Noviembre 9, 2024

Hay tomas para rato

tomas-borgoo

tomas-borgooA pesar de las amenazas de desalojo, las movilizaciones de los secundarios siguen. Los colegios emblemáticos de la Región Metropolitana se muestran firmes, informados; no desean cometer los mismos errores que sus pares del 2006. A diferencia de lo que se habla en la prensa del duopolio, el grueso de los apoderados apoya la voluntad de sus hijos. Los profesores, más de lo mismo. Todas las movilizaciones son votadas en forma democrática por los estudiantes. Mayoría más uno, el resultado es evidente.


 

 Los dos primeros establecimientos educacionales que decidieron iniciar las tomas fueron el Benjamín Franklin, de la comuna de Quinta Normal, y el Internado Nacional Barros Arana -INBA- de la comuna de Santiago. “Fue de manera autónoma y en ningún momento hubo un previo acuerdo entre ambos”. Comenta un alumno del Benjamín Franklin.

Le siguió la mediática toma del Liceo Barros Borgoño, con desalojo y enfrentamiento con fuerzas especiales. Desde el Liceo indican que ellos habían realizado dos tomas “fantasmas” para que escucharan sus demandas por los problemas internos y de infraestructura. Poco fructíferas, decidieron tomarse el liceo con las consecuencias mediáticas. “Nos sorprende y produce gracia el enfoque que le dieron los medios sobre los enfrentamientos y destrozos, cuando en éstos participaron activamente los carabineros”, dice un dirigente  del Borgoño. Un compañero agrega: “Cuando vinieron de limpieza municipal a llevarse lo que no servía, se llevaban mesas y sillas que ya estaban en mal estado y que eran parte de nuestro mobiliario cotidiano”.

Desde ahí cierta desconfianza de los alumnos frente a la prensa. Lo que se ha convertido en un denominador común de las movilizaciones, e incluso lo consideran un error a aprender de sus compañeros del 2006.  Cuidan lo que los medios filman, las fotografías que sacan y sus declaraciones. No les gusta el exceso de protagonismo, y si bien es cierto consideran necesario el rol de un vocero oficial, siempre prefieren firmar como alumno del liceo correspondiente. “Acá hay un trabajo en equipo, nos apoyamos; voceros hay, pero líderes somos todos. El bien común supera toda expectativa personal y partidista”, afirman desde el Borgoño.

Efecto en cadena.

Las inquietudes locales de cada establecimiento fueron las que dieron pie a las actuales movilizaciones, lo que permitió profundizar el debate, reflexionar y llegar a los que son los 4 ejes del petitorio y el cambio de la Constitución. Todos apoyan tales determinaciones y consideran vital informarse y estudiar. Tienen muy claro que con las autoridades locales se pueden resolver solo los problemas particulares, pero si no se profundiza en el fondo, la crisis de la educación seguirá.

En el caso del Inba fue por el retraso en las reparaciones; para el Benjamín Franklin, fue la poca preparación para insertarse en el mercado laboral. Les enseñan en máquinas de los años setenta, y cuando salen a trabajar se les exige estudios en tecnología de punta.

Para el Liceo de Aplicación, en cambio, fue algo diferente. Más allá de que existe una demora en las reparaciones de la casa central, el movimiento ahí se formó de otra manera. Desde el Gobierno Estudiantil Liceo Aplicación –Gela-, cuentan que la discusión empezó a raíz de los movimientos universitarios. Sin querer quedarse fuera de la coyuntura, una discusión de patio terminó en una toma y en un petitorio por el cambio de la Constitución a través de una Asamblea Constituyente. “Fue tan hermoso como caótico. Estaban todos nuestros compañeros debatiendo, participando, luchando por sus ideas. Había que ordenarnos, y lo hicimos”, relatan desde el Gela.

Empezaron estudiando la Ley General de Educación (Lege). Luego se formaron asambleas ordenadas, donde cada curso elegía un vocero; éste tenía que informar a sus compañeros y ser portavoz de sus inquietudes. Rápidamente se dieron cuenta de que la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (Loce) y la Lege eran lo mismo.  Comentan que solo se cambiaron tres numerales a la supuestamente derogada ley dicatorial, focalizando los artículos que abrían las puertas a la mercantilización de la educación, donde tan solo se incorporaron más requisitos.

“Es impresionante la capacidad organizativa que tienen”, afirma una apoderada. Forman comisiones de aseo, cocina, recolección de víveres y dinero, talleres informativos, artísticos. Todo rotativo y elegido en forma democrática. “Nos están dando una lección de civismo”, dice otro padre. Siempre hay adultos que vigilan las actividades de los alumnos del LdeA. “Acá el grueso de los apoderados y profesores los apoyamos”, comenta un tercero.

La Ley Angular.

Los alumnos organizados del Gela han analizado lúcidamente la actual Ley General de Educación. Al respecto, comentan: “Al estudiar bien la Lege nos dimos cuenta de que había una columna vertebral donde radican los problemas; la Ley Angular, como le pusimos, que era la Constitución, específicamente el capitulo 3, de derechos y deberes,  en su artículo 19 y en los incisos 10 y 11, que no son incisos, sino numerales donde el Estado no se hace cargo de la educación. Asume una postura de agente fiscalizador; no toma las riendas del problema, sino que meramente fiscaliza. No es un ente creador de la educación. Y Si fiscaliza, lo hace a los sostenedores, que a su vez tienen libertades”.

Aclarados y unificados los criterios, la postura se llevó a la Federación de Estudiantes Secundarios -Femes- donde fue acogido el cambio de la Constitución y se sumó a los 4 ejes del petitorio principal. Estos son: Desmunicipalización de la educación; Tarjeta Nacional Estudiantil gratuita para los 365 días del año; proyecto de infraestructura para los colegios dañados por el terremoto, y mejoras en las condiciones para los Liceos Técnicos Profesionales.

Aprobada la moción, y conscientes de su rol histórico, el Instituto Nacional -ya en toma por la estatización de la educación-, decide ser centro de operaciones y sede de la reunión en la Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios. Apoyan sin titubeos los 4 ejes y el cambio de la Constitución. A su vez, ayudan con información a los liceos de las periferias y de regiones. Porque saben que, sin ellos, el movimiento no toma fuerza. Y a pesar de estar al tanto de las amenazas de desalojo, “las tomas y las movilizaciones siguen”, afirman desde el Nacional.

Por último, los secundarios coinciden: “Es fácil tomarse los colegios, pero saber las cosas es lo que les da fuerza a los movimientos. Eso es lo que entendemos nosotros.  Buscamos cambios reales y profundos; no nos sentaremos con personas que quieren debilitar el movimiento.” 

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