares circulan 600 millones de millones de dólares en derivados financieros.
La humanidad y la vida en la naturaleza están en peligro de desaparecer impactadas por una economía insostenible, cambio climático, deforestación, extinción de especies, deterioro de suelos, desertificación, contaminación, escasez de agua, agotamiento de materias primas.
El modelo imperante es la democracia occidental, la membresía en las Naciones Unidas, la adhesión a sus leyes internacionales, el derecho a voto entre las alternativas del orden, y el mando al arbitrio de esos elegidos que pueden declarar guerras, bajar sueldos, despedir trabajdores, comprar armas, endeudar naciones.
Las corrientes políticas del capitalismo van de los nazis a los socialistas capitalistas. El socialismo sistémico y el nacionalismo antiimperialista se reprimen con golpes de estado, bloqueos y guerras.
Este presente empresarial se reproduce con nuevo vigor en India, Brasil, China, Rusia, Sudáfrica con sus millonarios, militares, pobres, y la realidad es tan difícil que Fidel Castro califica a este BRICS capitalista como “una expresión de los intereses de la mayoría de nuestro sufrido y saqueado mundo”.
Cuba y al parecer Corea Democrática están libres de culpa por esta realidad.
El mundo modelado a golpes por los mercaderes se puede demostrar con los diarios, la televisión, la educación, las religiones. El hoy lo hacen ellos, cada detalle del cuadro es una pincelada por lucro.
El nuevo proyecto está por hacerse y deberá ser sustentable. La opción humanista es el sistema socialista de futuro.
Rómulo Pardo Silva
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