Todo partió un 22 de abril de 1973 en
El asombro público y la represión no se hizo esperar. Al otro día la policía buscó a los organizadores de la protesta por cielo, mar y tierra, mientras la prensa escrita los enviaba al infierno de sodomitas pecadores, tildando a las protagonistas del histórico mitin de “locas perdidas ansiosas de publicidad”. Particularmente efusiva resultó la redacción homofóbica del popular diario CLARIN que, paradójicamente, sí estuvo firme, pero contra el pueblo homosexual. La primera manifestación homo – sexual resultó ser el último grito de libertad en medio de un inédito proceso de transformación político – cultural que no logró sintonizar con las nacientes voces de la disidencia sexual en Chile. Para desgraciada de
Hoy, 38 años después, la calle continúa siendo el epicentro de la protesta pública y sexual. En estos días ha sido ampliamente difundida en los medios de comunicación, quizás como nunca,
En un primer momento la convocatoria a la actividad se denominó “Marcha por
El giro impuesto por las “igualadas” implica adoptar y fortalecer como parte de las políticas del movimiento homo, lésbico y trans un programa conservador, igualizante y normalizador, retrocediendo en las conquistas de históricas batallas sexuales. Al respecto, notable es señalar que una de las demandas poco promocionadas, pero valientemente levantadas por el movimiento estudiantil, especialmente de los secundarios, dice relación con la garantía de educación laica y la inclusión de la educación sexual en todos los niveles, sumando la diversidad sexual. En ese contexto, si los convocantes a marchar el sábado 1 de octubre desde Plaza Italia insisten en la “diversidad” a secas, lo harán descontextualizados de las demandas actuales del mayor movimiento social y político desde la recuperada democracia en Chile; el movimiento estudiantil y su exquisita revuelta transformadora. Junto con la justa exigencia por derechos a la diversidad sexual, homosexuales, lesbianas y trans debemos hacer propias las demandas por educación estatal, gratuita, no sexista y sin discriminación.
La convocatoria a la marchar por la “diversidad”, concepto inscrito en el mercado neoliberal, busca generar un amplio paraguas en donde todos y todas puedan sentirse invitados, incluidos y llamados a actuar – aprovechar, porque “a río revuelto, ganacia de pescadores”. En contrapunto, lo “sexual” como territorio político que ofrece disidencias, polémicas, tensiones y ejercicios de múltiples libertades, será siempre un campo bienvenido, minado y animado. Sin apelar abiertamente a los cuerpos deseantes, sin complicitar con el sexo y las sexualidades, la marcha por la diversidad (sexual) quedará imposibilitada de invitar a pecar, gozando y demandando sexo libre en todo Chile.
* Víctor Hugo Robles es periodista, activista y apóstata, conocido como “El Che de los Gays”, autor de “Bandera Hueca, Historia del Movimiento Homosexual de Chile”.
Foto: “El Che de los Gays” en Marcha del Orgullo Gay/Lésbico/Trans de Chile, septiembre de 2000. Jorge Sánchez.