Enero 16, 2025

Una Violeta de adobe: reflexiones sobre la película

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violetasefueWood de tanto mostrar la pobreza material de la Viola y su familia termina sepultándola en el adobe, en la miseria del Chile polvoriento, latifundista y agrario de los años ’50 Cuesta encontrar en esta película a la Violeta que interpeló al Papa cuando asesinaron a Julián Grimau, la Violeta que conoció a Le Corbusier, fue amiga de Roberto Matta y Pablo Neruda.

 

 

 

 

 

 

Nada de ello muestra Wood. No aparece la Violeta que cantó a la proeza de Valentina Tereshkova, cosmonauta soviética; también cantó por la libertad del pintor Siqueiros. En la película de Wood no existe la Violeta  instruida, delicada. No. No está. Pareciera creer Wood que mientras más desgreñada, rústica, violenta, muestra a la Viola mejor indaga en las profundidades de su vida. Es la opción de Wood y es opción, como espectador, de no creer en ella. Un “río de sangre corre por los contornos del mundo.” escucho que canta la Violeta. Una canción dedicada a M. Rodríguez y Luis Emilio Recabarren, cuya sangre, me cuentan, corre por mis venas. Era dura la Violeta. Pero no bruta. Fue pobre pero no miserable. Sensible, pero no por eso menos violenta.

 

Violeta mujer compleja ¿Qué mujer no lo es? Violeta artista compleja ¿Qué artista no lo es? Pero ella “liberó” sus complejidades para vivirlas sin represión. Demasiado  énfasis hace Wood en el amor-desamor del suizo Gilbert Favre ¿Y dónde quedó Alberto Zapicán, el uruguayo? Es cierto que Wood intenta replicar su formula de los chiles antagónicos. El Chile de los “Machuca” sin éxito esta vez. Porque al mostrar a Violeta, Wood no mostró a Chile. En “Machuca” Wood se obliga a mostrar la historia del país para que se comprendiera la historia de “Machuca” En esta oportunidad, apostando a la universalidad de Violeta, omite la historia primigenia y pierde fuerza o veracidad la historia verdadera. Esa que duele, que irrita, que amarga y avergüenza!!! De la vergüenza nació la dignidad y luego las organizaciones.

 

Quien sabe si el Poder –que financió esta producción- le exigió al Director ciertas claudicaciones y concesiones, quien sabe si el Director quiso buscar un relato intimista, de recurso fácil para cierto estrato social, usualmente ignorante de la realidad de nuestros artistas populares. Tal vez para ellos hizo esta película. En todo caso en ambas situaciones Wood fracasó. Violeta y los Parras bailaron la cueca de la pobreza, como la bailó gran parte de Chile en la década del ’50 y ‘60. Pero Wood falló en el relato intimista. Violeta no se lo pasó toda la vida mandando a la mierda a sus amantes. En ella había espacio para la ternura, para la reflexión, el estudio y para la militancia partidaria. Nada de eso encontramos en “Violeta se fue a los cielos”

 

Fue el último día de la presentación de “Violeta se fue a los cielos” en la austral Coyhaique, Patagonia, que pude verla. No éramos más de veinte personas ése día lunes de fines de Septiembre en el viejo cine. Después de ver la película y divagar un par de horas por la ciudad solitaria –sin encontrar un bar abierto- para soltar la pena que sentí, no por Violeta, ella no lo hubiese querido, sino porque en estas historias terminan por mano propia nuestros padres y madres fundadores (Recabarren, P. de Rokha, Alfonsina Storni, Allende, K. Cobain, etc.)  Pésimo el final, predecible recurso cinematográfico, archi utilizado que uno llega a sentir bronca por el Director, que se queda corto, muy corto en el empeño de llevar al cine la vida o parte de la vida de la Viola chilensis. Violeta no fundó su vida en su carpa de La Reina y en los despechos del suizo. Su mundo era el mundo global. Estaba curtida de un temple e inteligencia del genio que se alza sobre las pobrezas y miserias de la maldad. También sobre las torpezas burocráticas del Estado. Violeta Parra la primera Rock Star dicen hoy, sin embargo ninguna empresa auspició su carpa-peña. Una mujer que canta la cueca de los poetas es porque goza de un humor exquisito, de una cultura superior. La película no le hace justicia y tampoco las memorias de Ángel que son las memorias de Ángel y no de la Violeta.

 

Leí por ahí una opinión de Tita Parra sobre esta película que comentamos y lamenta que su Director no haya leído las Cartas de Violeta. Desconozco si Wood habrá leído esas cartas. Yo sí lo hice. Abren una puerta para conocerla y entender Chile. También los relatos de Nicanor, de Isabel. En el Chile en que vivió Violeta la mecha de la “luchas de clases” llevaba encendida desde hace años. No se trata de querer un panfleto por película ni menos una alegoría partidista, pero la misma Violeta fue la expresión más sublime de la lucha de clases que ella entendió en toda su piel y genialidad, sin tener que haber leído el Manifiesto Comunista. Los que crean que la cosa no es así, los invito, pues, a situar a Violeta en la Historia completa.

 

“Una Violeta que no se lava ni se peina ni se baña”

Apreciaciones de Tita Parra sobre la película “Violeta se fue a los cielos” de A. Wood

 

                        Por Rodrigo De Los Reyes Recabarren

                                              rodrigodlr@patagoniachile.cl

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