Desde la soberbia centroeuropea, encabezada en esta ocasión por la canciller alemana Angela Merkel, y por el presidente francés Nicolás Sarkozy, reunidos en Cannes con los macanudos del G-20, con toda certeza, ese promontorio de islotes y templos besados por el mar Mediterráneo, conocido como Grecia, vale hongo.
La jefa del gobierno alemán, avalada por su par galo, aseguró este jueves que “importa más el euro que Grecia” –cuestionando su participación en
Esta no es una columna económica. Para eso están los que saben. Tampoco es científica, ni mucho menos, tiene pretensiones historicistas. Sólo pretende proponer una reflexión en torno al verdadero origen de nuestra cultura occidental, que por error solemos asociar con lo centroeuropeo, engrandeciendo todo aquello que tenga ese sello.
Del mismo modo, es bueno detenerse a pensar que la contingencia de un pueblo es apenas un momento de su historia. Por lo mismo, juzgar a
A
La inclusión de Grecia en
Los orígenes de Merkel son terribles. Sus antepasados bárbaros, los germánicos, destruyeron el Imperio Romano; eran vándalos, salvajes. Tardaron varios siglos en civilizarse, incluso hace poquito nomás volvieron al salvajismo y asesinaron a seis millones de judíos. Los siento por gente decente como Kant, Beethoven, Hesse, Nietzsche, Beckenbauer, Hegel.
Los ascendientes de Sarkozy también tienen lo suyo en materia de nefasto colonialismo, tanto en África como en Medio Oriente. En América dejaron huella, que lo diga Haití, el país más pobre del mundo. Pero, Molière le abona perdón. Gracias Sarkozy por el Siglo de las Luces y por
A Grecia, a Aristóteles, a Sócrates, a Platón, a Euclides, a Sófocles, a Heródoto, a Eurípides, a Hipócrates, les debemos humildad y gratitud. De no ser por los griegos, aún viviríamos en la barbarie. ¿Quiénes son Merkel y Sarkozy? Acaso un dato en una página de la historia. De su famoso euro y de su temida crisis, nadie hablará en 2.500 años. De los griegos se seguirá hablando mientras haya mundo que narrar.
Dioses del Olimpo, perdón por la molestia de este breve momento. Ya pasará. Ya pasarán.
Patricio Araya G.
Periodista