La reacción utiliza muchos métodos frente a los movimientos sociales que buscan cambios de verdad. Y en Chile la reacción es poderosa. Muy poderosa. Está en el ADN del sistema de capitalismo financiero que nos ordena. (En eso “el invierno chileno” se parece más a los movimientos sociales en España, Francia o Inglaterra que a “la primavera árabe”). En eso, no en el per cápita.
La reacción posee aquí el gobierno, buena parte del Congreso, los grandes medios de comunicación y funciona en medio de un ambiente ideológico individualista que se desató con fuerza bajo la dictadura, que se mantuvo en los gobiernos de
El movimiento por cambios de fondo en la educación chilena también es un movimiento poderoso.
Trabaja por lo mejor de nosotros mismos: nuestro nuevo o gastado idealismo, nuestros hijos, nuestros nietos, los cabros del barrio, la juventud, el verdadero por-venir de nuestra sociedad.
Frente a la codicia propone la generosidad.
Frente al personalismo el altruismo.
Frente al aspiracionismo individual la propuesta asociativa para progresar.
Frente a la aventura aislada la movilización mayoritaria.
Levantó de nuevo la esperanza social, esa que se fue perdiendo desde 1989 en adelante.
Aglutinó en torno suyo a la inmensa mayoría de la sociedad, al extremo que debilitó al gobierno reaccionario (electo recientemente), y extremó la caída de la oposición parlamentaria en más de un diez por ciento (de casi un tercio a menos de un quinto).
Legitimó a sus dirigentes (
Propuso, de cara al país, un proyecto serio de reformas.
Legitimó socialmente, aun en contra de la inmensa maquinaria propagandista del sistema, su estrategia de lucha, masiva y atractiva, sólo comparable a la que culminó en 1988 con la derrota plebiscitaria de la dictadura.
Esta vez sin un gasto adicional, sin una propaganda pagada, sin activistas profesionales, sin infraestructuras compradas ni arrendadas, sin acceso a franjas comunicacionales necesariamente únicas.
Logró lo que sólo el movimiento democrático del NO alcanzó hace 23 años: el activo apoyo internacional y la comprensión incluso de algunos sectores importantes del primer mundo. Y más. Su apoyo ha llegado al 80 por ciento; el del NO no se acercó al 60.
La reacción está clara.
Está reculando y debe utilizar buena parte de sus recursos.
Se engrifa. La vieja facha levanta el lomo con sus cerdas tiesas.
Se ha usado el recurso de la dilación.
Se ha usado el recurso de la fuerza pública al filo de la ley.
Se está usando el recurso de la amenaza y el amedrentamiento.
El de la conquista o anulación de los sectores políticos zigzagueantes y vacilantes de
Y se está echando mano a la utilización de la delincuencia, el desquiciamiento y el trastorno, y a la infiltración, como lo hizo siempre. El martes 9 en Valparaíso, un carabinero de civil infiltrado. Antes, en la movilización de
La bruja facha está mostrando sus colmillos, está afilando sus garras. Engrifa el lomo pardo.
No voy a dar recetas. No son buenas. Los antiguos, que muchas batallas hemos perdido, debemos dar, a lo más, opiniones. Opiniones que se fundan en historias y creencias.
Ante esa reacción, la defensa de lo avanzado y su profundización.
La ligazón más estrecha con la gente.
Ante la dilación, la insistencia, la perseverancia.
Ante la fuerza pública al borde de la ley, la denuncia y la apertura a la solidaridad internacional.
Ante la amenaza, la vigilancia y la fortaleza.
Ante los vacilantes, firmeza y amplitud, y, si es necesario, apertura, cuidadosa apertura.
Ante la delincuencia, el desquiciamiento y el trastorno, distancia, profilaxis y lucha ideológica, precisamente con-vencimiento, educación.
Ante la infiltración, cuidado, revisión permanente, la sanción y la denuncia.
La bruja facha seguirá ahí, no desaparecerá, pero sus colmillos estarán más cariados y gastados y sus garras cada vez más melladas.