Junio 7, 2025

Mujeres de la Vega: homenaje de género

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mujeresdeavegaEl 25 de agosto recién pasado, se presentó el libro “Mujeres de la Vega: género, memoria y trabajo en la Vega Central” de las investigadoras chilenas Carolina Bastías, Consuelo Hayden y Daniela Ibáñez.

 

 

Este libro, da a conocer los resultados de una investigación realizada entre agosto de 2010 y enero de 2011 en la Vega Central de Santiago de Chile, para conocer, valorar y divulgar el trabajo femenino en este lugar.

 

Desde su fundación a fines del siglo XIX,  la Vega acogió a muchas  mujeres que dependían de los empleos que ahí se generaban para su subsistencia, dando cuenta de la gran relevancia de la fuerza de trabajo femenina en las ciudades durante la primera mitad del siglo XX.

 

Entre  charcos de agua, pavimento eternamente en mal estado,  colillas de cigarro, pilas con cáscaras de fruta, carretones, transeúntes, extranjeros, locatarios, vendedores ambulantes, gatos o perros las mujeres de la Vega Central venden sus productos, sin importar las horas o las condiciones de clima

 

Mujeres, que aparentemente son  duras pero que si uno tiene la oportunidad de conocer más cercanamente, se da cuenta que esa dureza es porque hay una memoria llena de experiencias personales de pobreza, discriminación, violencia y de un trabajo áspero, por el cual han debido luchar para conseguir su espacio.

 

Además, creo que lo más notable de este libro, fue que las investigadoras lograran la confianza de las entrevistadas, para que les contaran su intimidad, sus recuerdos, lo que no es fácil.

 

Según Amnistía Internacional, “la pobreza es privación extrema de bienestar. Ser pobre es pasar hambre, carecer de vivienda y vestuario adecuados, estar enfermo y no recibir cuidados, ser una persona analfabeta y no contar con servicios educativos”

 

A lo anterior, se une la mayor probabilidad de morir de enfermedades prevenibles y de tener una tasa más alta de mortalidad infantil como de mayor vulnerabilidad al delito y la violencia, acceso inadecuado o carencia de acceso a la justicia y los tribunales, así como la exclusión del proceso político y de la vida de la comunidad.


Pero las privaciones que estás mujeres han debido enfrentar en sus vidas, han ido más allá que la pobreza material. También sufrieron  la impotencia, la falta de voz, la dependencia, la vergüenza y la humillación de la fueron objeto durante sus vidas.

 

Parte del atractivo que tiene la Vega y las diferentes actividades comerciales informales que giran a su alrededor, e incluso el culto a Fray Andresito, viene de ese sabor y riqueza  popular que debió tener el barrio popular de la Chimba y que de alguna forma aún se manifiesta en esa “otra ribera del Mapocho”.

 

Las mujeres de la Vega actuales, son herederas de una tradición trabajadora, de aquellas mujeres campesinas que emigraron desde el campo a la ciudad, con sus hijos o solas y que encontraron en este lugar su espacio y la subsistencia.

“Mujeres de la Vega”, es un homenaje a todas aquellas mujeres que trabajan en este espacio santiaguino y  sea además un lugar solidario y un especial sistema social en medio de la capital chilena.

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