Por estos días grises, convulsionados, agitados por la legitima protesta ciudadana, que vuelve luminosos los días grises, recuerdo la letra de aquella canción “…y porque para usted la dignidad del hombre es más alta que el pan, más alta que la gloria, más alta que la propia supervivencia.”
No sé que habrá pasado por la cabeza del Dr. Claudio Vallejos Olavarría, cuando la historia el 9 de mayo del 2011 golpeó las puertas del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y le exigió conocer su decisión, en forma pública, aprobando o rechazando la construcción de cinco represas en los ríos Baker y Pascua, que inundarán cerca de seis mil hectáreas, construcción de una línea de transmisión de cerca de
Imposible saber que pensaba aquel día memorable el Dr. Vallejos. Es como querer saber lo que piensan los suicidas antes de bajar el interruptor de sus vidas. Pero el Dr. Claudio Vallejos Olavarría no es un suicida –aunque los defensores del Proyecto hablen de “suicidio político- y, por lo demás, sobrevivió al hecho. Tuve la oportunidad de encontrarlo hace unos días. Al preguntarle las razones simplemente me contestó “voté en conciencia” No conforme con esa respuesta. De por sí una épica y ética respuesta. Si alguien vota en conciencia es meritorio, pues será esta la que, en definitiva, a lo largo de su vida, cuando este Gobierno sea un mal recuerdo del daño ambiental, hayan desaparecido los honores del cargo, la investidura y todas las fastuosidades burocráticas que marean a más de alguno o alguna, la conciencia será el juez final. Busqué sus declaraciones a la prensa radial. Encontré una mayor riqueza en aquello que señaló a los medios. Encontré que el Dr. Vallejos votó rechazando el proyecto asilándose en razones de orden sanitario, de salud pública. El multitudinario ingreso de gente a esta frágil región importa los riesgos de enfermedades que pone en jaque a toda la infraestructura sanitaria regional. Un argumento realista, sólido, ético. Además jurídico. Sí, jurídico. El bien jurídico superior que protege
Esa sola respuesta basta para mandar al tacho de las cosas inservibles los argumentos y razonamientos de los que votaron alineados y obsecuentes aprobando el Proyecto de Construcción de 5 Represas y torres gigantes de alta tensión. ¡Qué gran gesto el suyo Doctor! Con una simple respuesta –conciencia y compromiso ético de velar por la salud de la población de Aysén- marcó para siempre una línea divisoria con el voto de sus colegas de
Incluso, aunque las represas en definitiva no se construyan –vienen las grandes batallas legales en Cortes nacionales como extranjeras “ahí veremos cuántos pares son tres moscas” me dijo un patagón de tomo y lomo- las futuras generaciones recordarán el gesto sencillo, directo y digno de un médico que supo decir NO dando dos razones: “conciencia y deber ético de velar por la salud de la población de Aysén”
El resto de autoridades serán recordadas, pese a laberínticos y elaborados informes, torpes argumentos en algunos casos, como los que pusieron sus nombres muy por debajo de aquella canción que cada día cobra más fuerza en las movilizaciones ciudadanas: “La dignidad del hombre es más alta que el pan, más alta que la gloria, más alta que la propia supervivencia.”
Por Rodrigo De Los Reyes Recabarren