Contingentes rebeldes ingresaron al fortificado complejo residencial Bab al-Aziziya en Trípoli, mientras su propietario, el líder libio Muammar Gadafi, continúa con paradero desconocido.
Los rebeldes “rompieron los portones de Bab al-Aziziya y algunos combatientes lograron ingresar al último bastión del gobierno en la capital libia”, reportó este martes desde el lugar la corresponsal de Al Jazeera, Zeina Khodr.
Un comandante de las fuerzas rebeldes dijo a Al Jazeera que ya controlaban 90 por ciento del complejo. Mientras se oían disparos de festejos, había reportes de saqueos del arsenal que Gadafi tenía en el lugar.
Khodr sostuvo que eran civiles, y no combatientes rebeldes, los que estaban saqueando las armas. En el lugar, rebeldes y sus simpatizantes jugaban con los restos de una destruida estatua de Gadafi.
Los combates en la ciudad continuaron por segundo día, y se escuchaba fuego de metrallas y ocasionales explosiones.
El distrito de Al-Mansoura era escenario de intensos combates entre fuerzas del gobierno y opositoras, dos días después de que el ingreso rebelde a la capital desatara escenas de júbilo.
“Las tropas de Gadafi están ocultas en ciertos lugares en los que se han hecho fuertes, y el principal de ellos está dentro del amplio complejo del líder”, dijo otro corresponsal destacado en Trípoli, James Bays.
Las fuerzas del gobierno estarían repeliendo los ataques con armamento pesado, como fuego de morteros y obuses dirigidos hacia
El paradero de Gadafi sigue siendo desconocido. “La batalla no ha terminado. La ciudad está al filo de la navaja”, dijo el corresponsal.
También hay reportes de aviones de
Mientras tanto, unos 30 periodistas permanecían encerrados este martes en el hotel Rixos de Trípoli. El diario The New York Times informó que reporteros de las cadenas internacionales BBC y CNN, entre otros medios, estaban atrapados en el hotel, sin electricidad y describió el lugar como una “prisión”.
Un acontecimiento que puso más dramatismo a las últimas horas fue la aparición del más influyente de los hijos de Gadafi, Saif al-Islam, en el hotel Rixos para refutar las informaciones de que había sido capturado por fuerzas opositoras.
“Hay confusión en las filas opositoras desplegadas en el terreno”, dijo la corresponsal Khodr. “Algunos se preguntan si el Consejo Nacional de Transición ha sido infiltrado”.
El presidente del Consejo, Mustafá Abdel Jalil, había anunciado el lunes el fin del régimen de Gadafi, que gobernaba desde 1969. Pero la reaparición de Saif, supuestamente arrestado el domingo y requerido por
El corresponsal de Al Jazeera en la oriental ciudad de Bengasi, bastión opositor, reportó que “vemos acusaciones, dudas y confusión”.
“Va a ser interesante ver cómo explica el Consejo esta debacle y qué hace para reforzar y vigorizar las alianzas que permitan a los rebeldes controlar realmente Trípoli”, agregó.
El Consejo celebró este martes en Bengasi una conferencia de prensa junto al ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu. “Apoyamos al líder el Consejo, Mustafá Abdel Jalil. Él estableció el camino de Libia hacia el futuro”, dijo Davutoglu.
Las celebraciones estallaron el domingo por la noche, cuando un contingente rebelde logró ingresar a Trípoli y controlar
Francotiradores apostados en toda la ciudad continuaban presentando resistencia, y un convoy opositor fue emboscado por fuerzas leales a Gadafi que contaban con armamento antiaéreo.
En otras zonas del país, el ejército de Estados Unidos, que participa en la misión de
Más hacia el este, los rebeldes avanzaban hacia el puerto petrolero de Ras Lanuf, tras tomarse la ciudad costera de Ageila.
Mientras, el portavoz del gobierno, Moussa Ibrahim, sostenía que las fuerzas de Gadafi aún retenían el control de 75 por ciento de Trípoli.
La frágil naturaleza de la presencia rebelde en Trípoli frustró esperanzas opositoras de lograr una rápida victoria y profundizó los temores de que esa ciudad de dos millones de personas se convierta en escenario de una prolongada lucha armada.
La guerra civil Libia comenzó en febrero, cuando el régimen de Gadafi se lanzó a reprimir manifestaciones opositoras que reclamaban su renuncia.
Una veloz serie de defecciones de militares y civiles de alto rango, más la toma o entrega de arsenales en distintas partes del país, dieron a los rebeldes acceso a armamento.
El 19 de marzo,