Febrero 13, 2025

RAMAL: al rescate de un patrimonio ferroviario

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ramalBajo el sello del Fondo de Cultura Económica, se publicó en el mes de junio “Ramal”, de Cynthia Rimsky. Es un libro que empieza y termina en una vieja consulta dental, cercana a la Estación Mapocho, donde tres generaciones vivieron lo que fuera su propio viaje familiar.

 

 

 

Cynthia Rimsky, quien ha publicado tres libros de viaje: “Poste restante”, “Los perplejos” y este año, “Ramal”,  muestra el viaje del protagonista, como un regreso a sus raíces sureñas, en un viaje que busca lo añorado, de lo que se dejo atrás al viajar a la capital.

En Ramal, se dan dos viajes: uno del protagonista a través de una zona rural que no dispone de ningún otro medio de transporte y otro, más bien sensorial, que es  imagen del destino que nos arrastra, o de una evolución psíquica y espiritual que debemos emprender en una dirección, buena o mala, que es una de las pocas cosas en las que somos libres de escoger.

¿Por qué gusta tanto un viaje en tren? Desde mi punto de vista, un viaje en tren te permite advertir la gradación de los tonos del paisaje, seguir la ruta a través de los letreros de las estaciones, entablar relación con tus compañeros de vagón, estirar las piernas por la cafetería, conciliar el sueño acunado por el traqueteo de las vías o leer un libro. Y es que con el tren viajas, no solo te trasladas.

La construcción de los ramales ferroviarios, se dio en los días dorados de la riqueza salitrera, cuando una parte importante de los ingresos generados en el norte, por los derechos de exportación, se invirtió en la construcción de ramales en el centro y sur del país, con el fin de proporcionarles a esas zonas una accesibilidad que fomentara la producción agroganadera. Hoy en día, el único ramal, en todo el país, que todavía ofrece un servicio para pasajeros es el entre Talca y Constitución.

Hasta mediados del decenio de 1990, sobre ese ramal corrieron trenes de carga, que atendieron la planta de celulosa de Constitución y entonces, se pudo agregar fácilmente un servicio para pasajeros, operados por buscarriles, de un peso máximo por eje de unas 5 toneladas. La línea del tren, se ubica al costado de una serie de pueblos, ubicados al norte del río Maule que no tiene acceso adecuado por carreteras adecuadas.

En Chile, la situación deficitaria de trenes de pasajeros sobre ramales, es parecida en todo el mundo, por no responder a demandas del tipo masivo que justifiquen el transporte ferroviario. Tarde o temprano, una vialidad de una calidad aceptable, llegará a todos los pueblos del país, y particularmente a los pocos que actualmente siguen dependiendo del transporte ferroviario, y, a partir de ese momento, ya no habrá un motivo social de subvencionar el servicio ferroviario, que dejará de correr, salvo en contados casos, como del Tren del Vino, y, quizás, el ramal a Constitución, donde lo salve el mercado turístico.

Loreto Soler

 

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