Noviembre 3, 2024

¡Lucro, lucro, no invoco tu nombre en vano!

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110713_145815Este gobierno podría asemejarse un poco a los vendedores de la calle Ahumada: para llamar la atención de los transeúntes utilizan términos grandilocuentes: por ejemplo, Joaquín Lavín, por dos o tres pequeños e insubstanciales cambios, habló de “la revolución educacional”; se inaugura un hospital y la salud pública chilena es de las mejores de los países desarrollados; ahora, en el discurso del presidente de la república, en referencia al tema educacional,  vuelve a utilizar términos de marketing, donde el acuerdo se llama “GANE” (Acuerdo Nacional para la educación), y el fondo se llama FE, (Fondo para la Educación).

 

 

 

Es muy posible que el “genio que inventó estos slogans está muy feliz por su ingenio. La verdad es que GANE puede ser un búmeran, por ejemplo, se puede entender como “ganan los ricos”, ganan los delincuentes de cuello  y corbata, dueños de universidades. El término FE es más ridículo aún, cuando el 88% no cree en los políticos y el 57% no le cree al presidente de la república.

Vamos al  fondo del tema: a los personeros de gobierno de derecha no les interesa, para nada, la  educación pública, pues consideran el lucro como el motor de la  economía – acuérdense de aquello del panadero de Adam Smith -; para la derecha la educación es un bien que se transa en el mercado y no un derecho que el Estado debe garantizar, por consiguiente, por qué tener miedo a definir el debate educacional como ideológico, si verdaderamente es eso, y nada más. No entenderíamos nada de nuestra historia educacional si no comprendiéramos que es – y será siempre- un debate ideológico: Estado docente Vs. libertad de enseñanza; fábrica Vs. bien común – como lo definía Valentín Letelier -; lucro Vs. deber del Estado; escuela para ricos Vs. escuela para pobres – “Machuca” Vs. “Infante”.

El discurso del presidente ofrece una cantidad enorme de dinero, nada menos que cuatro mil millones de dólares, lo suficiente para impresionar  a los transeúntes del  Paseo Ahumada, pero  el problema no es el titular, sino el contenido; la pregunta es ¿en qué tiempo se invertirán estos fondos? ¿Cómo se distribuirán y de dónde se obtendrán los recursos y cómo se gestionarán? En la última Conferencia de Prensa, tanto el presidente, como su  ministro, no hicieron más que repetir la exorbitante suma, algo así como “no vengo a vender, sino vengo a regalar”.

Para plantear solamente un interrogante, de dónde provendrán los recursos, no es un tema baladí; si, como sostiene el gobierno, vienen de los intereses del ahorro externo o del mayor precio del cobre, tendría la dificultad de que ambas fuentes son transitorias, sin embargo, corresponde perfectamente a la concepción neoliberal y privatizadora del actual gobierno. Si los recursos emanan,  como lo planteé en mi campaña presidencial, de un aumento substancial del impuesto de primera categoría, destinado a las empresas, y un royalty permanente de más de un 10% – no la mascarada que acordaron los partidos del duopolio – correspondería a una concepción de la educación como un derecho, que debe ser financiado por las empresas extranjeras y los monopolios nacionales, especialmente los Bancos – que han ganado más de 1.700 millones de dólares – .

No puedo sino alegrarme de que  Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien en la anterior campaña presidencial no coincidía con mis posturas con respecto a un radical cambio tributario, hoy esté encabezando una propuesta de cambio tributario para financiar el GANE, y que perdure en el tiempo.

Yendo a la vena del tema educacional es que esta se constituye en un factor esencial de la segregación: escuelas municipales para pobres, subvencionadas, con co-pago, para menos pobres, y particulares para ricos; como la sociedad estamental, les está vedado pasar de una a la otra – el que nace rico, estudia  en colegios para ricos; el pobre, para pobres -.

En la universidad ocurre el mismo fenómeno: hay universidades pasables – porque en Chile ninguna es de excelencia; en  los rankings estamos en los últimos lugares – y otras pésimas – parecidas a “La Polar”, como las llamara Mario Weissbluth, de 2020,  “mercado vendedor de títulos fraudulentos”.

El lucro en las universidades privadas constituye un delito, pero en Chile el engañar a los incautos y el enriquecerse fraudulentamente, es un verdadero mérito – no sería raro reemplazar la estatua del “Roto chileno por  la del caballero sinvergüenza”. Lo que entiendo que el gobierno está proponiendo es un borrón y cuenta nueva para delitos como la evasión tributaria, lo que constituye un hecho indignante, de una falta de ética inaceptable, sobre todo si el SII trata como perro guardián las deudas de tributarias de los ciudadanos comunes y corrientes y de los pequeños empresarios.

Para la derecha- y parte de la Concertación – la educación es, claramente, un negocio, mil veces más rentable que las inversiones en la  Bolsa. Para regentar estas empresas no es necesario ser muy culto – y te puede importar un comino la  educación,  como ocurrió con la señora Cuca, cocinera y dueña de varios colegios subvencionados -.

El proyecto, llamado GANE, no sólo no menciona el Estado docente, sino que se declara radicalmente contrario  a él y, como no puede defender la educación municipal, que es el mayor  de los fracasos heredado de la dictadura, plantea, vagamente, una serie de alternativas muy difusas. En este plano  no hay ningún tipo de acuerdo, pues el quiebre entre una educación como derecho, o un bien transable en el mercado – un servicio o un producto que se compra y se vende- y a los estudiantes no les queda otra alternativa que  seguir luchando por una educación de calidad, garantizada constitucionalmente.

Rafael Luis Gumucio  Rivas                

20  7 2011              

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