Noviembre 12, 2024

JM. y su carnal Longueira

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insulzaJustito en el momento en que el gobierno de la derecha está tirando la esponja y en una situación de inanición política, con menos de un tercio de apoyo ciudadano, y los partidos de derecha con un cuarto, JM llega a apoyarlos.

 

 

 

Se trata de un funcionario internacional que está allí porque cuenta con el apoyo del gobierno de derecha (si no, saldría del cargo), pero se trata también del Secretario General de la OEA (cuyo trabajo no es meterse en los asuntos políticos internos y tácticos de los países miembros) y se trata de alguien que se autocalifica de “socialista” y milita en el partido en que militó Salvador Allende, partido que, entendemos, está en la oposición.

 

En esta última tournée por Chile, de paso para asistir a la toma de mando de Humala en Lima, Insulza se entrevistó con Piñera, su actual autoridad chilena, con Hinzpeter, con Chadwick, con Moreno, con su entrañable Longueira y, de paso, con el presidente del PS y el ex Presidente Lagos.

 

Su mensaje (incluso hecho público por él): Miren, para enfrentar las movilizaciones sociales (todos sabemos que la más importante hoy es la de los estudiantes, profesores y apoderados), “hay que enfrentar los problemas con algún grado de acuerdo”. Se refería, por cierto, a grados de acuerdo entre el gobierno de derecha y la Concertación. A lo mismo había llamado en El Mercurio Enrique Correa unos días antes.

El llamado de Piñera a “todos los partidos” (de la Concertación) para hablar el lunes 27 en La Moneda, también antes de viajar a Lima, es coincidente con el gran consejo de Insulza. ¡Ni Hinzpeter, ni Lavín ni la Von Baer habían aconsejado así al minusválido y agitado Presidente! Quizás estos tuvieron razón porque a último momento la Concertación le dio, por ahora, con la puerta en las narices.

 

Sin duda la mayor muestra de apoyo de JM. fue la de los halagos al joven pionero nazi de los años 70,  numerario de Chacarillas, al que calificó de político de altura, dialogante y siempre preocupado por los grandes intereses del país, gestor de acuerdos para salvar la República. Una especie de legitimación, además, de la dizque “derecha social” personificada por Longueira.

 

La estrecha relación de Insulza con Longueira no proviene del período de negociaciones del gobierno de Aylwin con Pinochet. Insulza volvió a Chile (había estado fuera desde 1973 por cuestiones del exilio) sólo en 1992 y no jugó ningún papel en ese entonces.

 

Ni se inicia con las negociaciones de 2003 entre el Ministro del Interior de Lagos y el senador Longueira para crear “la Alta Dirección Pública”, que el gobierno de Longueira se ha pasado por el nalgatorio, sin un chistar de Insulza.

 

Objetivamente hubo una pública y decisiva concordancia entre ambos en una fecha intermedia: en 1998, en los tiempos de la detención de Pinochet en la London Clinic.

 

Longueira, activamente movilizado para salvar a Pinochet, atribuyó a “una conspiración socialista” la detención del dictador en Londres y trató de “traidores a la patria” a los socialistas chilenos, con exclusión, claro, de JM. que se transformó en “estadista” por sus esfuerzos, desde la Cancillería, para que Pinochet no fuera juzgado “fuera de Chile”.

 

Entre otras reacciones, la abogada socialista Pamela Pereira pidió, entonces, la suspensión de la militancia de Insulza por su apoyo a Pinochet.

 

Como sabemos, Pinochet terminó sus días y sus noches sin ser condenado en Chile.

 

JM. y Longueira, con sus esfuerzos conjuntos, marcaron para siempre la historia chilena sin que en ella cupiere la principal y simbólica justicia.

 

Gracias a ellos, y otros pocos como ellos, en Chile no se hizo, no lo de Alemania post nazi, que sería como mucho, sino lo que se ha hecho, hasta hoy, en la democrática Argentina.

 

¡Grandes estadistas!

 

 

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