Noviembre 13, 2024

Marinovic: un caso de enajenación y de ideologismo desbocados

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marcha7_280Un artículo publicado recientemente en”El Mostrador” –“No saben de educación, ni les interesa”-  firmado por Teresa Marinovic, en contra del movimiento estudiantil, despierta en uno sin quererlo la inevitable interrogante de cómo ciertas mentalidades proclives al desvarío, sean capaces de poner por escrito sus delirios. .

 

 

 

 

 

Pocas veces se encuentra una diatriba tan alejada de la realidad y de la verdad como ésta, sustentada  -como lo demuestra la autora-  en un odio de clase y una ideología rayanas en el paroxismo desbocado. Completamente ajena a la ponderación y racionalidad que cabría esperar en alguien que dice haber pasado por las aulas “de la filosofía”. La impresión que produce es que se trata, más bien, de una exposición propia de cualquier analfabeto cultural, miembro terciario de alguna falange fascista, más acostumbrado a usar el garrote cavernario que el más elemental raciocinio. Los “argumentos” que usa son tergiversaciones y falsedades de las que un adolescente normal se avergonzaría. Se puede pensar que no vale la pena recusar un artículo de esta índole  -y es verdad- pero pensamos que los derechos naturales propios de la razón y de la decencia intelectual, deben tener también su oportunidad frente al atropello. Pues, el silencio es sin duda una falta frente a la sinrazón. Veamos, algunos de los “juicios” de la articulista:

 

“No saben de educación, no les interesa…!” Esta opinión pretende descalificar a los estudiantes en cuestiones educacionales. La autora no nos entrega ninguna información que nos permita deducir que ella sí sabe de educación y de la problemática que aborda. Como fuere, su escrito es una clara prueba de que no sabe nada de ésta y que sólo la guía el prejuicio ideológico y su inquina frente a la  rebelión estudiantil. Si ella poseyera siquiera una cuarta parte del conocimiento y de  los conceptos educacionales que los dirigentes estudiantiles manejan notablemente, de seguro no habría podido escribir el libelo que comentamos.

 

“…tema de fondo se haya reducido finalmente a las tasas usureras de la banca y a la falta de seriedad de algunas instituciones”.  Esto es una grotesca y ridícula tergiversación de las reformas que los estudiantes exigen. El tema de fondo es la injusticia y la perversidad de un sistema educacional sustentado en el lucro, en la ineficiente educación municipal, en el obligatorio endeudamiento familiar, en la discriminación y segregación educacional, en la ausencia del rol directriz y contralor del Estado y que, como tal, el sistema atente contra el desarrollo de la infancia y la juventud y el progreso de la sociedad. Esto lo sabe todo el mundo y la supuesta reducción del tema no es mas que invención de la articulista. 

 

 “… a propósito de ella (La educación pública) una diatriba contra las instituciones privadas”.  Completamente falso. En ninguna parte de los planteamientos de los estudiantes existe tal diatriba, pues para ellos el problema no es la existencia de instituciones educacionales privadas, sino la utilización que se hace de muchas de ellas para lucrar, secundarizando sus objetivos educacionales y deteriorando la calidad educativa. Evidentemente, la excelencia puede darse también en ellas.

 

“Gratuidad universal, pero que podría ser otorgada sólo por instituciones públicas.”

Afirmación también falsa. No hay nada ni nadie que impida la existencia de establecimientos privados gratuitos.

 

“Sobre la familia, han guardado riguroso silencio.” Como todo el mundo sabe, los estudiantes están dando una dura lucha en defensa de la economía familiar, pues el perverso endeudamiento creado deliberadamente por el sistema que la autora defiende, constituye un grave atentado contra la familia, en todos los aspectos. Su temática no es la familia, sino el sistema educacional. Igualmente, el asunto de la constitución familiar nada tiene que ver con esta problemática.

