Febrero 13, 2025

El otro perdón: Esperando a Carroza

lamoneda_llamas1973x

lamoneda_llamas1973xNo hubo bombardeo “a La Moneda” el 11 de septiembre de 1973. Hubo bombardeos a Salvador Allende. Allende fue bombardeado en La Moneda, la sede del gobierno constitucional donde se sabía que estaba a esa hora, y fue bombardeado en Tomás Moro.

 

 

 

 

Y su palabra trató de ser acallada bombardeando las radios que lo apoyaban.

 

Si Allende hubiese estado esa mañana del 11 de septiembre de 1973 en una ciudad de provincia, esa ciudad de provincia habría sido bombardeada.

 

Si Allende hubiera estado en un Cordón Industrial ese cordón  industrial habría sido bombardeado.

 

Si hubiera estado en la Universidad de Santiago, la Universidad de Santiago habría sido bombardeada.

 

No se trataba de destruir símbolos. Ni el Congreso, ni La Moneda, ni la Corte Suprema. Ni las sedes de “los extremistas armados”.

Se trataba, a riesgo de su asesinato y de otras muertes, de obligar al Presidente a renunciar –toda la mañana estuvieron en eso- o a huir del país. Y a matarlo si se negaba a ello, como se negó.

 

Minutos antes habían bombardeado varias emisoras de radio.

Si hubiera sido legal o legítimo –la guerra lo es en ocasiones- no estaría hoy investigando el juez Mario Carroza y la FACH no habría ocultado a los hechores, en ese momento y durante 38 años. Los habría premiado públicamente. No se habría avergonzado, los habría destacado.

 

Y el bombardeo no fue legal.

Ni fue legítimo.

Si hubiera sido legal o legítimo –la guerra lo es en ocasiones- no estaría hoy investigando el juez Mario Carroza y la FACH no habría ocultado a los hechores, en ese momento y durante 38 años. Los habría premiado públicamente. No se habría avergonzado, los habría destacado.

 

Se sabe que fue un delito, un crimen contra el Jefe de Estado constitucional.

No se ocultó a Baquedano después de Chorrillos y Miraflores.

No se ocultó a Prat.

 

Tampoco a los que mataron a Grau o Bolognesi.

No se ocultó, siquiera, al Teniente Merino, que murió en “una acción legítima” en territorio argentino.

 

No es que temieran “vendettas”, como lo dio a entender Matthei. En las confrontaciones bélicas siempre es posible la vendetta. La réplica. Forman parte del enfrentamiento más o menos prolongado.

 

Esto se ocultó porque era condenable y se quiso exculpar de la condena a los pilotos mandados a bombardear.

Matthei comparó el bombardeo con la muerte de Bin Laden y los atentados a Kadafy. Y tiene razón: todos esos hechos son ilegales e ilegítimos.

 

Carroza lo sabe.

El bombardeo fue ilegal e ilegítimo porque el golpe fue ilegal e ilegítimo.

Las cabezas militares del golpe, Carvajal, Leigh, Mendoza,  Merino y Pinochet, fueron delincuentes y debieron, en algún momento, ser juzgados. Si murieron sin serlo es porque tuvieron un tremendo poder militar y político como para evitarlo. Los delincuentes con poder son delincuentes.

 

También son responsables quienes alentaron el golpe o lo justificaron.

Responsables del golpe de Estado y del bombardeo a La Moneda.

Uno de esos próceres, brillante político de vaivenes, ya muerto, escribió al mundo 58 días después del golpe:

 

“El fondo del problema es que ese gobierno minoritario (el del Presidente que estuvo en La Moneda), presentándose como una vía legal y pacífica hacia el socialismo –que fue el slogan de su propaganda nacional y mundial- estaba absolutamente decidido a instaurar en el país una dictadura totalitaria y se estaban dando los pasos progresivos para llegar a esta situación”.

 

El mismo prócer denunció: “En los comicios parlamentarios del 73 (ocho meses antes) bajó al 43%, a pesar de haber ejercido una intervención no conocida en la historia de Chile y haber utilizado toda la maquinaria del Estado, enormes recursos financieros y presión sobre las personas y organizaciones, que llegó hasta una violencia desatada que causó varios muertos y numerosos heridos a bala. Por último, quedó comprobado un fraude de por lo menos 4 a 5% de los votos pues los servicios públicos, entre otras cosas, falsificaron miles de carnés de identidad”.

 

Y sobre la violencia, el prócer agregaba: “El Partido Socialista y el Partido Comunista crearon organizaciones armadas”. Y las cita: “Las brigadas Elmo Catalán y Ramona Parra”(eran brigadas de propaganda callejera con las que trabajó, por ejemplo, el pintor Roberto Matta) Dice Frei: “Instaurado el gobierno (del Presidente bombardeado en La Moneda) convergieron hacia Chile varios miles de representantes de la extrema izquierda revolucionaria de América…” “(Se importaron) armas de todo tipo, no sólo automáticas  sino que pesadas, ametralladoras, bombas de alto poder explosivo, morteros, cañones antitanques de avanzados modelos y todo un aparato logístico de comunicaciones de telefonía, clínicas médicas, etc., para poder concretar esa acción. Se había establecido así un verdadero ejército paralelo”. “Las armas hasta ahora recogidas (treinta días después del bombardeo, aclaro) permitirían dotar a más de 15 regimientos, y eso que una abrumadora proporción aún no ha sido descubierta”.

 

¡Qué mayor justificación del golpe y del bombardeo!

¡Qué más clara muestra de “asociación de asociados en sociedad”!

 

Otro, un reconocido ex Presidente que vive y participa, estuvo absolutamente de acuerdo con el anterior y señaló un día después del bombardeo:

 

“Los hechos que vive Chile son consecuencia del desastre económico, el caos institucional, la violencia armada y la crisis moral a que el Gobierno depuesto condujo al país, que llevaron al pueblo a la angustia y a la desesperación; los antecedentes demuestran que las FFAA y Carabineros no buscaron el poder”.

Ni una sílaba sobre el bombardeo y menos una condena. Por el contrario. Son antecedentes factuales claros que a nadie pueden llamar a engaño.

 

Está también claro que ninguno de esos ex Presidentes será citado a declarar por el juez Carroza.

La llamada “clase política” entera (incluido el presidente del P. Comunista, que hizo recientemente un panegírico de Frei Montalva) tampoco los criticará.

 

Don Patricio Aylwin no ha hecho ningún mea culpa por ello. Ha entrado en debates para culpar a otros.

Aún es tiempo.

 

El contexto de la investigación del juez Carroza es un buen ambiente para que Don Patricio, un hombre de derecho que además pidió perdón en nombre del Estado por los crímenes de la dictadura, lo haga ahora por sus dichos y su responsabilidad en el golpe y en el bombardeo.

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