Uno de los efectos que ha traído consigo el seductor movimiento de los estudiantes, es el malestar que ha creado en un sistema de convivencia que hasta hace muy poco permitía la solución de las controversias en un ambiente grato y cálido. Durante veinte años,
Los últimos cuatro presidentes fueron aplaudidos con verdadero cariño por los empresarios, los militares, el BID, el FMI y por los presidentes de Estados Unidos. Si se revisa, entre lo que hacía y decía
Con orgullo, los sostenedores del sistema contaban a quienes quisieran escuchar que el éxito de la experiencia chilena se debía al civilizado acuerdo entre los actores que compartían el poder, lo que permitía una convivencia a salvo de los vaivenes propios de las democracias inmaduras. Una vez logrado ese nivel de comprensión mutua, daba lo mismo que circularan en los pasillos del poder mafiosos reos de estafas, cómplices y encubridores de muchos de los crímenes de la dictadura, cuando no autores de saqueos, operaciones encubiertas y malversaciones varias.
Lo que realmente importaba era que nunca había habido dos decenios más fructíferos.
Por esas razones era esperable que el movimiento estudiantil terminara en plazos aceptables y mediante los mecanismos que el sistema ha venido probando como efectivos. Así fue en el año 2006, cuando oposición y gobierno de entonces se concertaron para desmovilizar a los estudiantes y en una operación magistral y terminaran unos y otros levantando sus brazos en señal de felicidad. Por cierto, sin los estudiantes.
De ahí que para la derecha resulte incomprensible que en
Senadores y diputados convivían de la manera más civilizada y coincidían en las leyes que eran necesarias para fortalecer el sistema. Nada de lo hecho en los últimos años fue hecho sin la participación activa y entusiasta de
Nada hacía presagiar que la cosa sería distinta. Consecuentes con el juego democrático, después de veinte años de comprensible agotamiento, le correspondía a la derecha volver a
Esto explica la reacción de la derecha contra el senador Girardi por no haber llamado a las Fuerzas Especiales para desalojar las acolchadas oficinas del Senado. En el gobierno no pueden entender la irresponsabilidad del senador al haber logrado sacar a los revoltosos mediante un acuerdo que no requirió de la represión. Y en gran parte de
La derecha tiene buena memoria y el órgano del odio intacto, y tarde o temprano le va a pasar la cuenta a
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 745, 28 de octubre, 2011
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