
El 25 de agosto recién pasado, se presentó el libro “Mujeres de
Este libro, da a conocer los resultados de una investigación realizada entre agosto de 2010 y enero de 2011 en
Desde su fundación a fines del siglo XIX,
Entre charcos de agua, pavimento eternamente en mal estado, colillas de cigarro, pilas con cáscaras de fruta, carretones, transeúntes, extranjeros, locatarios, vendedores ambulantes, gatos o perros las mujeres de
Mujeres, que aparentemente son duras pero que si uno tiene la oportunidad de conocer más cercanamente, se da cuenta que esa dureza es porque hay una memoria llena de experiencias personales de pobreza, discriminación, violencia y de un trabajo áspero, por el cual han debido luchar para conseguir su espacio.
Además, creo que lo más notable de este libro, fue que las investigadoras lograran la confianza de las entrevistadas, para que les contaran su intimidad, sus recuerdos, lo que no es fácil.
Según Amnistía Internacional, “la pobreza es privación extrema de bienestar. Ser pobre es pasar hambre, carecer de vivienda y vestuario adecuados, estar enfermo y no recibir cuidados, ser una persona analfabeta y no contar con servicios educativos”
A lo anterior, se une la mayor probabilidad de morir de enfermedades prevenibles y de tener una tasa más alta de mortalidad infantil como de mayor vulnerabilidad al delito y la violencia, acceso inadecuado o carencia de acceso a la justicia y los tribunales, así como la exclusión del proceso político y de la vida de la comunidad.
Pero las privaciones que estás mujeres han debido enfrentar en sus vidas, han ido más allá que la pobreza material. También sufrieron la impotencia, la falta de voz, la dependencia, la vergüenza y la humillación de la fueron objeto durante sus vidas.
Parte del atractivo que tiene
Las mujeres de
“Mujeres de