El martes 16 de agosto, se efectuó una reunión entre los miembros de la Comisión de Educación del Senado de la República y los dirigentes de los estudiantes. Para el gobierno es el parlamento el lugar adecuado para discutir el problema educacional. Para los estudiantes le discusión debe ser con quien tiene el poder y en el sistema presidencialista chileno es el Ejecutivo quien efectivamente controla el poder.
¿Entonces, para que se efectúa esta reunión si no tiene ninguna validez, como los mismos senadores reconocieron?
Según los dirigentes estudiantiles, es un simple paso para demostrar que no están en una posición intransigente, pero el objetivo es el diálogo con el poder real y en términos que se garantice una discusión sobre lo que el movimiento estudiantil exige.
Pero, la trascendencia de esta reunión fue notoriamente un fenómeno de extraordinario interés: Fue un enfrentamiento de la clase política y el movimiento social. El resultado, que todo Chile pudo ver a través del canal de TV del Senado, fue algo pavoroso y vergonzoso.
Mostró a una Concertación explicando y disculpándose por no haber sido capaz de enfrentar estos problemas y alegando que no se había conseguido mayoría para los cambios. Por su parte, la Derecha , especialmente representada por la ex ministra Von Baer y por Lili Pérez, fueron incapaces de plantear sus opiniones y las de su Alianza, se limitaron a vaguedades y consultas.
El frente opuesto fue muy distinto, increíblemente, los estudiantes presentaron argumentos serios, dieron cifras y citaron estudios. Presentaron la necesidad de enfrentar los problemas vitales de la sociedad chilena y señalaron la necesidad de pronunciarse sobre el tipo de país y de sociedad que deseamos.
En realidad fue un diálogo en dos niveles: el pedestre, presentado por la política de avezados senadores, expertos en eludir lo de fondo, sin ninguna base de principios o fundada en antecedentes serios, sólo en improvisaciones. Frente a ellos, una juventud madura, seria, con aspiraciones y valores, con capacidad para ver la dimensión y profundidad del problema.
Fue una comparación entre los que corren a nivel del suelo y los que son capaces de ver las cosas en su totalidad desde la altura.
Es un hecho sorprendente, que jóvenes estudiantes sean capaces de tal actitud, destacando que no se trata sólo de la dirigenta que es vapuleada por el neoliberalismo. Todos los dirigentes estudiantiles presentes estuvieron a una altura similar, sobrepasando el burdo nivel de los senadores.
¿Como es posible que el estudiantado actual, producto de una educación en crisis, haya generado representantes de tal nivel? La posible respuesta está en que su desarrollo se ha logrado en la lucha social. Son los pingüinos que hicieron una revuelta y que fueron manipulados por una clase política experta en triquiñuelas y engaños y que al final no solucionó nada.
Allí aprendieron la necesidad de construir una nueva política fundada en valores y principios, donde la ética es la sustancia de sus acciones y aspiraciones.
Estos pingüinos, de andar torpe en las cenagosas tierras de la política, se transformaron en águilas que ven los problemas desde las alturas.
*Profesor de la Universidad de Chile, retirado