 

“… pero no han tenido la amabilidad de referirse, ni una sola vez, a los fundamentos, la necesidad y la importancia de que exista” (la educación pública). Nos preguntamos, de qué planeta vendrá esta dama, que todavía no se ha informado de lo que los estudiantes han estado repitiendo durante cinco meses y que está en el conocimiento y la conciencia de todo el país. Para alguien supuestamente inmerso en el mundo de la filosofía esto no debería significar ningún secreto, por lo que no ilustraremos a la articulista en esta materia. La educación pública y gratuita fue una fundamental responsabilidad del Estado hasta el golpe derechista de 1973, ocasión en que la dictadura creada determinó  -entre otras aberraciones- que el conocimiento podía ser vendido en lugar de ser entregado gratuitamente a las generaciones jóvenes y que, por tanto, el sistema educacional podía ser convertido en una importante fuente para el lucro privado. Principalmente, de sus propios adherentes. Y decidió abolir tanto su condición de derecho social universal como el de función básica del Estado y entregar su ejercicio a la rapiña de cualquier individuo o empresa inescrupulosa, indiferentemente de su calificación pedagógica. Estos son hechos y no especulaciones antojadizas. Con el resultado de que los estudiantes y sus familias fueron las primeras víctimas del sistema, sin contar el daño que éste ocasiona al presente y al futuro del desarrollo del país.

 

“…la integración es el resultado natural de la educación”. Nuestra pseudo filósofa nos habla de imaginarias “ingenierías sociales destinadas a resolver el tema de la segregación… promoviendo artificialmente que ricos y pobres se encuentren.” Admite la existencia de la segregación social y de una sociedad dividida entre pobres y ricos, pero no nos explica qué es esto de promover la integración artificial entre unos y otros. La autora no se da por enterada de que la segregación social sólo es posible cuando 

el poder soberano de la ciudadanía ha sido usurpado por algún grupo político desde una posición de fuerza, el que la mantiene marginada de sus derechos naturales. Ninguna “ingeniería social”, ni de derecha ni de izquierda,  puede lograr integración social alguna sin la existencia de una soberanía ciudadana ejercida en plenitud. Por otra parte, es una falacia que sólo puede ser sostenida por ignorantes, afirmar que la educación por sí sola pueda ocasionar naturalmente dicha “integración”. Menos aún, como resultado de un sistema educacional que es de por sí discriminatorio y que, para colmo, opera en una sociedad ya gravada por un enorme desigualdad en la distribución de la riqueza. Sin abolir ninguna de éstas condiciones, ninguna integración social es posible.

 

“…que una ideología de ultraizquierda que no representa nuestra idiosincrasia.” He aquí el meollo de las tergiversaciones y falsedades de la “sesuda” articulista. Su propia ideología ultraderechista le hace ver ultrismos adversarios en todo cuanto contradice sus propias convicciones e intereses. La ponderación y el análisis racional de los hechos desaparecen, pues el pensamiento dominante es que “…quienes critican o se oponen a esta realidad que amo, no pueden ser más que subersivos, comunistas, anarquistas y hasta terroristas,  es decir, los malos de la película.”

 

La articulista se niega a admitir que el rechazo al actual sistema educacional, no proviene sólo de los estudiantes, sino del 80/90% de la población del país y se origina en su absoluta injusticia, en su degradación de la función educativa, en su carácter monetarista, en la ausencia de toda regulación por parte del Estado, en su desprecio por el presente y futuro de la juventud chilena. Y este rechazo es compartido por ciudadanos tradicionalmente calificados tanto de izquierda como de derecha. Consecuentemente, no se le puede atribuir ideologismo alguno, pues surge espontáneamente de la evaluación ciudadana de una realidad concreta, utilizando un mínimo de lógica y el más rotundo sentido común. Si a la “filosófica” autora del artículo le parece que el sentido común y la lógica pueden  ser llamadas “ideología de ultraizquierda”, allá ella. Lo que está claro es que la ideología que ella sí sustenta y defiende , ha destruído el sistema educacional chileno y lo ha convertido en una estructura retrógrada, mercantilista y antiética, que no representa la idiosincracia ni de los estudiantes ni del pueblo chileno.

 

Es loable que “El Mostrador” nos conceda la oportunidad de conocer el pensamiento tendencioso de ciertos adversarios de la razón y la verdad, pero es muy lamentable que no conceda a sus oponentes, la misma oportunidad para rebatir sus aventuradas o inaceptables afirmaciones.

 

 

 

 

 

 

 

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