Noviembre 28, 2024

La Concertación debe explicaciones (XXXIV)

patricio_aylwin02

patricio_aylwin02El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también a sus bases y al país el porqué,  bajo sus sucesivos gobiernos, se llevó al extremo la política de desinformación y falta de debate de TVN respecto de los grandes temas nacionales.

 

 

 

 

Solo durante el gobierno de Aylwin se intentó tímidamente –a través del programa La manzana de la discordia– efectuar un debate de distintas posiciones sobre temas de interés desde el punto de vista social y cultural como el divorcio, la pena de muerte y el boxeo. Materias que si bien suscitaban y suscitan opiniones divergentes son “transversales” desde el punto de vista político. Sin embargo, en lugar de constituir un primer paso en la dirección de enfrentar los grandes problemas de interés público, dicho programa –pese a que tenía alta sintonía- desapareció prontamente, sin ser sustituido después por nada análogo.

 

Posteriormente, TVN (y los demás canales de televisión) se limitaron a efectuar programas de debate circunscritos a dirigentes políticos de la Concertación y la derecha, centrados en las pequeñas controversias del día a día generadas en torno a la evolución de “la democracia de los consensos”; pero donde se desechaban también los principales asuntos del país. Lo mismo cabe señalar respecto de los foros preelectorales, dado que las dos grandes coaliciones políticas –usando la expresión de Edgardo Boeninger- experimentaron desde fines de los 80 una “convergencia” respecto del pensamiento y el modelo económico neoliberal.

 

De este modo, ninguna de las bases fundamentales de la verdadera refundación nacional efectuada por la dictadura se constituyeron en temas de investigación y debate para TVN y, por cierto, para el resto de los canales de televisión. Así, bajo los gobiernos de la Concertación nunca se investigaron ni debatieron la evolución y los alcances de la extrema desigualdad en la distribución del ingreso heredada del régimen de Pinochet y consolidada e incrementada por los gobiernos concertacionistas; ni menos las denuncias sobre los gigantescos fraudes estadísticos destinados a “aminorarla”, que se demostrarían con las grandes inconsistencias en los ingresos nacionales medidos por el Banco Central y por las encuestas Casen.

 

Tampoco se investigó ni se debatió la aplicación de una política del cobre que, además de desnacionalizar más del 70% de la gran minería, se expresó en la exportación de concentrados del metal rojo que inundó durante años el mercado mundial bajando enormemente los precios del producto; y que omitió su refinación e industrialización. Ni menos el hecho de que, utilizando diversos resquicios legales para cancelar impuestos irrisorios, las grandes multinacionales del cobre le restaron al Estado chileno miles de millones de dólares.

 

Análogamente, tampoco se investigó ni debatió en TVN respecto de la carencia de una política de industrialización y de desarrollo de ciencia y tecnología que acentuó la inserción de nuestro país como país subdesarrollado exportador de materias primas (concentrados de cobre; troncos; chips y frutas) o de productos de escasa elaboración (celulosa, vinos, salmones y harina de pescado).

 

Asimismo, tampoco se efectuaron investigaciones ni debates sobre los escuálidos ingresos de los trabajadores chilenos; sobre sus duras jornadas y condiciones laborales; sobre su carencia de derechos sindicales, de negociación colectiva y de huelga; ni sobre sus lamentables condiciones de vivienda, transporte y recreación.

 

Para qué hablar sobre las características de los sistemas heredados de la dictadura y consolidados por la Concertación, respecto de las AFP, las ISAPRE, la LOCE-LGE y la ley de universidades que -además de mercantilizar y segmentar al extremo servicios básicos como la previsión, educación y salud- cualquier mínima investigación comparativa con países europeos e incluso latinoamericanos hubiese desnudado su índole ferozmente regresiva e injusta.

 

En definitiva, TVN y los demás canales de televisión no solo continuaron desinformando a la sociedad chilena respecto de las “modernizaciones” de la dictadura; sino que contribuyeron decisivamente a generar en la sociedad chilena una concepción de que la refundación económica, social y cultural que aquella había hecho del país tenía un carácter “natural”. De que ni siquiera tenía sentido analizar, comparar, investigar ni debatir el conjunto de instituciones y estructuras heredadas de dicho régimen. De que lo único que había hecho mal la dictadura era las violencias que había ejercido contra la población; pero que su obra estructural e institucional había sido, en la práctica, positiva.

 

A tal extremo llegó TVN (y los demás canales) en esta materia, que toda noticia respecto de la profundización del modelo neoliberal alcanzada por los gobiernos de la Concertación –sea respecto a nuevas privatizaciones o concesiones de servicios básicos; inversiones extranjeras adicionales, particularmente en el cobre; o más tratados bilaterales de libre comercio- era presentada como una noticia positiva per se, sin analizarla y ni siquiera describirla. Lo mismo en relación a las “desinteresadas” alabanzas hechas al país por las instituciones y medios de comunicación internacionales representativas de los grandes poderes económico-financieros mundiales. Además, las presentaciones axiomáticas de estos “logros” iban acompañadas de expresivos ditirambos y sonrisas por parte de los conductores de los informativos correspondientes. Todo dentro de la mejor tradición orwelliana…

 

 

 

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